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“Déjenme tomar posesión y después hagan conmigo lo que quieran”: accidentadas investiduras de la historia

Una fiesta salvaje en la Casa Blanca, un presidente muerto antes de jurar el cargo e inesperadas alianzas entre partidos que truncan los planes del candidato electo. Tener un presidente de gobierno es más complejo de lo que creíamos

Cuando el presidente Nixon dimitió por el Caso Watergate, Gerald Ford ocupó su cargo, convirtiéndose en el primer y único presidente de EE.UU. sin someterse a votación. En la imagen, jurando la presidencia ante el juez principal Warren Burger, el 9 de agosto de 1974.
Cuando el presidente Nixon dimitió por el Caso Watergate, Gerald Ford ocupó su cargo, convirtiéndose en el primer y único presidente de EE.UU. sin someterse a votación. En la imagen, jurando la presidencia ante el juez principal Warren Burger, el 9 de agosto de 1974.

Largas reuniones, cuentas que no salen o la temida repetición de elecciones... Que un candidato a la presidencia tenga que hacer números para jurar su cargo es más común de lo que pensamos, tanto o más que un gobierno de coalición entre formaciones políticas completamente opuestas. Lo que no es tan normal es que un presidente invite a sus votantes a su nueva residencia, que el elegido fallezca el día antes de asumir la presidencia o que un congresista se convierta en presidente por accidente. Repasamos algunos de los casos más curiosos que nos ha regalado la historia.

– Andrew Jackson: el hombre que pudo gobernar EE. UU. en 1824 y casi destroza la Casa Blanca cuando lo consiguió en 1828

Populista, temperamental, racista... Con semejantes atributos no resulta extraño que a Donald Trump lo comparen a menudo con Andrew Jackson (Waxhaws, 1767 - Tennessee, 1845), primer líder del que sería el actual Partido Demócrata y el séptimo presidente de los Estados Unidos entre 1829 y 1837. Hijo de inmigrantes irlandeses, Jackson estudió leyes y fue juez del Tribunal Supremo de Carolina del Sur. Sin embargo, la fama y la fortuna le llegarían al frente de las milicias de Tennessee como capitán general. En un momento en que la situación con los indios americanos era muy tensa, Jackson se convirtió en una especie de héroe militar por enarbolar su odio hacia los nativos americanos y masacrar a la tribu de indios Creek. Un odio que por supuesto siguió practicando como presidente con deportaciones en masa.

Retrato del presidente de EE. UU. Andrew Jackson a caballo.
Retrato del presidente de EE. UU. Andrew Jackson a caballo.Foto: Getty Images

Jackson se presentó a la presidencia en 1824, incluso consiguió el mayor número de votos populares y electorales, pero al no conseguir la mayoría necesaria en el Colegio Electoral, sus oponentes le robaron el cargo en la Cámara de Representantes. John Quincy Adams sería quien juraría el cargo gracias al voto del presidente de la Cámara, Henry Clay, al que nombraría su secretario de Estado. Una estrategia que pasaría a la historia como el arreglo corrupto y sería el germen de la victoria final de Jackson contra John Quincy en 1828, tras una de las campañas electorales más sucias y rastreras que recuerdan los historiadores.

Esta vez Jackson sí que logró la mayoría absoluta y obtuvo la presidencia sin inesperados giros de guion. Los sobresaltos -o un anticipo de lo hiperbólico que sería su mandato- llegarían el día de su toma de posesión. Tras jurar su cargo en el Capitolio, el nuevo presidente se montó a lomos de un caballo blanco para entrar en la Casa Blanca como es debido, invitando a los votantes que lo acompañaban en su paseo –se calcula que a la toma de posesión acudieron más de 20.000 personas– a conocer su nueva residencia. Su primera mala idea. La gente se metió por todos los rincones de la casa, se subían a los sofás, destrozaban el mobiliario, y algunos incluso intentaron llevarse la porcelana. Así que la primera medida del presidente fue instalar unos barriles de whisky en el exterior y trasladar la fiesta al jardín para vaciar la casa. La noche, tras huir por una ventana, la pasaría en un hotel.

– La inesperada coalición de izquierda: la 'gerigonça' portuguesa de 2015

"Sería extraño que quien gana las elecciones no pueda gobernar". Lo dijo el ex primer ministro de Portugal, Pedro Passos Coelho (Coímbra, 1964), candidato de la coalición de centro-derecha del PSD-CDS para revalidar en 2015 el gobierno conservador. Pero el político, conocido por aplicar a rajatabla las medidas impuestas por la troika europea ante la crisis portuguesa, comprobaría en sus propias carnes que tan "extraño" no es. Los portugueses respaldaron al partido en las elecciones del 5 de octubre, que obtuvo 104 escaños con el 38,5% de los votos, pero no le concedieron la mayoría absoluta (28 escaños menos, de los 132 que lograron en 2011). El 10 de noviembre, reunidos en un hotel tras días de discretas negociaciones, António Costa, del Partido Socialista (PS), Catarina Martins, del Bloque de Izquierda (BE) y Jerónimo de Sousa, líder del Partido Comunista (PC), llegaron a un acuerdo para formar una alianza de izquierdas y desbancar al conservador. Un pacto que la oposición denominó gerigonça (en castellano, algo así como "chapuza"). El socialista António Costa fue nombrado primer ministro. La recuperación económica que el país vecino ha vivido durante los últimos años ha dejado de ser tildada de "chapuza" para ser considerada un milagro.

