En el coworking todo no vale
Por Nerea Guinea, de Co&Art Donostia
Se habla de coworking (co-trabajo) de sus valores, de colaboración, de trueque y de emprendizaje, todo ello mezclado con grandes dosis de energía, de mucho trabajo y una economía basada más en la colaboración que en el dinero.
Algo muy importante se está moviendo en estos espacios. Espacios que se abren a su entorno y que siendo muy diferentes unos a otros, dependiendo de su situación, perfil de sus coworkers y tamaño, hacen aflorar una necesidad real de volver a los valores que nos hacen sentir más humanos: trabajar con personas y para las personas, de igual a igual.
En un reciente artículo, Albert García Pujadas desgranaba en su blog las 12 razones que impulsan la economía colaborativa a partir del estudio The Collaborative Economy. Yo quisiera destacar 4 de ellas:
Dos sociales:
El deseo de comunidad, de conectar con otras personas y comunidades con las que nos identificamos, pero de forma directa, “desintermediando” todo tipo de relaciones ya sea para organizar un grupo de consumo o para compartir inquietudes como la comunidad OuiShare.
Altruismo Generacional: Y cito textualmente, “Una encuesta reciente de UCLA (Universidad de California) encontró que más del 75 % de los estudiantes de primer año creen que es “esencial o muy importante ayudar a otros en dificultades”, la cifra más alta en 36 años.
Una económica:
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La Era del Acceso vs la Era de la Propiedad: como alternativa a la sociedad de consumo capitalista y su obsolescencia programada, que es claramente inviable en tanto en cuanto cada vez más millones de personas quieren y tienen acceso a los bienes de consumo, una nueva corriente reivindica el uso y no la posesión de bienes y servicios porque no somos lo que poseemos… En este mismo blog pudimos leer lo absurdo de tener coche sin analizar previamente vuestras necesidadesreales.
Y una tecnológica:
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El auge de las redes sociales impulsa el p2p: desde una pequeña ciudad como Donostia hemos podido tejer redes con personas y proyectos de Brasil, Suecia e Italia, principalmente, y todos nuestros coworkers han llegado por las redes sociales.
En febrero de este año, Deskwanted.com, el primer buscador online de espacios de coworking creado en 2010 publicó un nuevo informe sobre el estado del coworking a nivel global y situaba a España como el tercer país del mundo en número de espacios compartidos después de Estados Unidos y Alemania con 199 espacios, 134 más que Australia y Nueva Zelanda; 58 más que América del Sur y con tan solo 46 espacios menos que toda Asia.
Está claro que no se trata de una moda ni de un producto inmobiliario fruto de la crisis actual, sino de una evolución en la forma de vida y de trabajo que ha venido para quedarse. Del movimiento que se genera en torno a los espacios yo destacaría:
Respeto por las personas.Los valores personales como la empatía, el compañerismo y el altruismo están en auge porque las personas se consideran el valor primordial de la sociedad, por encima de otras estructuras. Realmente hay una necesidad de encontrarse, intercambiar y crear recuperando fórmulas que nos permitan sentirnos bien con lo que hacemos y además contribuyendo con nuestro entorno, el siguiente rasgo
… y por el entorno. Los movimientos de sostenibilidad, reciclaje y ecología están ligados a estos grupos, que tratan de crecer y evolucionar respetando y aportando su granito de arena a su ecosistema directo, su ciudad, su barrio, su comunidad. Cada uno en su medida realiza un pequeño cambio que provoca un cambio global.
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Todo no vale. En definitiva, si respetamos a las personas y respetamos el entorno, el “todo vale” deja de tener sentido. El coworking no deja de ser un negocio, pero un negocio que aporta y enriquece a quienes lo comparten y a la sociedad en la que está imbricada. Su viabilidad económica no puede llevarle a olvidar los que son sus valores intrínsecos: personas que crecen formando parte de una comunidad, proyectos que crecen en tanto en cuanto el proyecto común crece. De esta manera todos estamos trabajando por el bien común.
Ilustración de apertura: Nerea Guinea
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