_
_
_
_

‘Namasté’, la fiebre zen en el mundo del dinero de São Paulo

Ejecutivos y trabajadores del mercado financiero incorporan la meditación y la relajación al aire libre para alcanzar el equilibrio y mejorar la concentración en el trabajo

Grupo de meditação na avenida Faria lima, em São Paulo.
Grupo de meditação na avenida Faria lima, em São Paulo.Fernando Cavalcanti (El PAÍS)
Beatriz Jucá

Son las 13:10 de un viernes de septiembre. Un grupo de aproximadamente 13 personas —en su mayoría trabajadores de grandes empresas— acuden al jardín del edificio Pátio Victor Malzoni, en la avenida Faria Lima, una vía de Sao Paulo que se ha ganado el nombre del Silicon Valley brasileño por concentrar un gran número de startups e inversores. Se quitan los zapatos y se sientan en posición erecta. Bajo la presión diaria por alcanzar metas y llevar proyectos adelante, buscan mejorar su capacidad de concentración y el desempeño en sus trabajos a través de la meditación.

El entorno a su alrededor es caótico: se oye el ruido constante de coches —e incluso de aviones— y una música pop proveniente de la pequeña cafetería de al lado, además de los botes que da una pelota de ping-pong en una mesa que hay en el área del edificio, donde se encuentra Google. Pero nada parece molestarle a un grupo que, desde hace unos tres meses, medita estoicamente a la hora de comer.

Todo empezó cuando el abogado de un fondo de inversiones, Marcelo Corazzi, fue fotografiado meditando, a solas, en dicho lugar. La imagen en la que aparece descalzo y con los ojos cerrados acabó en el perfil de Faria Lima Elevator —que suele satirizar la relación de esta zona de la ciudad con las costumbres y prácticas que se ponen de moda en el mercado financiero— y se hizo viral en Internet. "Sí, la imagen es real. Sí, es durante la hora de la comida en la avenida Faria Lima", decía la leyenda. La publicación generó una serie de comentarios como "Veganos en patinete… ¿quién los contrata?", "Solo el 1% del PIB puede ser zen en el horario de comida" o "¿Existe algún empleo en la Faria Lima en el que haya tiempo para hacer eso?". 

A Marcelo no le afectó. Decidió usar la fama momentánea para invitar a gente que estuviera dispuesta a montar un grupo fijo de meditación. Así que creó un perfil en Instagram llamado Faria Lima Meditators y un grupo en WhatsApp que hoy tiene poco más de 150 miembros.

"La meditación mejora mucho la calidad de vida, algo que se echa mucho en falta en nuestro ambiente corporativo. También me ayuda a tomar decisiones y a tener más empatía y compasión", explica Marcelo, que empezó a meditar hace casi siete años, tras leer el libro Autocontrol, de Kelly McGonigal. En la obra, la autora relaciona el acto de meditar con el aumento de la fuerza de voluntad. "Empecé a meditar buscando mejorar mi desempeño [en el trabajo]", dice Marcelo. A pesar de no tener conocimientos formales en la materia, es él quien actúa como monitor del grupo de meditación, guiando dicha práctica de tres a cuatro veces por semana. Saca las meditaciones de aplicaciones como Insight Timer y de YouTube. "Mi objetivo es hacer que el grupo marche. Nuestro reto ahora es hacer dos grupos más, en la Paulista y en la Berrini", cuenta, citando otras dos avenidas de São Paulo que también concentran grandes empresas.

Mientras el grupo medita, ejecutivos y empleados que pasan por ahí observan y señalan con el dedo al grupo con cierta extrañeza. Pero al corro de meditación no parece importarle. "Hay gente que pasa y dice: 'Mira, están casi trascendiendo. Todavía hay muchos que piensan que meditar es de desocupados. Tenemos que desmitificarlo", asegura Felipe Godoy, abogado de un banco de inversiones. Él empezó a meditar a comienzos del año pasado, después de atravesar una fuerte crisis de ansiedad. Felipe dice que esta práctica le ha enseñado a lidiar mejor con la presión en el trabajo y a establecer las verdaderas prioridades. En la actualidad, participa casi a diario en el grupo de meditación. "Dicen que solo el 1% del PIB puede meditar a la hora de comer. Pero ese 1%, que está muy a flor de piel, está logrando ver otro camino. Y la meditación es para todos, nuestro grupo es gratis", cuenta Felipe.

