¿El chocolate del loro?
Cuando tantos trabajadores están en sus casas —algunos despedidos con o sin paro—, cuando muchos de los que conservan su trabajo ven reducidos sus salarios, ¿no es momento de que los múltiples cargos políticos renuncien temporalmente a una parte? Estoy hablando de parlamentarios nacionales y autonómicos, diputados provinciales, funcionarios de niveles altos y medios que están en sus domicilios y percibiendo íntegramente su salario pagado con cargo a los presupuestos estatales. En una emergencia como la presente, cuando tantos y tantos están colaborando con sus donativos o con su trabajo, proporcionando medios para evitar los contagios; cuando el Estado tiene tantos frentes abiertos, ¿no pueden colaborar aunque sea un poco? El chocolate del loro, dirán algunos, pero con pocos y pocos el loro se indigestó.
José Antonio Salas Auséns. Cuarte de Huerva (Zaragoza)
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.