El renacimiento del primer templo cristiano en África Occidental
La catedral de Saint Louis, en Senegal, es la más antigua de la región. Cerrada desde hace más de un año debido a obras de rehabilitación, celebró el pasado martes la misa del gallo
El pasado martes, la ciudad se vistió de gala para festejar el primero de los eventos de reapertura de la Catedral de Saint Louis, prevista para el mes de abril, tras unas obras de rehabilitación que la han mantenido cerrada al público desde noviembre 2018. Datada en 1828 y conocida como el primer templo cristiano de África Occidental, la obra arquitectónica figura, como el resto de la isla, entre los bienes del Patrimonio Universal de la UNESCO desde 2000. Desde entonces, la urgencia de repararla había sido objeto de demanda de numerosos expertos.
El edificio, aún en la recta final de los trabajos, acogió la noche del 24 de diciembre la celebración de la misa del gallo, una importante cita en el calendario de la comunidad cristiana en todo el mundo, y que en Saint Louis tiene una significativa relevancia debido a la tradición de mestizaje de las familias cristianas de los antiguos colonos franceses y las musulmanas de las mujeres con las que contrajeron matrimonio en el país, que adoptaron esta fiesta como propia.
Así, entorno a las nueve y media de la noche, un desfile de conmemoración de las signares —como se conocía a estas mujeres mestizas de doble cultura— que se denomina como fanal recorrió el centro de la ciudad, pasando por la Poste y la plaza Faidherbe, acompañado de carrozas y otros adornos navideños hasta llegar a las inmediaciones de la Catedral, a la entrada del barrio sur de la isla. Decenas de saintlouisiens de todas las confesiones se movilizaron para ver la cabalgata, simbolizando una vez más el buen entendimiento entre los fieles de ambos credos. La comunidad cristiana de la ciudad, aunque no es muy numerosa —no supera las 7.000 personas según los datos de la Diócesis de Saint Louis, lo que supone menos de un 10% de la población— siempre ha convivido en perfecta armonía con la mayoría musulmana y ha tenido una influencia histórica en la dinámica sociopolítica local.
Pese a las inquietudes de las últimas semanas sobre si todo estaría listo para la fecha y si habría suficientes plazas para la población local, ya que la empresa francesa Eiffage, adjudicataria de las obras financiadas por la Agencia Francesa de Desarrollo y patrocinadora del evento, había reservado una parte de las bancadas para su medio centenar de invitados, venidos de otros lugares del país e incluso de Europa, todo se desarrolló sin problemas.
La comunidad cristiana de la ciudad no supera las 7.000 personas, según los datos de la Diócesis de Saint Louis, lo que supone menos de un 10% de la población
El blanco impoluto de las paredes y una sobria ornamentación fueron el decorado de una misa de más de dos horas que dio protagonismo a los fieles locales y a la música. El maestro de kora, Ablaye Cissoko, acompañó la coral femenina haciendo las delicias de un auditorio que no superaba las 200 personas. En su sermón, el obispo de la Diócesis de Saint Louis, Ernest Sambou, agradeció la reforma de la infraestructura, “que constituía un peligro para la integridad física de los fieles”, y recordó que volverá a cerrarse al público hasta la finalización de las obras, prevista para Pascua. Para acabar, diferentes feligreses salieron al altar a leer pasajes de la Biblia hasta pasada la medianoche. Este emotivo evento solemnizó el principio de una nueva etapa para la comunidad católica en la ciudad.
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