Odio sin freno: la historia de 14 grandes enemistades de Hollywood
Las cosas en la meca del cine se hacen a lo grande. Todo el mundo ha tenido algún encontronazo con un compañero de trabajo, pero nada parecido con lo que ocurre entre estrellas
¿Quién no se lleva mal con alguien de su trabajo? Pues en Hollywood todo es más grande que en el mundo real: las emociones, los sueldos y las broncas. Ahora las estrellas se tiran pullas en las redes sociales y el público los jalea mediante likes, pero las enemistades entre famosos existen desde que existe la propia fama.
La historia, al fin y al cabo, no se podría escribir sin incluir rivalidades entre monarcas (María Reina de Escocia versus Isabel I), literatos (Byron versus Keats), científicos (Darwin versus Owen, quien llegó a escribir artículos anónimos desacreditando las teorías de la evolución de su rival), deportistas (Harding versus Kerrigan), filósofos (Martensen versus Kierkegaard, quien le definió con poca filosofía como “un pegote de mocos”) o visionarios (Edison versus Tesla, Jobs versus Gates). Pero las broncas de Hollywood tienen un elemento añadido: son puro entretenimiento. Sus protagonistas viven por y para el espectáculo, de modo que incluso para insultarse montan un gran show. Estos son 14 ejemplos extranjeros y uno cañí, que a nuestro star system también le gusta la gresca.
– Olivia de Havilland versus Joan Fontaine: hermanas que se odian desde niñas
Primer asalto. La rivalidad entre las dos hermanas por la atención de sus padres llevó a Olivia a romperle la clavícula a Joan durante una pelea infantil, a humillarla en el periódico del instituto (en un testamento ficticio, le legó a su hermana “la capacidad de ganarse los corazones de los niños, algo que ella no tiene en la actualidad”) y a darle la espalda cuando Joan se acercó a felicitarla por su Oscar. Y eso que Olivia, indirectamente, le debía su primer personaje de enjundia dramática a su hermana: cuando Joan fue rechazada para el papel de Melania en Lo que el viento se llevó le dijo al director “¿Que soy demasiado elegante para el papel? Pues entonces llama a mi hermana”.
Segundo asalto. “Olivia siempre dice que yo tengo que ser la primera en todo”, explicó Joan en People. “Me casé antes. Gané el Oscar antes. Tuve un hijo antes. Si muero antes que ella se pondrá furiosa porque hasta eso tuve que hacerlo primero”. Precisamente un fallecimiento, el de su madre, puso fin definitivo a la relación de las hermanas: Olivia no invitó a Joan al funeral ni le consultó la decisión de incinerarla. Joan llegó a dejarse de hablar con su propia hija cuando se enteró de que esta mantenía relación con su tía Olivia.
K. O. Joan cumplió su propia profecía y murió primero, en 2013, mientras que Olivia sobrevive como la penúltima leyenda viva (junto a Kirk Douglas) del Hollywood dorado. Por fin ha ganado a su hermana en algo, aunque técnicamente Joan tenía razón: Olivia será segundona hasta en morirse.
– Shannen Doherty versus Jennie Garth: pelea en 'Sensación de vivir' y más allá
Primer asalto. El público de Sensación de vivir detestaba tanto a Brenda, considerada una repipi, que la tomó con su actriz Shannen Doherty. Ella reaccionó dándole al mundo motivos de verdad para criticarla: impuntualidad en los rodajes, actitud despótica con el equipo y juergas nocturnas que acababan a guantazos con cualquiera que se cruzase en su camino. En una ocasión, se enzarzó en una pelea (a puñetazos o a arañazos, según las fuentes) con Jennie Garth, la intérprete de Kelly.
Segundo asalto. La tensión entre Doherty y el resto del mundo se volvió tan insostenible que el productor Aaron Spelling la despidió tras la cuarta temporada. Años después le dio una segunda oportunidad en Embrujadas, pero al terminar la tercera temporada también fue despachada matando a su personaje fuera de plano. El equipo entero de la serie celebró una fiesta en cuya pancarta se citaba la canción de El mago de Oz: “Ding, dong, la bruja ha muerto”.
