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Las huellas de la violencia en Nigeria La violencia deja huellas profundas, a menudo casi imposibles de borrar. La fotógrafa nigeriana Etinosa Yvonne retrata a las víctimas de atrocidades en su país, donde conflictos étnicos y religiosos y grupos terroristas como Boko Haram han causado un sinfín de muertes y desplazados. Julius Bature (29 años. Jos, Plateau, Nigeria) “Días antes de que me atacaran, escuché que miembros del Sara Suka se encontraban en la ciudad. Como de costumbre, estaban agrediendo a gente. Unos días después fui atacado. Me apuñalaron y me dieron por muerto. Por suerte, sobreviví. Desde el ataque nunca me quedo hasta tarde en la calle por miedo. Ojalá hubiera visto sus caras. A veces tengo pensamientos negativos, ganas de matarlos. No puedo sacarme aquella noche de la cabeza. Simplemente no puedo” . Sara Suka, nombre que significa literalmente apuñalar y cortar, es una banda criminal que se originó al norte de Nigeria. La fotógrafa y artista visual Etinosa Yvonne (Nigeria, 1989) presentará este trabajo en la edición número 15 de Getxophoto Festival Internacional de Imagen, que se celebrará del 1 al 26 de septiembre en la localidad vizcaína de Getxo.Etinosa Yvonne Jimoh Boton (35 años. Lagos, Nigeria) “Fui a pescar y cuando regresé vi un espeso humo. Mi casa había sido incendiada. Cuatro de mis hijos sufrieron quemaduras y tuvieron que ser ingresados durante un mes en el hospital. La tienda de mi esposa tampoco se salvó. Yo era un pescador próspero, pero todo cambió aquel día. A veces quisiera morirme. Apenas puedo cuidar de mí y de mis hijos. Perdí todo. No soy feliz”. En 2016 algunos miembros de la etnia minoritaria egun tuvieron que huir de sus hogares cuando la élite yoruba, respaldada por el gobierno, se apoderó de sus tierras en Otodo Gbame, en Lagos. El conflicto causó la muerte de al menos 11 niños.Llevo desde 2018 trabajando con víctimas de distintas atrocidades cometidas en Nigeria. Quería indagar en los mecanismos de supervivencia de quienes han sufrido actos de terrorismo en situaciones extremas de conflicto y crueldad. A pesar de que algunas de estas personas encuentran una forma de reconstruir su existencia y adaptarse a sus nuevas vidas, otras muchas jamás llegan siquiera a poder hablar de su experiencia. Así, la idea de pasar página puede considerarse una especie de laberinto, ya que, en muchas ocasiones, los afectados se encuentran atrapados en su propio pasado mientras intentan empezar de cero. Etinosa Yvonne Rose Yusuf (55 años. Jos, Plateau, Nigeria) “Solía ser la perfecta gran mujer nigeriana. Aunque era viuda, me iba muy bien. Tenía una tienda grande de productos de alimentación. En 2008 estalló una crisis y perdí todo” . En los últimos 10 años, el Estado de Plateau, en la parte centro-norte de Nigeria, ha sido testigo de una serie de conflictos violentos con un trasfondo religioso. Antes había sido uno de los Estados más pacíficos del país, con una economía próspera.Muchos padecen depresión o estrés postraumático. Otros buscan consuelo en la religión. Empecé este proyecto, que he titulado It’s All In My Head (todo está en mi cabeza), para llamar la atención de la sociedad sobre la necesidad de dar ayuda psicológica a este colectivo. Exploro cómo luchan por seguir adelante utilizando retratos con distintas capas (imagen, texto y vídeo) de estos supervivientes y de las cosas que hacen para avanzar… o volver atrás.Etinosa Yvonne Ibrahim Yubril (45 años. Kaduna, Nigeria) “Estaba en casa con mi familia cuando recibí, a medianoche, una llamada del vecino de mi prima. Me dijo que mi primo había sido asesinado a golpes mientras dormía. Al amanecer, corrí a su casa para enterrarlo según los ritos islámicos. Dos semanas después perdí a otro primo. Fueron asesinados injustamente. Me entristece, me entristece…”. En 2018 renació el conflicto étnico-religioso en Kasuwan Magani, en el área de Kajuru del Estado de Kaduna.Etinosa Yvonne Hajara Abubakar (24 años. Borno, Nigeria) “En 2017 dejé Borno y me