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Columna
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La gran movilización del 25 de marzo

El Comité Nacional de Paro aspira a sacar millones de personas a la calle

Ariel Ávila
El parque nacional de Bogotá, durante la manifestación del 21 de noviembre.
El parque nacional de Bogotá, durante la manifestación del 21 de noviembre.Camilo Rozo

Luego de que el pasado 21 de noviembre centenares de miles de personas de volcaran a las calles en una protesta sin precedentes contra el Gobierno Nacional, el país entró, al menos para una buena parte de los analistas, en una nueva fase política. Hay unas nuevas ciudadanías, una serie de reclamos acumulados durante décadas y, sobre todo, una apertura democrática derivada del proceso de paz. Inicialmente, casi que inmediatamente después de las movilizaciones, el Gobierno detuvo varias de sus propuestas de reformas como la laboral y la pensional. Además, comenzó una estrategia de conversación nacional con la intención de dilatar y fatigar a los marchantes para que las festividades de fin de año sepultaran las protestas. Pero no fue así, enero arrancó con nuevas manifestaciones y realidades. La pasada semana, luego de una compleja reunión, el Comité Nacional del Paro ha establecido como fecha de la gran movilización el 25 de marzo próximo. Aspiran a sacar millones de personas.

Tres hechos determinarán cual será el desenlace del paro nacional. En primer lugar, si bien el Gobierno Nacional detuvo varias de sus reformas, lo cierto es que en los primeros días de enero ha anunciado que retoma la reforma pensional y, sobre todo, luego de semanas de conversaciones es claro que no habrá ni una sola reforma derivada de las peticiones de los marchantes. Así las cosas, el Gobierno apuesta a fondo: no cede en nada y desafía a los marchantes. La estrategia del Ejecutivo de Iván Duque y de su partido, el Centro Democrático, se podría catalogar de marxista, aunque sea un Gobierno de ultraderecha. Su cálculo es agudizar las contradicciones, provocar una gran convulsión social y al final aspiran a que la movilización asuste a la clase media, clase media alta y en general a los sectores urbanos y por ende se pida al Gobierno Nacional que actúe con mano dura. Así, el presidente Duque podría subir como la espuma en las encuestas. Incluso, con el regreso de la aspersión aérea contra los cultivos de coca, el Gobierno sabe que decenas de miles de campesinos saldrán a las carreteras y su apuesta es que marchen a Bogotá. El pánico es su objetivo.

Lo segundo que determinarán las movilizaciones son los nuevos gobiernos progresistas de las grandes ciudades. Como se sabe, el pasado 27 de octubre la oposición salió vencedora en las elecciones locales y regionales, en las principales ciudades del país llegaron al poder. El pasado 1 de enero se posesionaron los nuevos mandatarios. La gran mayoría de estos gobiernos han asumido una estrategia de diálogo y han desarrollado una serie de acciones que los han sobreexpuesto ante la opinión pública. Al final, el Gobierno Nacional ha mantenido un bajo perfil y estos nuevos mandatarios se han llevado todos los costos de las manifestaciones. Es decir, los marchantes están en las calles contra el Gobierno Nacional, pero ante medios de comunicación y opinión pública, los respondientes son los nuevos alcaldes. Lo cierto es que estos nuevos mandatarios deberán desarrollar estrategias más inteligentes a la hora de afrontar las manifestaciones.

Lo tercero que determinará el futuro del paro nacional es la cantidad de personas que salgan a las calles. Los convocantes del paro aspiran a sacar más de dos millones de personas. De lograrse, el Gobierno no tendrá otra alternativa que negociar para sobrevivir políticamente, pero de generarse un desgaste y no sacar más de lo que salió el pasado 21 de noviembre, nuevamente operará la estrategia de dilatar y generar pánico en la clase media para ganar el apoyo político.

Serán semanas intensas las de febrero y hasta la movilización del 25 de marzo. Si bien hay un nuevo país, no hay claridad en el desenlace de la nueva realidad política de Colombia. Lo que suceda marcará las elecciones presidenciales del 2022.

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