Lufti Shaziu, de 64 años, en el sofá del cuarto de estar de su casa en el pueblo de Studenichani, en las afueras de Skopje, donde nació y creció. Shaziu trabajó 36 años en la fábrica de OHIS de la capital. La empresa, de mayoría estatal, llegó a tener cinco fábricas de productos de limpieza, insecticidas, pesticidas y cosméticos que se vendían en todos los Balcanes.
Shaziu salía por la mañana y volvía a casa a última hora de la tarde. Trabajaba con agentes químicos peligrosos sin saberlo y sin la preparación ni los medios adecuados. Ignoraba el nivel de toxicidad del ambiente, pero recuerda que salía mucho polvo de las chimeneas y los pájaros muertos en los tejados. Con los años, entre el 70 y el 80% de sus compañeros han padecido graves problemas de salud, y muchos han muerto.
Actualmente, la planta de OHIS está abandonada. De ella quedan grandes cantidades de residuos y vertederos contaminados al aire libre. Según la ONG Ekosvest, la fábrica disponía de instalaciones para producir ácido clorhídrico utilizando electrodos de mercurio. Durante el proceso, se emitía al aire mercurio que se depositaba cerca de la factoría y contaminaba la zona. El complejo OHIS encabeza la lista de los 16 puntos ambientales más críticos de Macedonia del Norte elaborada por Trajce Stafilov, del Instituto de Química de Skopje.