La biblioteca como caja de pandora
El estudio JKMM, autores del Museo Nacional de Finlandia y del Museo Amox Rex de Helsinki, ha inaugurado en Kirkkonummi un edificio nuevo que es también 'viejo': una biblioteca que además es un centro social que habla de tú a tú a la iglesia medieval vecina
Hace ya décadas que una biblioteca dejó de ser un lugar para leer libros —y no digamos solo para guardarlos— para convertirse en un espacio en el que activar personas. Allí los libros —por supuesto— pero también la luz y, sobre todo, el descubrimiento juegan un papel fundamental. En Kirkkonummi, cerca de Helsinki, la antigua sala de lectura —un edificio de hormigón que databa de los años ochenta— ha doblado su tamaño y ha sufrido una transformación radical. Se ha convertido en un icono inesperado. Más que sorprender desde su forma —una gran caja panelada de tiras de cobre— lo hace desde el contraste que opone la claridad interior con el delicado y rotundo cerramiento exterior.
La ciudad de Kirkkonummi creció en torno a una iglesia medieval que sigue ocupando el centro de la villa junto al mercado y la biblioteca. Más allá de los comercios, los tres edificios conforman el espacio cívico de sus 40.000 habitantes, por eso cuando al estudio JKMM les pidieron que remodelaran la biblioteca, optaron por enfatizar la unión entre las piezas: era necesario saludar a la iglesia, y participar del mercado dejándole espacio libre. Hoy, una terraza cubierta mira hacia el templo desde las salas de lectura. Es el ojo de un edificio que, forrado de bronce como un cofre, encierra un espacio de luz, relaciones sociales, descubrimiento y ventanas al mundo.
Más allá de los libros, y los ordenadores, en la Biblioteca Fyyri hay estancias para niños, habitaciones que funcionan como un club social para los jóvenes, salas de exposición y una cafetería en la que se pueden leer los periódicos y las revistas del centro. Todo eso se hace con luz, con mucha luz —la especialidad de JKMM— con esa manera que tienen los nórdicos de diseñar para atrapar los rayos del sol como el bien escaso que son.
Los factores que ayudan a aprovechar la luz son: los espacios despejados —una gran sala de lectura libre de columnas—, la utilización del color blanco en paredes, suelos y techos y los huecos —tragaluces y ventanales— bien ubicados. El mobiliario ha sido diseñado —y colocado— para completar la arquitectura, a favor del diseño. Sin interrumpir espacialmente las estancias, esta decisión no solo une el trabajo de diseñadores y arquitectos, también consolida la unidad del edificio y confiere fluidez al espacio interior.
Las bibliotecas, y los museos, son una de las especialidades de este estudio —con más de 100 arquitectos— desde que, en 2007 concluyeron la biblioteca de la ciudad de Turku. En espera de inaugurar el Museo Nacional de Finlandia, JKMM completó hace dos años el inspirador Museo Amos Rex, todo un ejercicio en el manejo de la luz y el espacio público.
Teemu Kurkela socio fundador de JKMM lo resume así: "El objetivo fundamental de una biblioteca actual es unir a la gente. Por eso para los finlandeses son lugares de encuentro”. Una caja de pandora esconde ese milagro.
Babelia
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