Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarin, 22 años de matrimonio, 13 meses de condena

Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarin celebran este viernes 22 años de matrimonio, un anivesario marcado por la condena que cumple el que fuera duque de Palma en la cárcel de Brieva (Ávila), donde lleva preso 13 meses. Pese a los tiempos convulsos que ha vivido la pareja, esta se muestra unida alrededor de sus cuatro hijos: Juan, Pablo, Miguel e Irene. La Infanta cree en la inocencia de su esposo y ha hecho de ello una bandera que enarbola tanto en su vida social, como en la familiar lo que le ha llevado a estar distanciada de algunos de los suyos. En este tiempo, Cristina de Borbón  también ha desoído los consejos para que rompiera su matrimonio.

Lo suyo fue un flechazo, al menos para ella. Atlanta celebraba en 1996 los Juegos Olímpicos y Cristina de Borbón asistía como espectadora. La primera vez que se vieron fue en la celebración de la medalla de oro ganada por la selección de waterpolo. Jesús Rollán, portero del equipo nacional y gran amigo de la Infanta fallecido en 2006, fue quien los presentó. Testigos de aquel encuentro cuentan que la hija de los entonces Reyes de España se quedó impactada con Iñaki Urdangarin, que formaba parte del equipo de balonmano que logró el bronce. Ella estaba sin pareja tras unas breves relaciones, nunca confirmadas, con otros deportistas de la época, como Álvaro Bultó y Fernando León. Él tenía novia, Carmen Camí.

Tras solo ocho meses de iniciar su relación, la pareja se comprometió. Ese día, Camí se enteraba por la televisión de que ya no era la novia del deportista l era un chico aparentemente perfecto. Sus amigos y compañeros del equipo de balonmano del Barcelona se deshacían en elogios cuando hablan de Urdangarin. Lo primero que sorprendía de Txiqui, como le llamaban sus íntimos, era su físico. Rubio, alto, de ojos claros y complexión atlética, tenía una sonrisa que conquistaba. En la España de las Autonomías, Urdangarin reunía los mejores requisitos. Nacido en Zumárraga en 1968, vivía en Barcelona. Cuando conoció a la Infanta ocupaba un pequeño piso en el paseo de Gracia. Su boda el 4 de octubre de 1997 fue todo un acontecimiento en la ciudad, que se volcó en las calles para vitorear a los novios y a todas las cabezas coronadas que ese día desfilaron por la Catedral y luego por el palacio de Pedralbes.

El yerno perfecto, el cuñado perfecto que entonces mejor representaba a la nueva monarquía española, es ahora el mayor lastre para la Corona y uno de los desencadenantes de la abdicación de don Juan Carlos hace cinco años.

La última vez que se vio en público a la Infanta fue a finales de agosto cuando visitó a su padre en el hospital de Madrid en que había sido operado del corazón. Allí acudió con sus hijos. Cristina sigue viviendo en Ginebra con los dos pequeños. Los mayores residen fuera del hogar. Juan lo hace en Inglaterra y Pablo, en Nantes. Pero todos se dejan ver mucho más por España. Las visitas a la cárcel de Brieva para ver a Urdangarin son regulares pero siempre bajo un paraguas de discreción logrado por el apoyo de los servicios de seguridad de Zarzuela y de la prisión. Urdangarin es quien se deja ver más ahora debido a los servicios de voluntariado que realiza en Pozuelo de Alarcón y que le permiten salir de prisión los martes y los jueves, una decisión del juez que ha provocado muchas críticas.