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Alterconsumismo
Coordinado por Anna Argemí

El ‘coworking’ que se paga con retorno a la comunidad

Barcelona inaugura un espacio donde los usuarios ofrecen servicios que dinamizan la vida del barrio

¿Y si el barrio fuera el primer beneficiado de los emprendedores instalados allí?
¿Y si el barrio fuera el primer beneficiado de los emprendedores instalados allí?(c) Barcelona Activa

El del coworking social es un modelo posible y muy deseable de desarrollo económico de proximidad al servicio de la comunidad. Con esta frase, yo resumiría la andadura de La Clota Cotreball, el espacio que, desde mayo del año pasado, alberga proyectos emprendedores que no pagan el espacio con dinero, sino poniendo el talento de sus impulsores al servicio de iniciativas de carácter social que beneficien al conjunto de nuestro distrito, el de Horta Guinardó, en Barcelona.

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La Clota nace sobre tres ejes. El primero, ofrecer recursos para emprender a diferentes personas, tanto aquellas que no pueden permitirse el alquiler de un espacio de cotrabajo o una oficina, como aquellas que tal vez sí pueden, pero saben que compartir es una ventaja, a nivel relacional y también por el grado de interacción con el entorno. Se trata, invariablemente, de proyectos emprendedores enmarcados en sectores, ámbitos o temáticas respetuosas con el entorno, y centrados en el objetivo de alcanzar una economía plural, diversa y sólida.

El segundo eje sobre el que se fundamenta el proyecto es ofrecer a los vecinos del barrio un espacio de actividad de dinamización social y económica en unos locales que, hasta hace poco, estaban en desuso. En este sentido, La Clota Cotreball funciona como instalación para proyectos económicos y escenario para albergar actividades del barrio.

Una 'start-up' del entorno gastronómico organiza talleres de cocina y alimentación para la gente del barrio

Por último, el tercer eje es plantear el reto de la implicación social como moneda de pago, en forma de contraprestaciones, beneficiando a entidades o proyectos sociales que se desarrollan en un determinado territorio.

Sobre estas tres bases, Barcelona Activa, la agencia municipal para el desarrollo económico y local del Ayuntamiento, y el distrito barcelonés de Horta-Guinardó han aunado esfuerzos para convertir en realidad un modelo que genere actividad económica la cual redunde positivamente en el territorio más inmediato.

Barcelona Activa
La Clota Cotreball acoge 36 proyectos y un total de 51 personas.(c) Barcelona Activa

La creatividad, el denominador común

En estos momentos damos espacio a 36 proyectos y un total de 51 personas que están viendo cómo su idea empresarial está creciendo y reforzándose y, a la vez, tienen la oportunidad de impactar positivamente en su entorno inmediato, dedicando un mínimo cuatro horas al mes a algún servicio de carácter social para el barrio.

Estos servicios los proponen las organizaciones sociales del distrito y redundan en acciones tan diversas como creativas: Desde una emprendedora ejerciendo de DJ para las fiestas del barrio hasta una empresa de divulgación científica colaborando con un instituto de la zona para hacer una exposición sobre mujeres científicas, pasando por una start-up del entorno gastronómico que hace talleres de cocina y alimentación para la gente del barrio. La idea es probar metodologías alrededor del retorno social, para poder disponer de un modelo replicable para otros espacios y realidades urbanas.

La idea es probar metodologías alrededor del entorno social y disponer de un modelo replicable para otros espacios.
La idea es probar metodologías alrededor del entorno social y disponer de un modelo replicable para otros espacios.(c) Barcelona Activa

Y es que la clave para entender el buen funcionamiento de La Clota Cotreball  —y de por qué he empezado estas líneas hablando de su viabilidad y aplicabilidad en otros contextos— es esa: la creatividad para crear y desarrollar proyectos económicamente viables que enriquecen sus respectivos mercados y sectores y, a la vez, la creatividad para mejorar el entorno inmediato, convirtiéndolo en algo sin duda más habitable y amable. No hay que olvidar que anteriormente el local de La Clota era un espacio que había quedado en desuso, y lo que ello significa al volver a cobrar vida, en tanto a dar nuevo impulso a este barrio.

Las ciudades deben apostar por este modelo de crecimiento empresarial sostenible, que convierte a sus vecinos, de la mano de entes públicos y colaboración privada, en ciudadanos partícipes de una economía más desarrollada con trabajos que proporcionan nuevas respuestas y soluciones de proximidad de los barrios a la realidad de nuestro país.

Emilia Pallàs Zenke es directora ejecutiva de Desarrollo Socioeconómico de Barcelona Activa

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