K. O. En 2016 Jennie Garth le mandó ánimos a Shannen Doherty cuando esta fue diagnosticada con cáncer con una foto de Instagram de una pegatina que decía “lucha como Brenda” junto a un lazo rosa. La actriz acabó superando la enfermedad: ni Brenda ni Shannon se habían achantado ante nada jamás, así que no iban a empezar ahora.
– Bette Davis versus Joan Crawford: el odio es esto
Primer asalto. Bette Davis se enamoró de Franchot Tone, su compañero en Peligrosa (1935), y Joan Crawford se prometió con él durante el rodaje. “Nunca la he perdonado y nunca lo haré”, declaró Davis 50 años después, “ella me lo robó con frialdad, deliberadamente y sin piedad”. Crawford se defendió aclarando que Tone admiraba a Davis como actriz, pero nunca la vio como "una mujer". Desde entonces su rivalidad se cimentó en esa competencia entre la belleza de Crawford (más estrella) y el prestigio de Davis (más actriz).
Segundo asalto. A Davis le perdía la boca (“Joan se ha acostado con todas las estrellas masculinas de la Metro Goldwyn Mayer excepto con Lassie [la perra]”, “no la mearía encima ni aunque estuviera en llamas”), pero cuando Crawford explotaba era más pirómana: se puso piedras en los bolsillos para que a Davis le costase más arrastrarla en una escena de ¿Qué fue de Baby Jane? (1962) y complicar así sus problemas de espalda, se aseguró de recoger el Oscar en nombre de Anne Bancroft para protagonizar la derrota de Davis (nominada ese mismo año) y abandonó el rodaje de su siguiente película juntas, Canción de cuna para un cadáver, tras una semana por temor a que Davis volviese a conspirar contra ella y robarle el protagonismo.
K. O. Al tratarse de la rivalidad más legendaria de Hollywood, cuesta separar los hechos de la mitología. Davis iba diciendo por ahí que Crawford sentía atracción sexual por ella (Joan le confesó a un amigo íntimo: “No me importaría darle un pipazo si me pilla de buenas”). Tampoco está confirmado que Davis pronunciase realmente la frase que puso fin a su rivalidad (el día de la muerte de Crawford: “Nunca se debe hablar mal de los muertos, solo bien... Joan Crawford está muerta. Bien”), pero forma parte del espectáculo. Y eso es algo que se les daba fenomenal a las dos.
– Tommy Lee Jones versus Jim Carrey: todo estalló en 'Batman Forever'
Primer asalto. Tommy Lee Jones decidió amortizar su Oscar por El fugitivo (1993), tal y como habían hecho antes Jack Nicholson y Danny De Vito, aportando prestigio a la saga de Batman y erigiéndose como la estrella de la función. Pero no esperaba que la mayor estrella del momento, Jim Carrey, le robase Batman Forever (1995) delante de sus narices. Así que reaccionó no dirigiéndole la palabra en todo el rodaje.
Segundo asalto. Carrey no se rindió y se acercó a saludar a Jones cuando coincidieron en un restaurante. Jones se incorporo con la cara inyectada en sangre, le dio un abrazo a Carrey y le susurró: “Te odio. De verdad que no me gustas”. Cuando Jim le preguntó cuál era su problema y cometió el error de hacer el amago de coger una silla para sentarse junto a él, Tommy Lee estalló: “¡No puedo tolerar tu bufonería!”, recordó Carrey hace dos años en el podcast de Norm MacDonald.
