La añorada cotidianeidad
No se equivocan aquellos que dicen que, cuando llegan los momentos duros, es cuando se valora todo aquello que se daba por hecho y se asumía como algo cotidiano. Ese trayecto de casa a la universidad, ese café con un buen amigo… Va a tocar esperar un tiempo para recuperar esos valiosos instantes. Por ello, nuestros esfuerzos deben dirigirse a ayudar a todos aquellos que están peleando porque este bache sea pronto cosa del pasado. Juntos lo lograremos. Ojalá sirva para apreciar mucho más todo aquello que ahora añoramos más que nunca.
Israel Buey Lorao, Zaragoza.
Recuerdo que de pequeña, después de haber estado unos días enferma, me costaba volver a salir a la calle. En casa vivía en una burbuja segura, sin ningún contacto con el exterior. Retomar las clases o coger el transporte público se convertían, aquellos primeros días de vuelta a la normalidad, en una odisea. Ahora esa vuelta a la normalidad de cuando tenía siete años es la vuelta a la normalidad que retomaremos —ojalá más pronto que tarde— gran parte de los habitantes del mundo. Cuesta pensar en la cuarentena, pero también en los días que vendrán.
Julia Font García, Madrid.
Nunca nada volverá a ser igual. Cuando de verdad esta epidemia finalice, cuando podamos volver a la rutina y a la vida “normal”, mucho habrán cambiado nuestros hábitos y nuestra forma de entender la vida. Esta epidemia nos ha paralizado a casi todos, aunque todavía existen algunos, los más atrevidos, que piensan que lo de que haya cosas prohibidas no va con ellos. Siguen en su cotidiana vida saltándose todos los consejos y todas las indicaciones. Esta pandemia nos servirá para aprender y tomar buena nota de lo frágiles que somos. Y después, esperar con tranquilidad y paciencia, ver cómo salir de esta crisis, tomar aliento y, poco a poco, paso a paso, reinventar de nuevo nuestra existencia. Y ¡por fin! esto, que no ha sido un sueño, nos despertará y nos revelará ese paso gigante que hemos dado entre todos, entre toda la ciudadanía en general.
Juan Carlos Audikana Hueda, Vitoria-Gasteiz.
Voy a compartir con todos ustedes una fórmula magistral (de sabiduría práctica) para luchar contra la reclusión provocada por la Covid-19. Esta es la receta en cuestión: adminístrese una dosis continua de Paciencia y un frasco diario de 500 ml (mejor nada más levantarse de dormir) de Resignación. También, y con cada una de las comidas principales del día, es necesario ingerir tres pastillas, lo más grandes posible, de Autocontrol estoico. Asimismo, es altamente recomendable que todo esto vaya acompañado de un consumo discrecional, y según las circunstancias familiares, de grageas de Alegría de la huerta o bien una pastilla efervescente de Imaginación/Creatividad.
Juan Manuel Granados Dávila, Madrid.
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