Hombres y manicura, se acabaron los prejuicios: la nueva masculinidad pasa por pintarse las uñas
De Steven Tyler a Borja Iglesias, la laca de uñas gana adeptos año tras año. Analizamos las claves para entender la relación entre el esmalte y los hombres del siglo XXI
“Es una forma de concienciarme y luchar desde mi posición contra el racismo, pero creo que también me vienen bien contra la homofobia. Además, tengo que admitirte que me gustan”. Borja Iglesias, delantero del Real Betis, calló así la ristra de insultos y juicios sobre su orientación sexual que le dedicaron varios tuiteros al saltar al campo de entrenamiento con las uñas pintadas de negro. El gesto, que pretendía visibilizar la oleada antirracista vivida en las últimas semanas, no solo destapó la homofobia latente en el universo futbolístico, sino que evidenció los prejuicios que asoman a día de hoy con respecto a la manicura masculina. Un tabú –el de su carácter afeminado–, anacrónico y desmentido por todos los mitos de la masculinidad clásica que han tirado de esmalte en alguna ocasión.
“La tendencia es clara: cada vez hay más hombres haciéndose la manicura”, asegura Sami Azrak, fundador de la cadena de barberías Shave. Aunque la simple –es decir, la incolora– sea la más demandada, el empresario considera que ofertar este tratamiento en salones dirigidos al público masculino ha ayudado a que los clientes “pierdan la vergüenza y se sientan cómodos”. Algo más difícil en los nails bar tradicionales, considerados todavía por muchos como tierra hostil.
Desde luego, si la manicura –en todo el esplendor de la palabra– no ha fructificado en la moda masculina no es por falta de referentes. Hace ya años que, por placer estético o por compromiso social, no hay celebridad que no se haya pintado las uñas en alguna ocasión. Algunos artistas de hecho, son extraordinariamente fieles a esta costumbre, como Steven Tyler. Así lo corroboran imágenes suyas de distintas décadas, en actos públicos o incluso en las redes sociales de su hija Liv Tyler. La fina franja negra de las uñas de Tyler es pura estética rock. La misma que practica, en nuestros días, Post Malone, empleando una laca oscura y brillante que se ubica en el mismo término medio que las de Iglesias: más atrevidas de lo normal, pero de forma aceptable y moderada.
De hecho, la laca negra ha estado asociada a reivindicaciones sociales. El jugador del Betis, o el mismísimo Chris Hemsworth, que la lució en 2016 como parte de un reto solidario promovido por una organización de ayuda a las víctimas de violencia sexual.
En otra liga juegan colores más brillantes y llamativos. Estética pop, transgresión levemente queer y, sobre todo, espíritu viral. En esa división milita Harry Styles, que en el video de Watermelon Sugar aparecía comiendo sandía con unas uñas impecablemente rosas, y ha aparecido en el último año luciendo colores flúor y pastel, los mismos que dan forma al vestuario de la promoción de su nuevo álbum. O el influencer Fedez, que suele compartir en redes sociales sus proezas cuticulares que entran directamente en el territorio del nail art: con adhesivos de Pokémon o motivos tribales a juego con los de su esposa, Chiara Ferragni.
Más identitarias resultan las surgidas a la sombra de la música urbana y sus reivindicaciones. El artista puertorriqueño Bad Bunny probablemente sea el mejor ejemplo, ya que no solo utiliza laca de uñas, sino una compleja manicura de puntas afiladas que es pura transgresión. De hecho, tal y como denunció él mismo en sus redes sociales, sus uñas le han provocado más de un quebradero de cabeza. En verano de 2018, acudió a un centro de manicura de Oviedo, donde se encontraba de viaje, y se encontró con una negativa por el hecho de ser hombre, tal y como denunció en sus redes sociales.
Sin embargo, animarse con el color es aún uno de los prejuicios pendientes de superar por los adscritos a la heteronormatividad, que parecen obviar el hecho de que nombres como Brad Pitt, David Beckham, Johnny Depp o Cristiano Ronaldo han lucido sus uñas pintadas como declaración estética. “La mayoría elige un acabado natural o mate. Los que se atreven, apuestan por el negro”, concede Azrak. Pese a los recelos, el interés masculino por los tratamientos de estética confirma el creciente predicamento de la manicura como una rutina más.
Si la nueva masculinidad pide laca, la industria está dispuesta a proporcionársela. El año pasado la firma de esmaltes Essie se convertía en la primera del sector en contratar a un hombre como embajador al fichar a Jonathan Van Ness, el experto en cuidado personal de Queer Eye. Y, aunque el esmalte es un producto en principio unisex –hay tantos tonos disponibles como personas–, sí es un gesto significativo que Chanel haya decidido incorporar dos esmaltes, uno incoloro y otro en tono negro (ambos, a la venta este septiembre), a su línea Boy de Chanel, la primera de maquillaje para hombre de la casa. Un paso significativo para la consolidación de un gesto de cuidado personal cuyo momento, nueva masculinidad mediante, probablemente sea ahora.
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