Perritos calientes de autor

La repostera neoyorquina Christina Tosi adora el trampantojo culinario: es feliz al descubrir el sabor de una tarta casera camuflado, por ejemplo, en la textura de un helado. Por eso desde las cocinas del Momofuku Milk Bar (www.momofuku.com), en Nueva York, deconstruye sabores tan americanos como el del pastel de zanahoria y lo sirve en formato trufa, y le añade sabores de cereales y pretzel a los vasos de leche que han hecho populares sus establecimientos.

De sus maestros habla con entusiasmo, por eso recomienda visitar Wd-50 (www.wd-50.com), un restaurante del Lower East Side donde ella aprendió las técnicas reposteras que hoy domina. Sus cócteles inventivos y su cocina de técnicas sofisticadas le han valido tres estrellas en The New York Times y una de la Guía Michelin.

Tosi se muestra encantada al compartir su secreto favorito: los perritos calientes "de autor" que sirven en el Please Don't Tell (www.pdtnyc.com) del East Village. Chefs como David Humm, del restaurante Eleven Madison Park (www.elevenmadisonpark.com), o David Chang, de Momofuku (www.momofuku.com), han ideado hot-dogs para este bar al que se entra a través de la cabina de teléfonos situada dentro de un viejo local de perritos calientes llamado Crif Dogs.

Fanática de los dulces, admira al chef repostero Brooks Headley, que hornea sus creaciones en Del Posto (www.delposto.com), un restaurante en el que se puede acudir únicamente a degustar sus postres. "Brooks nos hace creer que elabora recetas rústicas italianas, pero realmente sus ideas son muy sofisticadas: incorpora verduras a los postres y combina a la perfección lo dulce, lo ácido y lo salado".

Los ojos le hacen chiribitas al explicar lo que son los lobster rolls, un bocadillo de langosta típico de Nueva Inglaterra y aderezado con sal de apio. Por suerte, en Nueva York también se encuentran: sus favoritos son los que elaboran en el pequeño local Lukes Lobster (www.lukeslobster.com), cuyo dueño es hijo de pescadores de Maine y sabe lo que se trae entre manos.

Sería difícil decantarse por un restaurante latino en Nueva York, pero Tosi elige sin dudarlo las suculentas variantes de arepas que sirven en Caracas (www.caracasarepabar.com), de nuevo un local diminuto pero lleno de sabor, con sucursales en el East Village y en Williamsburg.