¿Por qué ir al Ártico a fotografiarlo?
El fotógrafo David Rocaberti explica en su nuevo libro la fascinación que siente por los parajes helados y detalla un completo manual práctico para quienes quieran viajar a ellos y retratarlos
La pregunta se la hace el fotógrafo David Rocaberti (Madrid, 1973) a sí mismo en Ártico, fotografiar aventuras y grandes viajes, un libro lleno de imágenes sugerentes de esos territorios que acaba de publicar en la editorial Photo Club. A dar respuesta a esa cuita dedica las 269 páginas de la obra, que podrían resumirse en una sola de sus frases: “Porque la luz en aquellas latitudes es simplemente maravillosa”. Y un fotógrafo no es más que eso, un cazador de luces.
David Rocaberti viajó por primera vez por encima del Círculo Polar Ártico en 2015. Una aventura más dentro de su trayectoria como fotógrafo profesional de publicidad de viajes. Lo que él no sabía en ese momento era que el Ártico le iba a cautivar. Era verano y la luz y los paisajes de Islandia le dejaron absorto. Pensó que si en esas condiciones benévolas las regiones árticas eran subyugantes, en pleno invierno deberían de ser un nirvana para un creador de instantáneas. Desde entonces ha vuelto cinco veces a Islandia, Noruega y Suecia, siempre por encima de esa raya imaginaria del Círculo Polar y en invierno. Viajes en los que ha aprendido a captar esas luces casi fantasmagóricas, a moverse por un territorio altamente civilizado pero hostil en esas condiciones, a proteger el equipo de las inclemencias del tiempo y, muy en especial, a meter en píxeles ese maravilloso y fugaz fenómeno meteorológico que son las auroras boreales, objeto de deseo de miles de viajeros que se desplazan a zonas árticas con la única intención de verlas, y que, si lo consiguen, se dan cuenta tarde de cuán difícil es captarlas con una cámara.
Todo ese aprendizaje es el que vuelca Rocaberti en este libro de lectura obligada si te gustan los viajes —no solo al frío— y la fotografía. Uno de sus consejos es que antes de llegar al destino rastreemos en redes sociales y publicaciones impresas “el trabajo de otros fotógrafos que hayan estado antes que nosotros e identificar los patrones repetidos una y otra vez para evitar hacer lo mismo”. Y es que uno de los males de la sociedad de internet es el bombardeo continuo de impactos visuales a los que estamos sometidos. Para un fotógrafo es hoy mucho más difícil que hace unas décadas imprimir un carácter personal a su trabajo porque es fácil dejarse contaminar, aún sin querer, por esa sobreexposición de imágenes.
A lo largo del libro se hace mucho hincapié en la luz. La fotografía es luz. Y Rocaberti recuerda que esa es la misión número uno de un fotógrafo de viajes, sea en el Ártico o en el Sáhara: buscar la luz adecuada: “Nuestra misión como fotógrafos de viajes es clara: no queremos fotografiar un determinado sitio; lo que realmente deseamos son fotografías de ese sitio bajo las mejores condiciones de luz posibles. En la fotografía de viajes, el momento decisivo teorizado por mi admirado Henri Cartier-Bresson viene dado fundamentalmente por la luz”.
Ártico, fotografiar aventuras y grandes viajes no es solo una publicación para fotógrafos. Es también un manual de viaje por zonas remotas del Ártico en el que el autor explica en los primeros capítulos cómo prepararlo, la forma de moverse por esos territorios, cómo buscar alojamiento, la indumentaria necesaria o el equipo fotográfico más adecuado para este tipo de trabajos.
Otro capítulo está dedicado a las auroras boreales y cómo fotografiarlas. Los siguientes, en formato de diario de viajes, los emplea para narrar sus aventuras por diversas zonas árticas y explicar cómo hizo las fotos que ilustran la obra.
En resumen: un libro para aprender a viajar y fotografiar espacios abiertos y fríos. Pero, sobre todo, un libro con imágenes maravillosas de un profesional que ha aprendido a captar esa luz extraña del Ártico como nadie.
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