Javier Bardem es cubano (en el cine): ¿una polémica?
Nuevas críticas contra la infrarrepresentación de los latinos en la industria del cine y la televisión
Aaron Sorkin anunció hace poco el reparto definitivo de una película de la que lleva años hablando, un biopic de Lucille Ball y Desi Arnaz, la pareja creadora del éxito televisivo I Love Lucy. De entrada, el casting no ha gustado por varios motivos. Para Lucy, con esos ojos chiribiteros de comedianta, no parece encajar mucho la habitualmente hierática Nicole Kidman. Lo de Javier Bardem, en cambio, va por otro lado. En cuanto se supo que sería él quien interpretaría al cubano-americano Arnaz, un director de orquesta de la cantera de Xavier Cugat que se hizo famoso con el papel de Ricky Ricardo en la serie de su esposa, Twitter se llenó de opiniones indignadas por el hecho de que un actor español hiciera de cubano.
“Tantos actores latinos intentando triunfar en Hollywood encasillados en papeles de cholos y van y fichan a Javier Bardem”, comentó un usuario. Un artículo de la periodista Lyra Hale en el medio digital The Mary Sue empezaba así: “Cuando era pequeña, pensaba que actores como Javier Bardem y Penélope Cruz representaban el aspecto de los latinos. No veía a mi alrededor gente con esa pinta, pero siempre pensé que me estaba perdiendo algún tipo de tierra mágica en la que los latinos tenían ese aspecto. No fue hasta que crecí que me di cuenta de que ninguno de los dos es latino. Son españoles. Me mintieron ellos y me mintió Hollywood”.
No es en absoluto la primera vez que Bardem interpreta a un cubano. Le nominaron al Oscar por hacer de Reinaldo Arenas en Antes que anochezca, pero eso fue hace más de 20 años. En el cine también ha sido colombiano o brasileño. Hasta ahora, los intérpretes de habla hispana servían para un roto y un descosido en la industria del entretenimiento, y la cortesía se extendía a cualquiera nacido al sur de Tijuana: el brasileño Wagner Moura tuvo que aprender español para encabezar el reparto plurinacional de Narcos.
Quienes critican la elección de Bardem, sin embargo, creen que el actor comete el mismo apropiacionismo cultural que Emma Stone cuando hizo de medio china en Aloha o Angelina Jolie cuando se puso una peluca rizada y maquillaje oscuro para hacer de Mariane Pearl, de ascendencia china y afrocubana, en Un corazón invencible. Es ofensivo que un colonizador usurpe la representación del colonizado, dicen, lo cual lleva a preguntarse si tampoco los británicos podrán interpretar a norteamericanos, como llevan media vida haciendo Christian Bale, Kate Winslet, Daniel Day-Lewis, Idris Elba y demás.
El movimiento por los repartos culturalmente sensibles no puede ni debe ridiculizarse —¿tiene sentido que cada pocos años un hombre hetero se lleve el Oscar por hacer de mujer trans?— y es innegable que existe un grave problema de infrarrepresentación de los latinos, que alcanzan el 19% de la población, pero apenas llegan al 5% en los medios estadounidenses. Pero este es un caso especialmente fangoso. Al fin y al cabo, el propio Desiderio Arnaz y de Acha III, que apoyó sucesivamente a Eisenhower, Nixon y Ronald Reagan, hubiera recalcado que él no era precisamente un espalda mojada, sino el descendiente de una poderosa familia cubana de origen español, hijo, bisnieto y tataranieto de alcaldes y terratenientes.
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