K. O. Los dos actores no volvieron a dirigirse la palabra, pero Carrey no le guarda rencor. “Yo era la estrella de la película y eso era un problema, pero es un actor fenomenal y lo quiero. Quizá se sentía incómodo haciendo ese tipo de película, no es su estilo”, contó Carrey en el espacio de MacDonald. El director de Batman Forever, Joel Schumacher, coincide en que el motivo de la rivalidad era ser el centro de atención. “Tommy es, y digo esto con gran respeto, un robaescenas. Pues a Jim Carrey no se le puede robar la escena. Es imposible. Y eso irritaba a Tommy”, dijo en Vulture.
– Roman Polanski versus Faye Dunaway: “¡Ese hijo de puta me ha arrancado el pelo!”
Primer asalto. Ya en las pruebas de maquillaje para Chinatown (1974), Roman Polanski (director de esa película) mosqueó a Faye Dunaway cuando maquilló su cara atizándole con la polvera de malos modos. “Ese pedazo de mierda nunca quería hablar conmigo sobre mi personaje”, se quejaría la actriz después. “Tu motivación es tu sueldo, lee las putas frases”, le respondía el director, según contó The New York Times.
Segundo asalto. Durante el rodaje de una toma, un pelo de Dunaway flotaba y por más que el peluquero intentaba domarlo volvía a flotar, así que Polanski se acercó por detrás y, sin avisarla, se lo arrancó. “¡Ese hijo de puta me ha arrancado el pelo!”, bramó ella mientras abandonaba el rodaje. Ambos pidieron el despido del otro, pero el productor convocó una reunión de emergencia. Así lo contó la revista Rolling Stone: “Me cuestionaría mis propios métodos de no ser porque has tenido confrontaciones similares con todos tus directores”, atacó Polanski. “¿Y quién ha dicho eso? ¿Otto Preminger? Da igual, es un gilipollas”, zanjó Dunaway.
K. O. En el libro Moteros tranquilos, toros salvajes, Peter Biskind recogió la anécdota (contada por el director de fotografía de Chinatown, John A. Alonzo) de la jornada en la que la actriz se pasó horas metida en un coche esperando para rodar. Polanski ignoró todas sus peticiones de descansos para ir al baño y, cuando se acercó al coche para darle instrucciones, ella bajó la ventanilla y le arrojó un vaso de plástico lleno de líquido a la cara. “Hija de puta, ¡es pis!”, gritó el director. “Así es, inútil”, respondió la actriz. Ella ha negado esta historia que, sin embargo, la perseguirá hasta la tumba: hace unos meses fue despedida de una obra de teatro a escasos días de estrenar y su asistente la denunció por supuestas vejaciones físicas y psicológicas mientras él intentaba colocarle una peluca. Está claro que el pelo es zona conflictiva para Dunaway.
– Will Smith versus Janet Hubert: 25 años a palos
Primer asalto. En 1993, al término de la tercera temporada de El príncipe de Bel-Air, Janet Hubert (la intérprete de la tía Viv) fue reemplazada por otra actriz. Se habló de “diferencias creativas”, como siempre, pero Smith explicó que Hubert no soportaba que toda la serie girase en torno a él (un rapero de 22 años) cuando ella llevaba toda al vida trabajando. Alfonso Ribeiro, el actor que interpretaba a Carlton, se puso del lado de Smith y contó que Hubert se volvió loca y trataba fatal a todo el mundo, convirtiendo el rodaje de la serie en una tortura para todos.
Segundo asalto. Hubert lleva 25 años amenazando con contar “toda la verdad” sobre Smith y va soltando detalles, en vídeos en sus redes sociales, como que ella le pidió que utilizase su poder para conseguir mejores sueldos para el resto del reparto (“mi contrato es cosa mía y el tuyo es cosa tuya”, le respondió él, siempre según Hubert), que tanto Smith como Ribeiro se reían de que su color de piel fuese el más oscuro del reparto (“tan negra que cuando mira sus zapatos cree que se está mirando en un espejo”, de nuevo según la versión de la actriz) o que Smith trató de eliminar una escena en la que ella se lucía bailando para que nadie lo eclipsase. Hubert asegura que su carrera nunca se recuperó del despido porque la tomaron por loca, nadie salió en su defensa y los ejecutivos temían sufrir las represalias de Smith si la contrataban. Y todo empezó, según ella, porque una encuesta del público mostró que el personaje de la serie más querido era la tía Viv.