Una fiebre también en Estados Unidos

Buscar prácticas alternativas para lidiar con el estrés y mejorar la productividad es cada vez más común en el entorno corporativo brasileño y está lejos de ser una tendencia local. Al contrario. En el Silicon Valley original, en California, hace años que esta fiebre ya está instalada y también se ha convertido en un negocio. En un mundo de superestimulación del cerebro y fabricación de respuestas por las redes sociales, quienes disponen de los antídotos, tales como las técnicas de concentración, parten con ventaja. Aunque la respuesta, en esta batalla por la atención y el tiempo, venga del móvil. Además de las aplicaciones para meditar, como Calm, valorada en mil millones de dólares, hay emprendimientos más recientes, como las nuevas apps que incluyen hasta servicios estilo Tinder para encontrar el terapeuta perfecto.

"Si no te sientes a gusto con el mercado en estos días, que sepas que tienes el mindset equivocado. Un coach cuántico, con la reprogramación de tu ADN, es lo único que lo solucionará y hará que tus pensamientos y energía se dirijan hacia el mercado en alza", ironiza el perfil Faria Lima Elevator.

Pero, al margen de las burlas a la moda que ha tomado la avenida Faria Lima, en Brasil también hay una gama de servicios que buscan alcanzar una mayor concentración por medio de prácticas de medicación, algunas de ellas cimentadas en estudios científicos. Hay desde grupos gratuitos de meditación hasta paquetes de mindfulness —práctica budista que trabaja el foco de atención— con una duración de ocho semanas que cuestan un promedio de 1.300 reales (320 dólares) por persona.

La psicóloga Adriana Cardoso, experta en mindfulness, dice que ha llevado esta práctica a las empresas, las cuales se han sumado a ella especialmente por su característica laica. Al ser un ambiente muy vinculado a trabajar con metas y resultados, los participantes responden un cuestionario que genera puntos para medir el grado de estrés.

"Acaban comprometiéndose más para hacer de ello una práctica diaria. Aplico la escala al principio y al final de una capacitación de ocho semanas, y es bastante común que este nivel de estrés percibido se reduzca la mitad", cuenta. Según Adriana, meditar al menos media hora al día reporta beneficios de neuroplasticidad, con el aumento de la materia gris y de las conexiones neuronales, por eso uno puede recuperar el foco y la concentración.

El consejero delegado del fondo de inversiones Viland Capital, André Laport, ha adoptado la meditación transcendental como práctica diaria. André, que trabaja en el mercado financiero desde hace 27 años, cuenta que tuvo más contacto con esa preocupación con la salud mental en el ambiente corporativo en los casi 10 años que trabajó en Nueva York y en Londres.

Hoy medita 20 minutos todas las mañanas y todas las noches y asegura haber notado beneficios en su vida cotidiana, tanto que ha atraído el interés de los trabajadores de su empresa. Laport decoró su oficina con referencias de feng shui, técnica china con principios para mejorar la armonización del espacio.

Los efectos son muy discretos en la empresa, pero se pueden advertir algunos cristales encima de las mesas, plantas, miniaturas de fuentes e imágenes de cascadas, que en el feng shui significan un flujo abundante de riqueza y buena suerte. "Ni se lo impongo a nadie ni lo he institucionalizado. Pero al ver que su jefe tiene libros de meditación, les picó la curiosidad. Lo que digo mucho aquí es que uno necesita parar para respirar en el día a día", afirma.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Beatriz Jucá
Reportera de EL PAÍS Brasil, escribe sobre política, salud y derechos humanos. Tiene un máster de periodismo EL PAÍS/Universidad Autónoma de Madrid y está especializada en Periodismo Literario. Fue becaria de los programas '5 Sentidos' y 'Periodismo de Soluciones' de la Fundación Gabo. Licenciada en Periodismo por la Universidad Federal de Ceará.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_