fui a la ciudad de Abuya. Antes, durante unos meses viví en el mismo pueblo que los combatientes de Boko Haram. Una vez pasé 15 días sin comer porque estaba escondida. Vi muchos cadáveres. Viví un infierno y no puedo sacármelo de la cabeza. Boko Haram es lo peor que me ha pasado”. Boko Haram es un grupo terrorista yihadista fundado en 2002 al norte de Nigeria. Según un reciente informe de Naciones Unidas, ha causado directamente la muerte de 35.000 personas en los Estados de Borno, Adamawa y Yobe desde 2009.Etinosa Yvonne Abdul-Razak Salisu (27 años. Kaduna, Nigeria) “Estaba charlando con unos amigos cuando vimos gente que venía corriendo desde el mercado. Mi madre y mi hermana llegaron llorando; me dijeron que mi hermano había sido apuñalado. Corrí a verlo al hospital. Cuando llegué, estaba inconsciente. Nos remitieron a otro hospital, donde me dijeron que había muerto. Temo que los atacantes vuelvan porque nadie ha sido arrestado. No se ha hecho justicia”. El conflicto étnico-religioso en Kasuwan Magani, en el área de Kajuru, en Kaduna, activo desde la década de 1980, revivió en 2018.Etinosa Yvonne Fadimatu Dahiru (80 años. Adamawa, Nigeria) “Estaba postrada en la cama cuando los insurgentes atacaron, por lo que mi hija y yo nos quedamos. Los insurgentes tomaron el control de nuestra comunidad. Cuando los combatientes de Boko Haram intercambiaron disparos con los militares, nos escondimos. Hicimos lo mismo cuando hubo ataques aéreos de parte de los militares. Vivimos con ellos durante siete meses. No fue una experiencia agradable. Aunque los militares los echaron, todavía temo que vuelvan. Rezo para poder sacarme todo aquello de la cabeza”. Etinosa Yvonne Talatu Ezra (30 años. Adamawa, Nigeria) “Cuando Boko Haram atacó nuestra comunidad, mi familia y yo intentamos escapar. Pero nuestro coche fue atacado por los insurgentes. Nos dispararon. Mi hijo mayor y el conductor murieron. Nos llevaron a la fuerza al monte, donde pasamos cuatro años. Fuimos utilizados como escudos humanos. Perdí a otro hijo en un ataque con bombas. En 2018 logramos escapar. Encontramos a unos militares que nos rescataron. Estoy feliz de haber salido con vida, aunque nada sea ya como antes. Doy gracias de haber reencontrado a mis padres con vida porque pensé que también habían muerto”. Etinosa Yvonne Umaru Adamu (57 años. Borno, Nigeria) “La comida nunca había sido un problema cuando vivía en Borno. Yo era granjero, y con la cosecha podía almacenar alimento suficiente para mí y mi familia durante un año. Lo que sobraba lo vendía. Desde que vivo en el campamento de desplazados de Abuya, todo ha sido difícil. Vivo como un mendigo. Apenas puedo cuidar de mi familia. Anhelo volver a casa, pero no puedo porque la situación en cuanto a la seguridad no ha mejorado. Honestamente, llevo mucho tiempo sin ser feliz. Todavía estoy tratando de adaptarme y aceptar todo lo que ha sucedido. No es fácil”. Etinosa Yvonne Deborah Danjuma (40 años. Kaduna, Nigeria) “Cuando mi comunidad fue atacada por pastores en 2017, mi familia y yo huimos a una comunidad cercana. Regresamos un año y tres meses después. En octubre de 2018, mi esposo fue al monte, pero no volvió. Días después encontraron su cuerpo sin vida. Lo habían apuñalado y lo dejaron morir. Ahora tengo que luchar para mantener a mi familia. Tengo siete hijos. Extraño a mi marido todos los días”. El 24 de diciembre de 2016, un grupo de pastores atacaron la aldea de Goska en Jema’a, en el Estado de Kaduna. A pesar de la presencia militar en la zona, en la comunidad casi todos los años ha habido asesinatos cometidos por supuestos pastores.Etinosa Yvonne Saleh Adams
(45 años. Jos, Nigeria)
“Durante la crisis de 2001
saquearon mi tienda. Perdí todas
mis herramientas de costura.
Meses después, comencé de
nuevo. Pero durante la crisis
de 2008 la tienda se quemó.
Decidí quedarme inactivo, pero
mis clientes me animaron a
empezar de nuevo. Cosa que
hice en 2014. Perdí mucho, pero
trato de no pensar demasiado
en ello. Siempre he sido sastre,
es lo que sé hacer bien”. Etinosa Yvonne