K. O. Hubert sigue atacando a Smith (y a su mujer) a la menor oportunidad. No ha ocultado sus problemas económicos y llegó a publicar un texto en Facebook en el que acusaba a Will Smith de destruir su vida con sus mentiras. “Has ganado, mi hijo está en el hospital. #intentodesuicidio”, terminaba el mensaje que borró a los pocos minutos. Smith rechaza hablar del asunto, limitándose a alabar el talento de Hubert.
– Sarah Jessica Parker versus Kim Cattrall: "Tus continuos mensajes son un recuerdo doloroso de lo cruel que fuiste"
Primer asalto. Cuando en 1999 Sarah Jessica Parker (Carrie en la serie) consiguió una subida de sueldo (y una acreditación como productora ejecutiva) en la segunda temporada de Sexo en Nueva York, Kim Cattrall empezó a exigir más dinero en consonancia con la enorme popularidad de su personaje, Samantha. Estas tensiones distanciaron a las dos actrices, mientras que sus compañeras Cynthia Nixon y Kristin Davis se pusieron del lado de Parker: se sentaban juntas en el comedor, en las galas de premios y en los eventos mientras Cattrall aparecía siempre sola. “¿Somos las mejores amigas? No, somos profesionales. Tenemos vidas separadas”, explicaba entonces Cattrall en The Telegraph.
Segundo asalto. El resto de actores secundarios de la serie empezaron a mostrar su animadversión contra Cattrall, cuyas exigencias económicas complicaron la producción de las dos películas de Sexo en Nueva York y acabaron por cancelar la tercera.
K. O. Tras el fallecimiento del hermano de Cattrall, Parker publicó un mensaje en Instagram dándole el pésame. Kim Cattrall respondió en la misma red social: “Mi madre me ha preguntado hoy: '¿Cuándo te dejará en paz esa hipócrita de Sarah Jessica Parker?'. Tus continuos mensajes son un recuerdo doloroso de lo cruel que fuiste entonces y sigues siendo ahora. Voy a dejar esto MUY claro (si es que no lo he hecho ya): tú no eres mi familia. No eres mi amiga. Así que te escribo por última vez para que dejes de explotar nuestra tragedia para reinstaurar tu imagen de chica simpática”. Parker reconoció que pensó que le habían hackeado la cuenta a Cattrall, pero tras comprobar que ese no era el caso prefirió no opinar sobre el asunto.
– Megan Fox versus Michael Bay versus Steven Spielberg: todos contra ella
Primer asalto. Días antes de empezar el rodaje de Transformers 3, Megan Fox comparó, en Wonderland, a su director, Michael Bay, con Adolf Hitler. “Quiere ganarse una reputación de megalómano, es una pesadilla trabajar para él. Pero cuando sale del rodaje y no está en modo director, es tímido y vulnerable. No tiene herramientas sociales y resulta hasta entrañable”, aclaró. Michael Bay le quitó hierro al conflicto en su web: “Las locas salidas de tono de Megan son parte de su loco encanto”.
Segundo asalto. El productor de la franquicia, Steven Spielberg, despidió a Fox y fue reemplazada por una modelo de Victoria's Secret sin experiencia como actriz, Rose Huntington-Whiteley. El coprotagonista, Shia LaBeouf, por supuesto, también tuvo algo que opinar al respecto en L.A. Times: “Megan desarrolló una especie de empoderamiento de spice girl que le hacía sentir incómoda trabajando con un director que muchos consideran lascivo. Michael rueda a las mujeres con la actitud de un chaval salido de 16 años y, cuando quería poner a Megan en posturas concretas, no tenía tiempo para ser delicado o pedirle amablemente que arquease la espalda 70 grados”.
