Las reinas multimillonarias de Dolce & Gabbana
Los diseñadores tienen una relación muy estrecha con sus clientas de alta costura. Ahora, Domenico Dolce ha fotografiado a un centenar de ellas en su libro 'Queens', inspirado en los retratos de corte
Cuando en 2012 Dolce & Gabbana lanzaron Alta Moda —su visión excesiva, exquisita e itinerante de la alta costura— fuera del circuito parisino, también sentaron los cimientos de un club ultraexclusivo del que hoy forman parte algunas de las grandes fortunas del planeta (esas que pueden permitirse pagar precios de seis cifras por un vestido). Dos veces al año, unos cientos de esos superricos acuden a la llamada de los italianos financiando de su propio bolsillo el viaje a la localización que el dúo haya elegido como inspiración de su nueva colección (lugares como Taormina, Capri, Como, Venecia, Portofino, Nueva York o, el más reciente, el Valle de los Templos de Agrigento, en Sicilia, Patrimonio Mundial de la Unesco) y se entregan a varios días de cenas, eventos, fiestas y fittings junto a ellos.
Se diría que el desfile es casi lo de menos. “Es una gran satisfacción que siempre pregunten cuándo y dónde será la próxima, porque tienen que organizarse las vacaciones, los vuelos… Nosotros eso no lo pagamos. Pero quieren venir porque han entendido que, por mucho dinero que tengas, o por muchos libros que hayas leído, vivir una experiencia así es algo único”, explica Domenico Dolce a EL PAÍS en su boutique londinense de Old Bond Street.
El diseñador, que fundó la firma junto a su pareja creativa (y expareja sentimental) Stefano Gabbana en 1985, visitó a principios de octubre la capital británica para la presentación en Europa de Queens: Alta Moda di Dolce & Gabbana (Assouline), un libro de gran formato y lujosa factura (tiene 216 páginas y cuesta 350 euros) publicado hace unos meses y en el que él mismo ha fotografiado a algunas de sus mejores clientas como si fueran reinas, vestidas de alta costura de la firma y con piezas de alta joyería. Un proyecto que él define como un canto “a la belleza femenina de todas las edades, todas las naciones, todos los gustos y todas las culturas”, pero que también puede leerse como otro de los privilegios que sus grandes compradoras obtienen por el hecho de serlo.
Los únicos textos que incluye la obra son citas sobre el amor y la vida en distintos idiomas (no faltan, por supuesto, el ruso y el chino), atribuidas a autores como Oscar Wilde, Pablo Neruda o Platón. “Les pregunté a todas las clientas si querían participar en este libro y he fotografiado a las que aceptaron, o pudieron. Ellas elegían la ropa —algunos vestidos eran suyos y otros, nuestros— y cómo querían el maquillaje o el pelo. Eran ellas quienes me influían a mí, no al contrario”, asegura.
No es el primer volumen que Dolce firma como fotógrafo; debutó tras el objetivo en 2012 con Campioni, en el que retrató a jóvenes futbolistas. “Stefano y yo hemos tenido la grandísima suerte de colaborar con gente como Peter Lindbergh, Steven Meisel, Patrick Demarchelier, Paolo Roversi… Y, cuando trabajas con los mejores, si no eres estúpido aprendes”, señala.
En este caso, disparar personalmente las imágenes le parecía imprescindible: “Tenía que ser un trabajo íntimo, y yo conozco bien a estas personas; tenemos una relación amistosa, además de profesional”. Sin embargo, en su centenar largo de fotos hay pocas caras conocidas. Está la empresaria Carmen Busquets, la exmodelo Andrea Dellal, la actriz Jennifer Tilly o la consultora de moda Coco Brandolini d'Adda. También hay una verdadera royal, la princesa Astrid de Liechtenstein. Pero la mayoría de las mujeres que aparecen en Queens no están en él por su fama ni por su título, sino por su riqueza. Es la realeza del dinero.
La monarquía es una fuente de inspiración habitual para Dolce & Gabbana. Y, entre las reinas actuales, a Domenico le fascina Isabel II. “Creo que es el icono contemporáneo más grande que existe en el mundo. No tiene parangón. Hace un trabajo dificilísimo, pero admirable”. La reina Letizia de España le parece “una mujer muy guapa”, a secas. “Hay muchas reinas, también está Rania… pero la primera que te viene a la mente siempre es Isabel II, no hay otra igual”. ¿Y después de ella…? “No soy un estudioso de la monarquía, pero imagino que habrá una evolución; nada es como ayer, eso es lo bonito de la vida. Igual que yo moriré, y vendrá otro. Cristóbal Balenciaga fue el diseñador más grande que ha habido, el hombre más coherente, mas disciplinado, pero mira cómo es ahora Balenciaga. No sé si mejor o peor; es distinto. Todo cambia”.
Lo que no está claro si cambiará es la propensión de los italianos a acabar enredados en polémicas diversas (la última de ellas, el desfile que tuvieron que cancelar en Shanghái el pasado noviembre tras ser acusados de racismo), aunque, de un modo u otro, parece que siempre logran salir indemnes de ellas; según acaba de publicar Il Corriere della Sera, su imperio ingresa hoy casi 1.400 millones de euros anuales. “Vivir en concordia, en armonía y en el respeto al otro es lo más bello que existe”, asegura un conciliador Domenico. “No todos tenemos las mismas ideas, pero el amor y la tolerancia son la base del mundo y de la familia”.
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