Liam Payne: la historia de alcoholismo y soledad tras el ‘sex symbol’ oficial de One Direction
El cantante es el último de los cinco miembros del popular grupo en publicar disco individual. Y la campaña de promoción está dando todo tipo de detalles sobre lo que ocurría cuando se apagaban las luces del escenario
Salieron del concurso de talentos británico The X Factor en 2010, vendieron cincuenta millones de discos y se convirtieron en una de las boy bands [como se denomina a una banda masculina dirigida a público joven, especialmente femenino] más exitosas de la historia. Desde la separación de One Direction en 2016, las carreras individuales de sus cinco miembros han seguido caminos diferentes, pero sus años como parte de un fenómeno sociocultural de dimensiones estratosféricas siguen dando para titulares de oro.
En una entrevista de 'The Guardian' que se ha publicado hoy mismo, el cantante detalla que “tocar ante no sé cuántos miles de personas y después quedarte solo en el hotel en un país en el que ni siquiera puedes salir a ningún sitio. ¿Qué vas a hacer? El minibar siempre estaba ahí”
Desde el principio cada uno tuvo su rol en la banda y la prensa ha seguido poniendo a cada uno en su propia sección de las revistas. Harry Styles es el icono de estilo, Zayn Malik el alma atormentada y Liam Payne (Wolverhampton, Reino Unido, 1993) ha logrado pasar de ser de chico para todo a showman del grupo y, actualmente, a lo más parecido a un objeto sexual sin dobleces ni remordimientos que ha dejado la banda.
Payne publica este viernes su primer disco individual, lp1. Ha tardado más de dos años desde que lanzó su primer sencillo, Strip that down (mientras tanto algunos de sus compañeros han publicado ya dos discos) y a diferencia de otros miembros de la banda, se diría que nunca ha buscado explorar géneros, desmarcarse de lo que se esperaba de él o hacer algo parecido a una letra confesional. Liam Payne hace música comercial y enseña su cuerpo tatuado. ¿Le ha funcionado la fórmula? Hasta ahora, a medias. La aceptación de lp1, su primer disco, lo dirá.
La imagen de Liam sigue siendo la más calculada y artificiosa de los que fueron miembros de One Direction: a Harry o a Zayn se les ve cierta languidez y casualidad en sus lecciones estéticas y Niall Horas y Louis Tomlinson parecen mucho más cómodos haciendo música en un plano mucho más tranquilo de la fama en el que no buscan volver a llenar estadios. Pero Liam siempre parece recién salido de la peluquería, del salón de bronceado y del maestro tatuador. Y sin embargo, para la campaña promocional de su disco debut, ha decidido dinamitar la imagen de chico perfecto y hablar del calvario que también va asociado al éxito masivo.
Tras el éxito inicial de su primer sencillo, 'Strip that down' (2017), sus siguientes trabajos no han gozado de tanto éxito. Incluso duetos con pesos pesados como J Balvin se quedaron fuera del 'top ten' británico
El pasado noviembre el cantante acudió al programa de Ant Middleton, un exsoldado que se lleva a famosos a lugares remotos y mantiene con ellos profundas charlas en las que siempre sale a flote la declaración explosiva. En el caso de Liam fue la confesión de que durante su etapa de mayor fama había considerado la idea del suicidio. “A juzgar por algunas cosas que han pasado, tengo suerte de seguir aquí”, confesó. “Hay veces en las que ese nivel de soledad te hace preguntarte: ‘¿Terminará esto algún día?’. Eso casi me mató un par de veces”.
En una entrevista de The Guardian que se ha publicado hoy mismo, el cantante detalla que “tocar ante no sé cuántos miles de personas y después quedarte solo en el hotel en un país en el que ni siquiera puedes salir a ningún sitio. ¿Qué vas a hacer? El minibar siempre estaba ahí”. Es llamativo que esa misma escena (la habitación del hotel vacía tras dejarse amar por miles de fans) es continuamente descrita por muchísimas estrellas de la música cuando se sinceran sobre episodios depresivos o el lado más oscuro de la fama. Liam comienza con ella a relatar también el problema de alcoholismo que arrastraba en los últimos tiempos de One Direction. También confiesa que tomaba una medicación pata tratar cierto problema de tipo epiléptico que afectaba a sus funciones cognitivas cuando estaba expuesto a cierto tipo de luces. Todo un desafío para un artista que actúa en estadios gigantes con espectáculos lumínicos casi cada noche. “Necesitaba ayuda para mantenerme estable. Había ocasiones en las que bajo ciertas luces en el escenario o durante una entrevista no era capaz ni de decir mi nombre”, añadió en la entrevista de The Guardian.
Cuando la banda decidió tomarse un descanso indefinido en 2016, la presión era ya demasiada. Como explica al periódico británico, “al final aquello ya era oscuro y retorcido. Pero los últimos conciertos fueron bonitos porque la presión ya había desaparecido. Era como esperar a las vacaciones: sabíamos que al lunes siguiente nos despertaríamos y no tendríamos un horario”.
Tras la separación de la banda, Payne estuvo en terapia durante dos años y dedicó seis meses a descansar. Había pasado ocho años, desde los 15 (cuando se presentó por primera vez al programa The X Factor) trabajando e intentando cumplir un sueño. Tras el éxito inicial de su primer sencillo, Strip that down (2017), sus siguientes trabajos no han gozado de tanto éxito. Incluso duetos con pesos pesados como J Balvin se quedaron fuera del top ten británico.
Pese a que su música era considerada por la crítica como la menos interesante de los cinco miembros de One Direction, él sigue interesando al público: su relación con la cantante Cheryl Cole, con la que tiene un hijo y de la que ya se ha divorciado, fue diseccionada en los medios británicos durante tres años. Y las marcas siguen requiriendo su físico privilegiado para vender sus productos. La última es Hugo Boss, en cuya campaña aparece en calzoncillos (o directamente sin ellos) y que ha servido para que, de nuevo, se hable de Liam Payne en todos los medios. Si esa belleza que explota sin culpa le sirve para vender discos lo sabremos en unos días.
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