10 fotosUsar el agua como arma de guerraLos ataques contra las instalaciones de agua y saneamiento en los conflictos armados ponen en riesgo la vida de 48 millones de niños y niega a ellos y sus familias el acceso a servicios esencialesBelén HernándezMadrid - 02 jun 2021 - 08:03CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceLa sociedad civil sigue siendo la gran perdedora en todos los conflictos armados. Y el agua se sigue usando como botín de guerra. Los ataques contra las instalaciones de agua y saneamiento continúan poniendo en riesgo la vida de millones de niños y niñas, y les niega a ellos y sus familias el acceso a servicios esenciales, alerta un informe de Unicef publicado en mayo de 2021. En Siria, donde la guerra dura ya una década, las interrupciones en el suministro son frecuentes. En la imagen, una niña acarrea varios bidones para llenarlos en una calle de Alepo.Romenzi (UNICEF)En los nueve países que se analizan en el informe 'El agua bajo el fuego 3: Ataques contra los servicios de agua y saneamiento en conflictos armados y los impactos en los niños' se estima que casi 48 millones de personas necesitan servicios de agua potable y saneamiento. En la imagen, Zahraa y Mahmood, dos niños de Mosul, ahora desplazados en el campamento de Khazer, se refrescan en uno de los grifos de agua instalados por la agencia humanitaria.Rfaat (UNICEF)“El acceso al agua es un medio de supervivencia que nunca debe usarse como una táctica de guerra”, expresa el director de Programas de Emergencia de Unicef, Manuel Fontaine. “Los ataques contra la infraestructura de agua y saneamiento son ataques contra los niños. Cuando el flujo de agua se detiene, enfermedades como el cólera y la diarrea pueden propagarse como un incendio forestal, a menudo con consecuencias fatales", añade. En la imagen, dos niñas nigerianas refugiadas en Chad después de los ataques del grupo terrorista Boko Haram.Sokhin (UNICEF)Desde 2019, el Estado de Palestina ha sido testigo de 95 ataques contra 142 infraestructuras de agua y saneamiento. Más de 1,6 millones de personas viven sin acceso a estos servicios básicos. Como esta niña, que utiliza una carretilla de mano para transportar bidones llenos de agua, en la ciudad de Rafah, en el sur de Gaza.El Baba (UNICEF)En los países en situación inestable, y según los últimos datos, los niños menores de cinco años tienen 20 veces más probabilidades de morir debido a enfermedades diarreicas que a la violencia. A su vez, los pequeños que viven en países extremadamente frágiles tienen una situación más de ocho veces peor en los indicadores de agua, saneamiento e higiene que los nacidos en contextos estables y protegidos. En la imagen, los desplazados internos recogen agua en el campamento de Elevage en Bambari, en la República Centroafricana.Gilbertson VII Photo (UNICEF)"Los niños y las familias a menudo se ven obligados a salir en busca de agua, lo que los expone, en particular a las niñas, a un mayor riesgo de sufrir daños y violencia", explica Manuel Fontaine. En la República Centroafricana, país que ha visto destruida gran parte de la infraestructura de agua y saneamiento, miles de sus habitantes tuvieron que huir. En la imagen, una niña y una mujer llenan sus bidones en un pozo recién construido en un campamento para personas desplazadas en Kabo, en la prefectura de Ouham.Grarup (UNICEF)Yemen, que lleva ya más de cinco años de conflicto, sufrió 122 ataques aéreos contra sus infraestructuras entre marzo de 2015 y febrero de 2021. Alrededor de 15,4 millones de personas necesitan agua potable y saneamiento urgentemente, ya que la epidemia de cólera sigue enfermando a miles de niños cada semana. En la imagen, un grupo de niños se abastece en uno de los puntos de distribución de la región de Al-Dhalie.Alzekri (UNICEF)La región de Borno, al noreste de Nigeria, es el epicentro de los ataques terroristas de Boko Haram, y también una zona donde el cólera es endémico. Además, después de las fuertes lluvias, los desplazados internos por el conflicto se enfrentan a las inundaciones en el campamento de Teachers Village, en Maiduguri. En la imagen, una niña lleva agua a casa en un bidón sobre su cabeza.Nwakalor (UNICEF)Muchos niños que viven en países en conflicto han asimilado que una de sus tareas diarias es la de ir a por agua. "Me despierto, limpio, tomo un té con maní y voy a la escuela. [...] Una vez terminadas las clases, llego a casa y ayudo con las tareas del hogar. Voy a recoger agua cuando no hay adultos cerca". Sana Ibrahim Abdel Rehman, de nueve años, ayuda a su hermana Amina, de 24, a descargar bidones en su casa en el campamento de desplazados internos de Abu Shouk, en Darfur del Norte, Sudán.Noorani (UNICEF)Dasha, de ocho años, junto con su hermana Katia, se mudaron a Pavlopil, donde ahora viven con su abuela, Valentyna. “Nos bañamos en el patio, nos sumergimos en un balde”, dice la hermana mayor, describiendo su nueva vida en el pueblo. El este de Ucrania ha sufrido cuatro ataques contra sus infraestructuras de agua desde principios de año, que se suman a los 380 registrados desde 2017. Unos 3,2 millones de personas necesitan servicios esenciales.Filippov (UNICEF)