K. O. Tres años después, en 2013, la actriz y el director se reconciliaron y él la contrató para interpretar a la reportera April O'Neill en Las tortugas Ninja, proyecto con el que Steven Spielberg no tenía nada que ver.
– Nick Nolte versus Julia Roberts: gélidas escenas románticas
Primer asalto. Desde el primer día de rodaje de Me gustan los líos (1994) a Julia Roberts le disgustaron los constantes comentarios machistas de su compañero, Nick Nolte, hasta el punto de que se negaron a rodar juntos. Al tratarse de una comedia romántica, esta situación llevó al director a montar la mayoría de sus escenas en plano-contraplano usando dobles de espaldas.
Segundo asalto. Durante la promoción de la película la actriz no disimuló su mala relación con Nolte, describiéndolo en The New York Times como “a veces completamente encantador y agradable, pero también completamente repugnante; parece hacer esfuerzos para repeler a la gente”.
K. O. Nolte se limitó a responder: “Julia no es una persona agradable. Todo el mundo lo sabe”.
– R2D2 versus C3PO: matrimoniadas en 'Star Wars'
Primer asalto. La amistad entre R2D2 (Kenny Baker) y C3PO (Anthony Daniels), con sus constantes discusiones casi de matrimoniadas, es la verdadera columna vertebral de la saga Star Wars: son los únicos que aparecen en las nueve películas. “Lo cierto es que nunca interactuamos”, aclaró Daniels en Express. “El estaba metido en una caja, no me podía oír, no podía hablar. George Lucas solo nos gritaba: 'Mirad a la izquierda' o 'mirad a la derecha'. Y yo tenía que trabajar muy duro para creer que aquel objeto era mi mejor amigo. Era como hablar con un cubo”. Lo cierto es que los actores apenas coincidían en el rodaje: Daniels tardaba una hora en ponerse el traje dorado de C3PO y Baker se metía en el de R2D2 en cinco minutos.
Segundo asalto. Baker contó que Daniels no se relacionaba ni se llevaba bien con nadie en los rodajes (“si preguntas nadie tendrá nada bueno que decir sobre él”, aseguró), pero que aun así intentó convencerle de asistir juntos a convenciones de fans. “Si se relajase y socializase con los demás podríamos forrarnos haciendo giras en convenciones. Se lo he pedido cuatro veces, pero me respondió que él no hacía esas cosas y terminó con: 'Déjame en paz, enano'. Fue degradante. Es un maleducado con todo el mundo, incluidos los fans”, contó Baker en una entrevista para Metro en 2009.
K. O. Cuando finalmente Daniels accedió a participar en un evento de fans de Star Wars, Baker dijo que, “si su alteza el de las pelotas doradas” asistía, él no iría. Baker reconoció que jamás entendió cuál era el problema de Daniels: “La única explicación que le encuentro es que se considera lo mejor que le ha pasado a George Lucas mientras que yo soy un don nadie que opera los controles de un robot pero que no aporta nada interpretativamente”. En 2015, con motivo del estreno de El despertar de la fuerza, Daniels aseguró que Baker ya no participaba en los rodajes porque R2D2 era manejado por control remoto, pero que seguía apareciendo en los créditos por cortesía y como un talismán que traía suerte a la franquicia. Baker falleció un año después, a los 81 años, y Daniels tuiteó “me entristece el fallecimiento de Kenny”.
– Bill Murray versus Lucy Liu: y ella le propinó un puñetazo
Primer asalto. Bill Murray interpretaba en Los ángeles de Charlie (2000) a Bosley, el intermediario entre Charlie y sus ángeles. Durante el rodaje de una escena, según contaron miembros del equipo a People, el actor “se quejó en voz alta de la técnica interpretativa” de Lucy Liu generando tensiones en el rodaje. Años después se desveló que sus palabras exactas fueron: “Entiendo por qué estás aquí [a Cameron Diaz], tú tienes talento [a Drew Barrymore], ¿pero qué demonios estás haciendo tú aquí? [a Lucy Liu] ¡si no sabes actuar!”. Liu se abalanzó sobre Murray dándole puñetazos en la cara y tuvieron que sujetarla y llevarla a un rincón mientras ella seguía gritando insultos.
