_
_
_
_
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Juicio a los abusos

El movimiento Me Too ha calado en sociedades donde la dignidad de la mitad de la población es menoscabada por la otra mitad

Harvey Weinstein, a su llegada al tribunal de Nueva York donde se celebra el juicio, el viernes.
Harvey Weinstein, a su llegada al tribunal de Nueva York donde se celebra el juicio, el viernes.CARLO ALLEGRI (REUTERS)

El inicio del juicio contra el productor cinematográfico Harvey Weinstein es una victoria del Me Too, el movimiento feminista impulsado desde las entrañas de Hollywood que ha tenido un impacto global. Casi un centenar de mujeres, entre ellas actrices de primera fila, han denunciado públicamente el acoso y las agresiones sexuales cometidas por el magnate estadounidense, aunque en el juicio que acaba de comenzar en Nueva York solo se dictaminará sobre dos casos: el de una ayudante de producción que acusa a Weinstein de un abuso cometido en 2006 y el de otra mujer que denuncia haber sido víctima de violación en 2013. El resto de los testimonios que detallan el comportamiento vejatorio de quien ha sido considerado un depredador sexual quedan sepultados bajo el manto de la prescripción.

Editoriales anteriores

Uno de los efectos fundamentales del caso Weinstein ha sido su capacidad para que millones de mujeres de todo el mundo levanten la voz frente a las agresiones de carácter sexual, el acoso, el hostigamiento callejero y la humillación. El Me Too ha calado en sociedades donde la dignidad de la mitad de la población es menoscabada por la otra mitad. Como si de una reacción en cadena se tratara, las mujeres de la India, México, Egipto o Chile han perdido el miedo y ya no se resignan. Aunque a veces tengan que pagarlo con su vida, como le ocurrió a una joven india de 23 años, a la que un grupo de cinco hombres prendió fuego a finales de año cuando iba a comparecer ante un tribunal para declarar sobre la violación que había sufrido.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

En sus versiones locales, el Me Too ha contribuido a derribar los muros de silencio que emanan de la desigualdad social y el desequilibrado reparto del poder entre hombres y mujeres, sobre todo en aquellos países con evidentes signos de déficit democrático. Pese a que queda todavía mucho camino por recorrer, la oleada de movilizaciones feministas demuestra que el tiempo de la resignación, el acatamiento y el encubrimiento ha pasado.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_