Biología a la venta
En el libro 'Maternidades S.A.', se analiza cómo el mandato patriarcal identificó maternidad y feminidad, convirtiendo a las mujeres en vasijas o cuerpos subalternos
Más de 1.000 bebés. Esa es la cifra que, cada año y según algunas asociaciones promotoras de la denominada gestación subrogada —vientres de alquiler— se adquieren en nuestro país mediante esta práctica. Frente al apresurado debate de aquellas posiciones que defienden su urgente legalización desde un relato emocional, Laura Nuño propone en su nuevo libro, Maternidades S.A., un debate sosegado y racional que pondere las implicaciones de su legalización en aspectos tales como la igualdad de género, la justicia social, el interés superior del menor o los límites del mercado, “si es que se pretende que tengan límite alguno”. En España, La Ley 14/2006 de 26 de mayo sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida determina que la filiación se determina por el parto.
Publicado por la editorial Catarata y prologado por la magistrada del Tribunal Constitucional María Luisa Balaguer, el texto recoge un clarificador recorrido sobre la construcción patriarcal de la maternidad, así como los datos y relatos que rodean al negocio de los vientres de alquiler. El libro se inicia con un oportuno análisis sobre la histórica enajenación de la capacidad reproductiva y sexual de las mujeres.
Analiza cómo el mandato patriarcal identificó maternidad y feminidad, convirtiendo a las mujeres en vasijas o cuerpos subalternos. Recoge, desde un punto de vista crítico reflexivo, como el mandato patriarcal de la maternidad ha adquirido tres fórmulas: extensiva, intensiva con apego y, ahora, comercial con desapego. Una diversificación que ignora el sincretismo que supone considerar la maternidad, según convenga, como un hecho trascendental o irrelevante en la vida e identidad de las mujeres.
Nuño analiza como esta última modalidad (comercial con desapego) representa un neocolonialismo reproductivo que ha encontrado un lucrativo nicho de negocio en un neoliberalismo emocional que transforma los deseos en derechos y las personas en medios o mercancías. Un mercado de los deseos que oculta, deliberadamente, que se lucra gracias a la rentabilización de la feminización de la pobreza y la jerarquía sexual.
Así, la gestación pretende convertirse en un nuevo modo de producción (el reproductivo) y una fórmula adicional de explotación y mercantilización del cuerpo de las mujeres enarbolando el mantra de su libre elección. Así, como concluye Balaguer en el prólogo, “el agudo análisis de Laura incide en la falacia de esa aparente libertad para levantar el velo de la mentira que tras esto se oculta”.
Maternidades S.A. desgrana de forma amena la regulación internacional y nacional en la materia, con especial atención a las implicaciones de las propuestas regulacionistas concretas en el contexto español. El libro concluye con un último epígrafe —¿Qué hay de cierto en los argumentos a favor de la legalización?—, donde debate y contrasta, a la luz de la razón, los argumentos en pro de su legalización.
Así, como concluye Laura Nuño “el relato pro-regulacionista presenta un escenario donde los deseos se convierten en derechos, los procesos biológicos en técnicas, la lotería genética en selección genética, las mujeres en medios, los bebés en mercancías, las clases sociales en clases genéticas, el feminismo en machismo y la defensa de los derechos humanos en paternalismo… Un emporio en expansión: Maternidades S.A., "gestaciones anonimizadas para una industria sin rostro”. En definitiva, una monografía que nos acerca de forma amena y aprehensible a una de las grandes batallas éticas a las que nos enfrentamos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.