Segundo asalto. Murray fue reemplazado por el cómico Bernie Mac para la secuela, Los ángeles de Charlie: al límite (2003).
K. O. Años después, el director de la película, Joseph McGinty Nichol, contó que Murray le llegó a dar un cabezazo durante una discusión. “Y una mierda”, rebatió el actor en Entertainment Weekly. "No sé por qué se inventó esa historia, tiene una imaginación muy activa... Merece morir. Y no debería morir de un cabezazo, sino atravesado por una lanza”, dijo Murray.
– Vin Diesel versus Dwayne Johnson: sangre y músculos
Primer asalto. Dwayne The Rock Johnson publicó en Instagram un agradecimiento a las actrices de la saga Fast & Furious, mientras que matizó su mención a los actores: “Algunos se comportan como hombres hechos y derechos y verdaderos profesionales pero otros no, porque son demasiado gallinas y tienen el culo fino. Cuando veáis la peli y penséis que no estoy actuando en algunas escenas será porque mi sangre estaba hirviendo de verdad”. Enseguida empezó a rumorearse que sus críticas iban contra Vin Diesel.
Segundo asalto. Diesel publicó un vídeo en Instagram (en el que parecía recién levantado) y prometió “contarlo todo” en algún momento. Pero eso nunca ocurrió y Johnson conmemoró el fin de rodaje de Fast & Furious 8 agradeciendo a todo el reparto, uno a uno, pero sin mencionar a Diesel. “No es fácil ser un alfa”, concluyó Vin Diesel en redes sociales, “y nosotros somos dos alfas. A veces ser un alfa es un coñazo. Pero Dwayne en mi casa siempre será 'el tío Dwayne”.
K. O. Johnson anunció el spin-off de la saga, Hobbs & Shaw, aclarando que “los culofinos que ni se molesten en venir”, retrasando un año el rodaje de la novena entrega y dando a entender que él no regresaría para esa siguiente película. Johnson también contó, en Rolling Stone, que, ya en la octava, Diesel y él no se habían cruzado durante el rodaje (de hecho nunca se les ve juntos en el plano): “Le deseo lo mejor, no le guardo ningún rencor gracias a la claridad con la que nos tratamos... Bueno, borra lo de que no le guardo ningún rencor”. El contrato de Johnson y de Jason Statham para Hobbs & Shaw estipuló, para evitar egos malheridos, que ninguno de los dos podía perder nunca una pelea. Para que luego digan que las actrices no pueden trabajar juntas sin tirarse de los pelos.
– Sylvester Stallone versus Richard Gere: a codazos
Primer asalto. En 1974 los por entonces desconocidos actores ensayaban Black Jackets. Días felices cuando Stallone se resguardó del frío de Brooklyn en un Toyota para comerse un perrito caliente. Entonces Gere se montó en el coche con un pollo cubierto de mostaza. “Vas a mancharlo todo”, le avisó Stallone, pero Gere no le hizo caso. “Si me manchas los pantalones te vas a enterar”, insistió Stallone. Cuando Gere mordió el pollo y la mostaza efectivamente salpicó al pantalón de Sylvester, este le dio un codazo en la cabeza y le echó del coche. Así lo contó el propio Stallone en el programa Ain't It Cool News.
Segundo asalto. “Nunca nos llevamos bien”, confirmó Stallone en Ain't It Cool News. “Richard se pavoneaba con su chaqueta y su motocicleta desproporcionadamente grande. Se comportaba como un chulo”, añadió. El director acabó optando por reemplazar a Gere por Perry King para poder tener la fiesta en paz.
