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Columna
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La quimera PSOE-Podemos

Las políticas del partido de Iglesias no distan mucho de las del de Sánchez. Pero, ontológicamente, los dos partidos son incompatibles

Víctor Lapuente
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en el Palacio de La Moncloa.
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en el Palacio de La Moncloa.Samuel Sánchez

La exigencia de Unidas Podemos (UP) a Pedro Sánchez de un Gobierno de coalición es tan clara como turbias sus razones. Si ahondamos en las declaraciones de los líderes podemistas, vemos dos contradicciones que facilitan el desenlace soñado por el PSOE: el apoyo externo de los morados a un Gobierno socialista.

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Primero, UP no solo admite, sino que se enorgullece de los logros obtenidos desde fuera del Gobierno, como la subida del salario mínimo y otras medidas que han “mejorado la vida de los ciudadanos”. La pregunta es: ¿por qué Pablo Iglesias no quiere seguir con una estrategia que le está funcionando? Es poco creíble que Podemos elija romper la baraja de un juego en el que, mucho o poco, se está beneficiando. UP es aquel amigo nuestro que preferiría casarse con su amor en lugar de tener una relación abierta, pero que aceptará cualquier tipo de formato de pareja, porque las migajas del amor son mejores que nada.

Segundo, los morados dejan entrever que, a nivel nacional, una coalición de Gobierno con el PSOE sería una quimera. Es decir, ese ser mitológico compuesto por animales distintos, como un león y un macho cabrío. Un Gobierno PSOE-Podemos uniría a dos fieras políticas muy diferentes. Programáticamente, las políticas de Podemos no distan mucho de las del PSOE. Pero, ontológicamente, los dos partidos son incompatibles. Sus filosofías opuestas, sobre Europa o la economía de mercado, les llevarían a continuos choques. Imaginemos cómo se hubiera desarrollado la crisis del Open Arms con unos ministros de Podemos en liza contra una vicepresidenta a la que llaman “Calvini”.

Los miembros de un Ejecutivo no tienen por qué compartir una homogénea cosmovisión del mundo, pero sí unos códigos de conducta. Y Podemos no puede comprometerse a mantenerlos porque desconfía instintivamente del PSOE, un partido que, en su opinión, siempre elige favorecer a las “élites” ante cualquier crisis. El PSOE no es de fiar. No es un ejemplar de su misma especie. En el mejor de los casos, es una oveja negra. En el peor, el lobo que se embadurna la pata con harina para parecer un inocente cabritillo.

A medida que estas contradicciones crecen, la posición negociadora de Podemos mengua. Iglesias está cada día más acorralado. Pero Sánchez debería ser generoso y ofrecerle una salida digna, porque no hay nada más peligroso que un animal político contra las cuerdas. @VictorLapuente

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