El presidente brasileño Tancredo Neves hablando con reporteros en el aeropuerto de Barajas, Madrid, en una visita a España en enero de 1985.
El presidente brasileño Tancredo Neves hablando con reporteros en el aeropuerto de Barajas, Madrid, en una visita a España en enero de 1985.Foto: Getty Images

– Tancredo Neves: el presidente brasileño que murió en 1985 antes tomar posesión

Tras 21 años de dictadura militar, Tancredo Neves (Minas Gerais, 1910 - Sao Paolo, 1985) era la esperanza para recuperar la democracia en Brasil. Tenía una gran experiencia política: fue primer ministro del presidente Joao Goulart y, tras el golpe de Estado en 1964, se unió al Movimiento Democrático Brasileño, siendo gobernador del Estado de Minas Gerais en 1982, el segundo más poblado del país. También participó en el movimiento Diretas Ja!, que exigía elecciones presidenciales directas, eliminando la tutela de las Fuerzas Armadas en el Congreso. Aunque sus peticiones no cuajaron en ese momento, ganó de forma indirecta las elecciones presidenciales de Brasil en 1984, las primeras con candidatos civiles. Logró 480 votos del colegio electoral, frente a los 180 de su oponente oficialista, Paulo Maluf.

El 14 de marzo de 1985, la víspera del día que tomaría posesión del cargo, lo ingresaron en el Hospital Base de Brasilia por fuertes dolores abdominales. "Déjenme tomar posesión y después hagan conmigo lo que quieran", repetía Neves, según recoge el doctor Luis Mir en su libro O paciente, que reúne investigaciones sobre el caso. Tampoco le escucharon. Tras varias operaciones, Tancredo Neves fallecería el 21 de abril. Sería el vicepresidente José Sarney quien juraría finalmente el cargo. A partir de ahí, se instituyeron elecciones directas para todos los cargos, se legalizaron los partidos y se convocó la Asamblea Nacional Constituyente. En 1986, el Congreso aprobó una medida para que Tancredo Neves fuese considerado presidente de Brasil y figurase en la galería de presidentes históricos.

– La extraña pareja: la alianza de Syriza y Griegos Independientes en 2015

Dos veces llamó el presidente de la Eurocámara alemán, Martin Schulz, a Alexis Tsipras (Atenas, 1974) cuando ganó las elecciones griegas en 2015. La primera para felicitar al líder de la formación izquierdista Syriza por el resultado: obtuvo 149 escaños, a falta de dos de la mayoría absoluta. La segunda, para preguntarle por qué de todos sus posibles aliados, había elegido a Griegos Independientes (Anel), la formación liderada por Panos Kamenos, como socios de gobierno. "Necesitaba saber por qué quería seguir en coalición con ese extraño partido ultraderechista. No me ha contestado. Él es muy listo. Sobre todo, por teléfono", comentaba Schulz en Radio France. En este caso, lo sorprendente es lo rápido que consiguieron formar gobierno dos partidos radicalmente opuestos. La fuerte crisis económica del país, rescatado económicamente tres veces desde 2010 al ser incapaz de afrontar la deuda pública, y las medidas de austeridad impuestas por la troika lograron que olvidaran sus diferencias.

El exprimer ministro griego Alexis Tsipras, líder del partido de izquierdas Syriza, abrazando a su socio de coalición Panos Kamenos, del partido de extremaderecha Griegos Independientes, tras ganar las elecciones de 2015 en Atenas.
El exprimer ministro griego Alexis Tsipras, líder del partido de izquierdas Syriza, abrazando a su socio de coalición Panos Kamenos, del partido de extremaderecha Griegos Independientes, tras ganar las elecciones de 2015 en Atenas.Foto: Getty Images

– Gerald Ford: el presidente por accidente de Estados Unidos 

Gerald Ford (Nebrasca, 1913 - California, 2006) se convirtió en presidente por casualidad el 9 de agosto de 1974. Dicen que tampoco tenía intención de serlo. El que había sido congresista de Michigan durante 25 años, como mucho aspiraba a la presidencia de la Cámara de Representantes. Sin embargo, se destapó el caso Watergate, el escándalo de espionaje político por el que a Richard Nixon no le quedó más remedio que dimitir. A Ford no le quedó otra que ocupar el hueco. No era la primera vez que le pasaba algo similar. Asumió la vicepresidencia en octubre de 1973 por otra dimisión forzada, la de Spiro Agnew, acusado por evadir impuestos. Ford se convirtió en el primer y único presidente de Estados Unidos sin pasar por unas elecciones. Por primera vez, se aplicó la sección 2º de la Enmienda 25 de la Constitución, aprobada en 1967, que permite el nombramiento por el ocupante de la Casa Blanca de un vicepresidente que no se ha sometido a las urnas. "Era uno de los seres humanos y de los servidores públicos más admirables que he conocido", dijo de él Jimmy Carter, que le arrebató la presidencia en 1976. Una de sus medidas más polémicas fue firmar el perdón presidencial de Nixon.

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