_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Los destructores de la Amazonia no teletrabajan

Si no se los protege del coronavirus, los pueblos indígenas pueden desaparecer del planeta

Eliane Brum
Dos niñas escalan un árbol de Sumauma en Feijó (Brasil).
Dos niñas escalan un árbol de Sumauma en Feijó (Brasil). UESLEI MARCELINO (REUTERS)

Mientras la humanidad se preocupa por sobrevivir al nuevo coronavirus en las ciudades, los que son tratados como subhumanidades corren el riesgo de sufrir un genocidio. Son los indígenas y otros pueblos que, en la definición del pensador indígena Ailton Krenak —un crítico de la fantasía perversa de una humanidad única, que borra tanto las exclusiones como las diferencias—, permanecieron agarrados a la tierra mientras el capitalismo destruía el planeta. En países como Brasil, no existe ningún plan consistente para proteger a estos pueblos de la Covid-19. La pandemia puede finalmente completar el proyecto iniciado por los invasores europeos de los siglos XV y XVI en el pedazo de mundo que llamarían América: la extinción.

Más información
Los pueblos indígenas de Brasil se enfrentan a la pandemia con miedo y reglas propias
Líderes indígenas cierran filas en la Amazonia frente a la política de Bolsonaro

Historiadores estiman que los virus que llevaron los invasores a una población sin inmunidad pueden haber exterminado al 95% de los indígenas. Hoy, el coronavirus llega a la Amazonia brasileña en un momento en que la selva ya está en un acelerado grado de destrucción. El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha alentado la invasión de tierras públicas y la minería ilegal. Erigido en villano número uno del mundo al instar a la población a romper el aislamiento, a Bolsonaro no le preocupan los pueblos indígenas, sobre quienes ya ha declarado que son casi humanos. Al contrario. Los órganos de protección y de salud indígena vienen desmantelándose y la Covid-19 ha reducido aún más el número insuficiente de inspectores ambientales.

En diferentes regiones de la Amazonia, los indígenas denuncian invasiones, especialmente de mineros ilegales. La enfermedad ya ha matado a tres indígenas y se espera que el pico llegue a la selva profunda a mediados de año. El pueblo yanomami, uno de los más amenazados, vio a un adolescente morir del virus la semana pasada. A finales de los años ochenta, mil yanomamis murieron de enfermedades transmitidas por mineros, que, hoy, vuelven a invadir el territorio. Y se acercan también a los pueblos aislados, que nunca han tenido contacto ni con blancos ni con sus virus.

La era de las pandemias la inventaron los blancos. Y, de nuevo, pueden ser los indígenas quienes más la sufran. Urge que el mundo perciba que estos pueblos son los principales guardianes de los sostenes de vida que aún quedan en el planeta. Si son exterminados, lo que se autodenomina humanidad tendrá pocas posibilidades de sobrevivir al colapso climático. Sin una presión internacional inmediata sobre Brasil y sin una ayuda concreta a las comunidades, el genocidio indígena podría convertirse en la mayor tragedia del mundo sitiado por el coronavirus. Ya es hora de que Europa asuma la responsabilidad de los crímenes históricos que la enriquecieron y, esta vez, ayude a los pueblos originarios a detener a los invasores de sus cuerpos.

Traducción de Meritxell Almarza

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_