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Denuncias, sangre y jarrones rotos entre los herederos de Korean Air

Los miembros de la familia Cho, propietarios también de Hanjin Group, una de las mayores empresas de logística del mundo, se pelean por el liderazgo de la compañía aérea

Cho Yang-ho, en Seúl (Corea del Sur), en 2016.
Cho Yang-ho, en Seúl (Corea del Sur), en 2016.Seong Joon Cho (Bloomberg)
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Se dice que las herencias traen dinero y discordias a partes iguales. Los niveles de ambas pueden alcanzar límites insospechados cuando el legado incluye una de las mayores empresas de Corea del Sur. Antes de fallecer en abril de este año, Cho Yang-ho, presidente de la aerolínea Korean Air y de Hanjin Group, una de las mayores empresas logísticas del mundo, repartió sus acciones a partes casi iguales entre sus descendientes. Los familiares del finado, famosos todos ellos por sus escándalos y sus problemas con la ley, batallan ahora por el control del conglomerado, en un intento de imponer su voluntad sobre sus parientes. A la denuncia presentada la semana pasada por Cho Hyun-ah, una de las hermanas y protagonista del llamado “incidente de las nueces”, se suma ahora una pelea entre la matriarca del clan y su hijo, Walter Cho Won-tae, actual presidente.

En su lecho de muerte, el patriarca —que de aquellas enfrentaba un juicio por malversación de fondos valorados en 19.600 millones de won (15 millones de euros)— colocó a su hijo al frente de Hanjin Group, aunque instó a la familia a mantener la unidad a la hora de dirigir la compañía. Heather Cho Hyun-ah comenzó la guerra fraternal la semana pasada anunciando la toma de medidas legales contra su hermano, a quien acusa de marginarla de la administración, vulnerando así los deseos de su padre. “El difunto presidente había pedido a sus allegados que lideraran Hanjin en armonía. Pese a ello, el presidente Walter Cho Won-tae ha tomado decisiones que no están alineadas con la voluntad del fallecido. Del mismo modo, tampoco ha sido sincero durante las discusiones familiares respecto a la gestión del grupo”, rezaba el comunicado público.

Lee Myung-hee, viuda de Cho Yangho, en Seúl (Corea del Sur), en mayo de 2018.
Lee Myung-hee, viuda de Cho Yangho, en Seúl (Corea del Sur), en mayo de 2018.Lee Sang-Ho (Cordon Press)

Walter Cho cuenta con el paquete accionarial más voluminoso de la familia con un 6,52% y aspira a ser reelegido como presidente de la compañía en la junta general programada para el próximo marzo de este año. Aventaja a su hermana Heather en tres centésimas, quien ostenta un 6,49%, frente al 6,47% de la tercera hermana, Emily Cho Hyun-min. En su comunicado, Heather Cho mencionaba la posibilidad de reunirse con otros accionistas para lograr un mayor control sobre la compañía. Esto apunta a que podría estar preparando una acción para aliarse con su madre, Lee Myung-hee, y así derribar a su hermano: juntas controlarían un 11,8% de Hanjin.

Preocupado por esta posibilidad, Walter Chu mantuvo el día de Navidad una reunión con su madre que acabó en desastre. Durante el encuentro, el actual presidente confrontó a la matriarca del clan y, en un ataque de ira cuyos detalles no han trascendido, la hirió, provocándole cortes en los brazos. El episodio saltó a los medios de comunicación, que publicaron imágenes de un jarrón roto y manchas de sangre en el suelo. Madre e hijo publicaron el pasado día 29 un mensaje conjunto en el que se “disculpaban profundamente por el desafortunado incidente”. El texto detallaba que “Walter Cho pidió perdón a su madre y ella lo aceptó” y sentenciaba: “Seguiremos cuidando Hanjin Grupo, que representa el legado del difunto Cho Yang-ho, por medio de la armonía familiar”.

Heather Cho Hyun-ah, en Seúl (Corea del Sur), en mayo de 2018, tras un interrogatorio con la oficina de inmigración.
Heather Cho Hyun-ah, en Seúl (Corea del Sur), en mayo de 2018, tras un interrogatorio con la oficina de inmigración.Lee Sang-Ho (Cordon Press)

Los miembros de la familia Cho son rostros habituales de la sección de sucesos. Heather Cho Hyun-ah se dio a conocer en el mundo entero por medio del “incidente de las nueces”. A bordo de primera clase de un avión de Korean Air con destino a Nueva York y recurriendo a su autoridad como vicepresidenta de la compañía, ordenó que la aeronave regresara a la terminal, encolerizada porque la azafata, a la que agredió, le sirvió nueces de macadamia en un paquetito y no en un plato. El escándalo le costó el puesto y fue castigada con un año de cárcel por vulnerar la seguridad aeroportuaria, condena de la que cumplió cinco meses. Al recuperar la libertad le estaba esperando el puesto de directora de la división hotelera de la empresa familiar, nombramiento al que tuvo que renunciar a causa de la reacción social ante lo que muchos consideraron un ejemplo de la inmunidad de la élite económica surcoreana.

Su hermana menor, Emily Cho Hyun-min, dimitió como ejecutiva de la aerolínea en 2018, después de que en una reunión de negocios perdiera los estribos y arrojara un líquido al director de una compañía de publicidad. Su madre también ha sido objeto de críticas por las formas abusivas, tanto físicas como verbales, con las que se dirige a sus empleados. En mayo de este año fue condenada por contratar empleadas del hogar de nacionalidad filipina de manera ilegal. Para ciertos entuertos familiares, una mayor cantidad de dinero, más que parte de la solución, es parte del problema.

Emily Cho Hyun-min, en Seúl (Corea del Sur), tras un interrogatorio policial, en mayo de 2018.
Emily Cho Hyun-min, en Seúl (Corea del Sur), tras un interrogatorio policial, en mayo de 2018.

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