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Yuquis o cómo librar batalla Tanto la llegada del nuevo coronavirus como las amenazas de los colonos a sus territorios, la tala ilegal, el narcotráfico y la desidia estatal constituyen un largo historial de violación de los derechos de los yuqui, que se resisten a perder su identidad Tanto la llegada del nuevo coronavirus como las amenazas de los colonos a sus territorios, la tala ilegal, el narcotráfico y la desidia estatal constituyen un largo historial de violación de los derechos de los yuqui, de los que solo quedan 360 miembros que residen en Bia Recuaté, una comunidad a cinco horas de Cochabamba, en Bolivia. En la imagen, Salomón Quispe, un pescador yuqui. Cada miembro de la comunidad tiene una especialidad; algunos son cazadores, otros, recolectores. Las mujeres generalmente realizan artesanías y otros como Salomón, se dedican a la pesca como actividad principal para alimentar a las familias. Carmen Isategua, cacique mayor y máxima autoridad de la comunidad yuqui, es la encargada de velar por el bienestar integral de la comunidad y, a la vez, defender el territorio de acciones ilegales de agentes externos. Leonardo Quispe, secretario de salud de la comunidad yuqui. Durante la pandemia el trabajo que realizaba habitualmente se triplicó. Se trataba de algo nuevo, de lo cual no tenían mucho conocimiento, pero han logrado frenarlo hasta el momento. Los elementos de bioseguridad en la comunidad yuqui tardaron en llegar, es por eso que optaron por la acción comunitaria de auto aislarse en sus casas, para evitar propagar más el virus de la covid-19. Un poblador yuqui ayuda a subir un cargamento de bananas recolectadas para poder venderlas en Cochabamba. Desde la llegada de la pandemia de la covid-19, la venta se redujo a un solo comprador que entra a Bia Recuaté una vez al mes. Oscar Ie Evay (65) es uno de los miembros de mayor edad de la comunidad yuqui. Subsiste de la caza, actividad en la que es gran experto. Los animales que cazan los yuquis son, generalmente, para consumo propio. En la foto se pueden observar las aves que cazó para su almuerzo. En una parte del territorio amazónico de Bia Recuaté se puede observar un espacio chaqueado y cerca una plantación de coca, que es una de las actividades rechazadas por el pueblo yuqui. El pueblo yuqui tiene una concepción muy diferente de la muerte. De acuerdo con su cosmovisión, la desaparición de algún familiar significa un dolor profundo para toda la comunidad. Una de sus costumbres es realizar ayuno aproximadamente por una semana, esto como muestra de luto. Y entierran a sus muertos en la parte de atrás de cada casa. Sector "chaqueado" o quemado para ampliar espacio de cultivo, dentro del territorio yuqui. Como medidas de bioseguridad y debido a la falta de sistemas de comunicación tecnológicos en el territorio yuqui, se optó por poner en los puntos de ingreso carteles, pidiendo el uso de barbijos. Según datos oficiales del Secretario de Salud de Bia Recuaté, Leandro Quispe, hasta finales del mes de octubre se habían registrado 19 casos positivos del nuevo coronavirus y un muerto en la comunidad. A fecha de enero no se conocen nuevos casos. La comunidad yuqui se encuentra en peligro de extinción con sus tan solo 360 habitantes. El estado de salud de sus pobladores se ha debilitado, ya que recientemente fueron afectados por una epidemia de tuberculosis. Aquella dejó muchos muertos y a la vez muchos huérfanos. Para estos niños y niñas la comunidad construyó un internado donde los pobladores se encargan de ellos. Para el pueblo yuqui es imperativo e importante la protección de su territorio de actividades ilícitas que puedan poner en riesgo a sus pobladores. Pero ante todo que puedan dañar de formas irreparables el ecosistema que los rodea y del cual han sido tradicionalmente protectores. Tres yuquis encuentran un árbol ilegalmente talado y laminado dentro de su territorio TCO yuqui -CIRI. El TCO consiste en 125.000 hectáreas y conviven al menos tres pueblos indígenas diferentes en él: los yuquis, los yuracarés y los trinitarios. Existen 298 TCO (ahora llamados TIOC) en Bolivia y representan casi el 25% de la amazonia boliviana. Bia Recuaté, que es el nombre de la comunidad que habita el pueblo yuqui, parece ser un lugar sin tiempo y con un movimiento constante. Es un territorio muy rico en flora y fauna que ellos protegen y valoran debidamente.