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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Brecha educativa

Un tercio de los alumnos no disponen en sus domicilios de la tecnología necesaria para recibir clases virtuales

Dos niños realizan tareas escolares a través de sus tabletas electrónicas.
Dos niños realizan tareas escolares a través de sus tabletas electrónicas. Max Mumby/Indigo (Getty Images)

Más de 10 millones de estudiantes se están viendo afectados por el cierre de las aulas y el confinamiento en sus domicilios al que obliga el estado de alarma. Todas las etapas de aprendizaje, desde infantil hasta universitaria, están paralizadas y la vuelta a la normalidad sume en la incertidumbre a la comunidad educativa. Una de las primeras decisiones adoptadas por el Ministerio de Educación, en colaboración con las comunidades autónomas, ha sido retrasar la prueba de selectividad a los más de 200.000 alumnos convocados este curso. A estas entidades les corresponde establecer parámetros para evitar que los estudiantes pierdan el curso y velar para que los más vulnerables desde el punto de vista socioeconómico no queden atrás a causa de la emergencia sanitaria.

Editoriales anteriores

Hasta ahora son muchos los centros que han optado por impartir clases online o en formato telemático, un recurso que ha puesto de manifiesto las diferencias entre las plataformas de aprendizaje y la existencia de un nutrido número de alumnos desfavorecidos que no disponen de los materiales imprescindibles, empezando por un ordenador adecuado. Esta crisis ha desvelado que uno de cada tres no puede recibir en sus domicilios clases virtuales, ya sea por carecer de ordenador o de acceso a Internet. En un intento de sortear la brecha tecnológica, Educación ha puesto en marcha el programa Aprendemos en casa, en colaboración con RTVE, editoriales especializadas y portales educativos, para permitir que esos alumnos de 6 a 16 años pertenecientes a familias más desfavorecidas o de entornos culturalmente menos ricos, puedan acceder de alguna forma a contenidos pedagógicos. Se trata de que los escolares no pierdan la tensión educativa y que mantengan una cierta disciplina en las pautas pedagógicas. Recurrir a la televisión pública y a editoriales especializadas permitirá mitigar el desequilibrio en el uso de herramientas informáticas que aún persiste en la sociedad, pero no colmar una brecha que debió haberse cerrado mucho antes.

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