Cita en el aire
De todas las posibles imágenes de este jueves, me quedo con la de ese hombre y esa mujer suspendidos en el aire con el finado un cuarto de hora. Pura Historia
Una mujer y un hombre tienen este jueves una cita matutina que no imaginaron en la vida. Van muy puestos, cada uno de lo suyo. Dopados ambos por esa mezcla de la adrenalina de las grandes ocasiones y la náusea de los grandes madrugones que lo mismo te hace rendir al máximo que quedarte traspuesto en un descuido. Ni jóvenes ni viejos, aún conservan la apostura. Instalados en esa meseta de la edad mediana en la que el aspecto depende más del amor propio y el propio talante que de los adornos que te eches encima. Aun así, ambos han esmerado el atuendo. De luto cumplido como deudo en primera línea, él. De azul oscuro casi negro para vestir el cargo sin quedarse corta ni pasarse, ella. El caso es que hasta pegan. Pese a los abismos, no son tan distintos. Ambos hijos de médico, ambos hijos medianos de familia numerosa, hijos ambos de su tiempo y circunstancias. A saber, no obstante, en qué va pensando, cada uno en su sitio, entre el estruendo de las aspas y el silencio del pasaje. Porque el pasaje son ellos y un muerto, los muertos no hablan, y ellos, por no hablarse ni se miran.
Dolores Delgado, ministra de Justicia, tenía 13 años cuando murió Franco. Francis Franco, el nieto varón elegido por el abuelo para perpetuar el apellido, casi 21. Ambos son hoy los únicos testigos del traslado del dictador desde el templo que obligó a construir a sus víctimas a su sepultura privada. Van puestísimos, he dicho, cada uno por lo suyo. Él, por la santa indignación del ofendido frente a la ofensora. Ella, por la satisfacción de quien salda una deuda histórica. Detrás, mudos, los despojos de quien los ha unido en tan alucinante viaje del pasado al futuro. Ni la solemnidad de los políticos, ni los memes de Twitter, ni el helicóptero despegando en bucle en la tele. De todas las posibles imágenes de este jueves, me quedo con la de ese hombre y esa mujer suspendidos en el aire con el finado un cuarto de hora. Pura Historia.
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