Un viaje estético a Marruecos cortesía de Louis Vuitton
La firma francesa y el director creativo Virgil Abloh colaboran con la fotógrafa Viviane Sassen en una campaña que habla del papel de la juventud masculina en la resolución de los problemas del mundo
Desde que llegó a la dirección creativa de la colección masculina de Louis Vuitton, el diseñador estadounidense Virgil Abloh ha planteado una interesante lectura de lo que significa una firma de lujo en el mundo de hoy en día. Por un lado, ahondando en la tradición viajera, nómada y práctica de la casa parisina para dialogar con las necesidades e inquietudes del público global de hoy en día. Por otro, introduciendo un discurso político en productos, desfiles y también campañas. La más reciente, la que acaba de lanzar con motivo de la llegada a los puntos de venta de la colección primavera/verano 2020, es también el inicio de un proyecto artístico y estético que tendrá cinco entregas, cada una dedicada a uno de los cinco continentes.
La primera entrega recala en Marruecos, en Chefchaouen y Tánger, y lleva la firma de la fotógrafa Viviane Sassen, una artista holandesa que se dio a conocer con un primer proyecto, Die Son Sien Alles (2002-2004) en el que documentó el modo en que las imágenes publicitarias convivían cotidianamente con los ciudadanos de los barrios más desfavorecidos de Ciudad del Cabo. Desde entonces su trabajo, altamente experimental, ha sido expuesta en la fundación Helmut Newton de Berlín, el Palacio de Versalles, el Museo de fotografía contemporánea de Chicago y galerías y ferias de arte de todo el mundo.
En esta ocasión, Sassen se traslada a Marruecos para trabajar sobre uno de los conceptos que Abloh desarrolla desde su llegada a Louis Vuitton. El estadounidense presentó en su primer desfile una suerte de glosario o diccionario en el que redefinía algunos términos clave de su discurso político. El que articula esta campaña es “Footprint” (“Huella”), que define como “la silueta impresa de una suela ajena a definiciones de etnicidad y cultura. La evidencia de la presencia y la memoria de un impacto”. Aunque suene abstracto, su plasmación es muy rotunda y comprensible, porque Abloh aspira a reflejar las huellas positivas de la juventud masculina en el planeta, celebrar sus sentimientos comunes y construir una conciencia colectiva.
Vivianne Sassen ha traducido estos conceptos en imágenes evocadoras: una playa barrida por el viento, una duna con hierba, un atardecer, cometas y flores. Este último elemento, las flores, no es casual, ya que es un leit motiv en la colección como metáfora natural de la multiplicidad y de la polinización cruzada, “organismos individuales que cruzan fronteras y se multiplican libremente”. Una alegoría biológica para celebrar el momento de plenitud que vive la línea masculina de Louis Vuitton bajo la dirección creativa de uno de los talentos más inquietos de la moda actual.
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