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Blogs / El Viajero
El blog de viajes
Por Paco Nadal

¿Cuánto contamina un turista?

En 2019 la actividad turística en su conjunto emitió 665 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera. Un 8% del total de emisiones de efecto invernadero. Un reciente encuentro en Canarias abordó el fenómeno y los efectos del cambio climático en ecosistemas frágiles, como son las islas

Pixabay
Paco Nadal

Tuve el honor de presentar y moderar el foro Conversa, turismo y cambio climático en Canarias, que se celebró el pasado martes en Tenerife organizado por la Cadena SER Canarias. El foro se centró en la casuística de islas como Canarias, que son entornos singulares y muy frágiles ante el cambio climático. Pero los datos —en algunos casos, demoledores— aportados por los 15 expertos participantes serían exportables a otros territorios. Por eso he querido traer aquí algunas de las ideas que surgieron en las mesas redondas y ponencias. Al fin y al cabo, y aunque a algunos les escueza, todos somos turistas.

Las islas son entornos especialmente vulnerables por su dependencia del exterior para todo: para conseguir energía o alimentos, para salir o entrar (avión o barco) y para su monoindustria: el turismo de sol y playa, al que una subida del mar de solo un metro representaría un tsunami económico. Canarias en este aspecto es un caso de éxito sin paragón, que se estudia en las escuelas de negocios: en 1955 llegaron 39.500 turistas; en el quinquenio 2015-1019 lo hicieron 13,5 millones cada año. Un ascenso del 34.000%. Canarias recibe más turistas que Chile, Brasil y Argentina juntos. Un éxito tan demoledor como los riesgos que lleva aparejados.

Pedro Dorta, catedrático de Geografía Física de la Universidad de la Laguna, aportaba un dato contrastado con mediciones científicas: en los últimos 800.000 años el nivel de CO2 en la atmósfera siempre osciló entre 180 y 300 partes por millón (ppm). Nunca se rebasó —repito, en 800.000 años— este tope de 300 ppm. En la actualidad la cantidad es de 417 ppm, cifra jamás alcanzada ni tan siquiera en el Holoceno, la última y actual época del Cuaternario, en la que los sapiens ya desarrollábamos la agricultura y la ganadería. La emisión excesiva de gases de efecto invernadero es, por tanto, una realidad incuestionable.

A escala global, los 1.400 millones de turistas que se movieron por el mundo antes de la pandemia generamos 665 millones de toneladas de CO2, según la Organización Mundial del Turismo. Suponen el 8% del total de emisiones del ser humano, bien es cierto que por debajo de otros sectores no tan inocuos como algunos creen como la industria cárnica y láctea, que pasa del 14%. De seguir así, esa cifra de emisiones achacables al turismo se incrementará en un 8% anual en la próxima década. Y el número de turistas alcanzará los 1.800 millones en 2030.

PIXABAY

El gran problema del turismo como sector contaminante es el avión. El transporte representa el 75% del total de las emisiones que genera el turismo. Y de ese 75%, casi la mitad es debido al transporte aéreo. Es cierto que los aviones son cada vez más eficientes y ya gastan un 20% menos que hace un lustro. Pero el incremento del número de aparatos y la cada vez mayor demanda anulan ese efecto beneficioso. La esperanza está puesta en combustibles de origen no fósil que emitan menos o nada de CO2. Pero en ese sentido, Leticia Ortega, responsable del control de conformidad de la aerolínea Binter Canarias, ponente también en el foro, fue muy concluyente: ese tipo de combustibles ni están ni se les esperan. No al menos en un plazo de 10 a 15 años.

En 2017 hubo 3.700 millones de viajes en avión, pero se calcula que en 2039 serán 8.000 millones los viajes en transporte aéreo. En el caso de Canarias, siempre según datos aportados por el profesor Dorta, operan 50 compañías, desde 80 destinos diferentes y con 400.000 operaciones anuales. Representa una quinta parte de todos los vuelos que operan en el espacio aéreo español. La huella de carbono de cada uno de esos pasajeros, es decir, su contribución al CO2 que emite su vuelo, es de 0,47 toneladas por viaje (de media y para pasajeros provenientes del Reino Unido o Alemania, los dos principales focos emisores). Una cantidad respetable si lo multiplicamos por el número de pasajeros anuales con destino Canarias. Dorta fue muy concreto para visualizar lo que contamina un turista en avión: esa huella de carbono para un vuelo de Europa a Praia, capital de Cabo Verde, es de 0,60 toneladas. La misma cantidad que emite un ciudadano de Cabo Verde que no salga de su país en todo un año.

Si a todo esto añadimos que, al año, solo entre el 2 y 4% de la población mundial hace turismo en avión, la pregunta es: ¿hay solución? Para el catedrático Dorta hay soluciones parciales, como reducir al máximo los viajes en avión donde haya posibilidad de usar el tren o alargar las estancias, no hacer vuelos largos para estancias cortas. Pero, sobre todo, la solución para él es decrecer: “Decrecer para poder seguir viviendo igual, porque si seguimos creciendo no podremos hacerlo”.

Hay posiciones más optimistas. Un estudio encargado por Endesa a la consultora Deloitte sobre la posible total descarbonización de territorios no peninsulares —el caso de Canarias— y presentado en octubre de 2020 concluía que si se instalan 11 GW de energías renovables (75% fotovoltaico, 25% eólico) y un almacenamiento de 25 GWh mediante baterías de hidrógeno más otros 500 GWh de respaldo estacional se podría descarbonizar por completo en 2040 los dos focos de mayor contaminación del archipiélago, que son el transporte aéreo y la generación de electricidad mediante centrales térmicas. Es una tecnología que ya existe y que es aplicable de inmediato (y podría compensar la aportación al efecto invernadero de la aeronáutica mientras que no aparezcan esos anhelados combustibles de nueva generación).

Para ello harían falta 14.000 hectáreas de placas solares o aerogeneradores. Una cifra que parece enorme pero que no lo es: representa solo el 1,9% de la superficie total del archipiélago. O el 15% de la superficie cultivable abandonada. Las infraestructuras turísticas ocupan ahora el 4% del total de la superficie.

Los datos no estarían completos sin estos otros: el turismo es una de las industrias más importantes del mundo. Genera millones de puestos de trabajo, además de 1.700 millones de dólares estadounidenses en ingresos por exportaciones, que representa el 28% de las exportaciones mundiales de servicios, según la OMT. En Canarias, por ejemplo, es el 35% de su PIB.

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