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El aumento de las mujeres solteras en Hong Kong y su relación con el precio de la vivienda

Una investigación sugiere que el cambio de actitud de las mujeres hacia el matrimonio podría haber alterado el mercado inmobiliario en la ciudad

Vista de Hong Kong desde el edificio Central Plaza de Hong Kong.
Vista de Hong Kong desde el edificio Central Plaza de Hong Kong.Jeffrey Greenberg (Getty Images)
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El pasado mes de octubre se llevó a cabo en Hong Kong una de las operaciones inmobiliarias más comentadas de los últimos años: una zona de estacionamiento de 135 metros cuadrados se vendió por 969.000 dólares, unos 870.000 euros, convirtiéndose en el lugar más caro que se conoce en todo el mundo donde aparcar un vehículo. La excolonia británica ha alcanzado unos precios desorbitados los últimos años. De hecho, es la ciudad más cara donde adquirir una vivienda, con un precio medio de 1.091.665 euros. Y las mujeres tienen que ver en este progresivo aumento.

El investigador Igor Vojnovic, de la Universidad Estatal de Michigan, quiso comprender por qué se han disparado tanto los precios del mercado inmobiliario, y tras estudiar esta tendencia durante cuatro años junto a la académica visitante Minting Ye, dio a conocer algo bastante ignorado: las mujeres han desempeñado “un papel sorprendente” y poco estudiado en la transformación de la ciudad, porque cada vez reciben mejores salarios y demandan viviendas, lo que hace aumentar el precio de las rentas. Su estudio, publicado en 2018, se centró en Hong Kong, pero en palabras de Vojnovic, “hay razones para pensar que está sucediendo algo similar en otras ciudades”.

Es un hecho que los jóvenes de todo el mundo contraen matrimonio cada vez más tarde, o deciden no hacerlo. El Centro de Investigaciones Pew, un think tank con sede en Washington, proyecta que cuando los adultos jóvenes de hoy tengan entre 40 y 50 años una cuarta parte de ellos nunca se habrá casado, cuando esta estadística era del 10% hace unas décadas. En España, por ejemplo, el Instituto Nacional de Estadística contabilizó 14,36 matrimonios por cada 1.000 habitantes en 1976, mientras que en 2018 fueron de 6,91.

En el este y sudeste de Asia durante la segunda mitad del siglo XX se registró un número creciente de hombres y mujeres solteros. Según las cifras recogidas por los investigadores, de 1950 a 1990 el número de solteras jóvenes aumentó casi cuatro veces, de 22 millones a 82 millones. China continental ha quedado excluida de esta tendencia por “una cuestión cultural” porque, como dice Vojnovic, “ser mujer soltera está visto negativamente en el continente”, ya que a las mayores de 27 años que no tienen marido se las conoce como sheng nu o mujeres sobrantes, mientras que, en Hong Kong, se las conoce como xing nu o mujeres en flor.

Los investigadores estudiaron los datos censales de 1986 y 2006 de Hong Kong e identificaron que el 34% de la ciudad experimentaba gentrificación, un término que se refiere a la transformación o rehabilitación de un barrio deteriorado que provoca un aumento del coste de los alquileres y las ventas y, por tanto, que los vecinos sean desplazados por otros de un nivel adquisitivo mayor.

El número de mujeres que viven en zonas gentrificadas aumentó un 53,2% entre 1986 y 206, mientras que la cifra de hombres solteros fue de 15,2%

Una señal reveladora de esto es el cambio de las viviendas de alquiler a aquellas ocupadas por sus propietarios. El número de residencias ocupadas por sus dueños aumentó en casi un 20% durante este periodo. Al mismo tiempo, el número de personas empleadas en los sectores tradicionales de la clase trabajadora, como la manufactura, se redujo a la mitad, mientras que la cifra de residentes que trabajaban en finanzas, seguros, servicios comerciales o en el sector inmobiliario se triplicó.

Pero ellos señalan que no solo es la estructura ocupacional la que transformó estos barrios, ya que las áreas de gentrificación han estado cada vez más dominadas por solteras. Su análisis demuestra que el número de mujeres que vivían en estas zonas aumentó un 53,2% durante este periodo, mientras que la cifra de hombres solteros fue de 15,2%. Y del mismo modo, el número de mujeres divorciadas y separadas en estos barrios aumentó al doble del ritmo que el de los hombres divorciados y separados. Como resultado, la proporción de hogares dominados por mujeres que nunca se casaron o se divorciaron aumentó a 47,1% en 2006. 20 años antes era del 2,8%.

Así, como dice el investigador, “las mujeres solteras no solo están emergiendo como un aspecto creciente y crítico de la economía de Hong Kong, sino que también están impulsando el mercado inmobiliario cada vez más inasequible de la ciudad”. No obstante, Vojnovic puntualiza que no hay que culpar a las mujeres por la gentrificación porque, en el otro extremo del espectro de ingresos, las madres solteras “se llevan la peor parte”.

Es cierto, además, que igual que muchas de ellas con independencia económica buscan hoy liberarse de vivir con sus padres, una tendencia similar se produjo en el pasado para los jóvenes, cuando comenzaron a buscar su vivienda para no residir con su familia. Irónicamente, hoy en día muchos jóvenes en las ciudades vuelven con sus familias debido al elevado coste de una casa.

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