K. O. En un giro delirante de los acontecimientos, Stallone va contando que, más de 40 años después, Gere sigue convencido de que fue él quien creó una de las leyendas urbanas más grotescas de Hollywood: “A día de hoy le sigo cayendo muy mal. Incluso cree que yo soy el responsable de difundir el rumor de que una vez le sacaron un hámster vivo de su ano. No es cierto. Pero el rumor es el que es”.
– Val Kilmer versus Marlon Brando: ¿quién tiene el ego más grande?
Primer asalto. Val Kilmer tenía fama de actor imposible, pero cuando llegó al rodaje de La isla del doctor Moreau (1996) en pleno proceso de divorcio (del cual, además, se enteró por las noticias cuando su mujer lo contó en la CNN) escribió una nueva página en la historia del Hollywood más desquiciado. El director Richard Stanley fue despedido a los tres días y reemplazado por John Frankenheimer, quien acabaría declarando: “No me gusta Val Kilmer, no me gusta su ética profesional y no quiero volver a relacionarme con él nunca jamás”. Durante una de sus constantes discusiones, segun contó Entertainment Weekly, Brando cogió el teléfono de Kilmer, lo tiró contra los arbustos y le espetó: “Nunca confundas el tamaño de tu cheque con el tamaño de tu ego”.
Segundo asalto. Kilmer llegó a apagarle un cigarrillo en la cara a un cámara y, mientras el rodaje avanzaba en plena anarquía (Kilmer contó que llegó a ver a Brando comerse un pavo entero entre tomas y que el doctor Moreau aparece en varias escenas con un cubo en la cabeza sin venir a cuento porque el actor tenía calor) empezó a rumorearse que el primer director de la película, Richard Stanley, había regresado a la isla haciéndose pasar por un extra disfrazado de criatura animal (en la película tiene sentido, más o menos) para prender fuego al rodaje
K. O. La película fue un fracaso y Kilmer siguió liando bronca con sus compañeros de reparto (Michael Douglas, en Los demonios de la noche; Tom Sizemore, en Planeta rojo) hasta que su mala fama consumió su potencial como casi-estrella de Hollywood. Lleva casi 20 años sin trabajar con grandes estudios.
Y un caso español:
– Alfredo Landa versus Concha Velasco: una enemistad incluso más allá del cementerio
Primer asalto. Conchita Velasco, la actriz más popular de la época, recomendó a Alfredo Landa para el papel que le daría la fama al actor en La verbena de la paloma (1963). Velasco y Landa hicieron 18 películas juntos y ella, como productora, le contrató en varios espectáculos teatrales. Pero cuando Landa publicó su biografía, se pudo leer: “Concha era muy buena chica, pero luego se juntó con el rojerío” (en referencia a la relación de la actriz con Juan Diego, que ella misma reconoce que le abrió los ojos políticamente). Entonces dejaron de hablarse. Desde 1971 Velasco rechazó papeles (“incluso cuando estaba mal de dinero”, confesó la actriz en una entrevista con El español) con tal de no tener que trabajar con él.
Segundo asalto. En 2003, cuando el actor ya estaba muy enfermo, Velasco accedió a reencontrarse con él en El oro de Moscú. “Nos abrazamos y Alfredo me dijo: 'Qué pena haber estado así tantos años”, dijo la actriz en la misma entrevista. Landa fallecería en 2013.
K. O. “Él no es nadie para juzgar”, explicó Velasco en 2017. Y añadió: “Le voy a decir una cosa: lo que quiere la gente a las personas se demuestra el día en que fallecen. Por ejemplo, Tony Leblanc era un ser maravilloso (…) y jamás escribió sobre nadie nada que pudiera molestar. El día que murió Alfredo había cuatro personas. ¿Y yo, sabe lo que quiero? Que mi entierro sea como la boda de Lolita en Málaga. Que tengan que decir mis hijos, y esto es una broma, 'si me queréi, irse'. Llenar, siempre llenar. Que la gente me quiera y me quiera como soy. Y no tener la necesidad de escribir nada en contra de los demás. Hablar de los demás pasa factura siempre”.
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