Nos vamos quedando solos
Hace unos años, mi familia y yo solíamos visitar Barcelona por primavera. De aquellos viajes, recuerdo con especial estima una extraordinaria retrospectiva de Colita en La Pedrera. Me acuerdo porque gracias a ella y a mi padre llegué a Leopoldo Pomés. Para mi padre, Pomés formaba parte de la memoria colectiva de su generación; de un tiempo, de una ciudad y de una forma de mirar ya desaparecida. Hoy, cuando le he comunicado su fallecimiento, sin demasiada sorpresa, me ha respondido con la misma frase que hace tiempo utiliza ante este tipo de noticias: “Nos vamos quedando solos”.
Júlia Olmo Ciges
Valencia
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