
Las nuevas leyendas urbanas
Reivindican el poder femenino. Juegan con sus propias reglas. Y las imponen a la industria. Desde YouTube hacia un público masivo.

Bad Gyal:
"Me siento afortunadísima de poder vivir moviendo el culo"
-Pese a lo que pueda parecer al escuchar sus letras y observar sus vídeos, Alba Farelo (Vilassar de Mar, Barcelona, 1997) confiesa un pasado discreto. “Nunca he sido popular. Iba a las fiestas de dancehall y siempre me quedaba atrás, viendo a las bailarinas que admiraba”, recuerda. Ella descubrió a través de Internet ese sonido jamaicano, una evolución del reggae bailable y digitalizado. “Me enamoré de esa música. A la gente le sorprende mucho y lo ve como un papel, pero yo soy así. Empecé todo esto mirando vídeos, aprendiendo en mi casa. Y me siento afortunadísima de poder vivir moviendo el culo”. Pai, una versión de Rihanna cantada en catalán, fue su primer vídeo en superar un millón de reproducciones, en 2016. Desde entonces, su carrera ha avanzado tan rápido como ajena a los cauces habituales. “Hice mi primer concierto en EE UU hace tres años, he hecho dos tours allí, he tocado en Asia, Europa…, pero en España no hay un conocimiento para tratar lo que yo hago. Quizás por eso también tenía tanto rechazo”, lamenta. Ahora prepara su asalto internacional, consciente de que todavía le queda recorrido. “El boom de la música latina ha hecho mucho, pero el género urbano de España aún no ha petado, los artistas que venimos de grabar en casa con una caja en el micro… Eso es más crudo y a la gente le cuesta”.
Fotografía Nico Bustos / Estilismo Florie Vitse

Flaca:
“Me considero un sujeto político. Por eso pincho reguetón, para evadirme”
- “En la primera sesión de reguetón que hice pensaba que iba a vaciar la sala, y resulta que todo el mundo se sabía las canciones y perreaba hasta el suelo”. Sofía Conti (Buenos Aires, Argentina, 1995) recuerda así su primera actuación de DJ pinchando el género más despreciado de los últimos tiempos. “El reguetón siempre ha sido una cosa de pobres y sudacas. Incluso en Latinoamérica, aunque lo baila todo el mundo, siempre tiene ese componente de música para pobres”, explica sobre los prejuicios que arrastra este ritmo creado en Puerto Rico en los noventa y que se ha extendido por el mundo. Cuando comenzó, Flaca no tenía apenas referentes. “Hace tres años todo esto era campo. Conocía a Rosa Pistola en México, pero nada más”. Ahora ha pasado por festivales como Primavera Sound o las sesiones de la plataforma internacional Boiler Room. Al mismo tiempo, es parte del colectivo Chica, que organiza fiestas y apoya a los talentos femeninos. Por eso entiende su música como parte del activismo. “Nuestro lugar ahora es el de empujar a las que vienen. Yo me considero sujeto político, pero entiendo también que no todo el mundo tiene que serlo. Yo pincho reguetón para evadirme un poco. Es lo que me sale, si no no lo haría porque es muy sufrido. Tienes que pelear mucho, abrir espacios… Yo no quiero que mi nombre aparezca en ningún sitio, yo lo que quiero es que esto se abra para todo el mundo”.-
Flaca, con top de tul con ‘strass’ de Ermanno Scervino, pendientes de plata de la tienda Prototype Vintage y un anillo suyo.Fotografía Nico Bustos / Estilismo Florie Vitse
Deva: “La música aquí estaba subdesarrollada. Ahora hay gente intentando reventar el muro”
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“Las mujeres ahora mismo estamos aportando algo más allá del mero hecho de ser mujeres. Estamos aportando personalidad y decisión”. Deva Joseph (Santander, 2000) es una de las artistas más jóvenes de la escena urbana, pero también de las más decididas. Después de una primera fase con el alias D’Valentina, tomó su nombre real para dar un salto en su carrera, decantándose cada vez más por el rhythm and blues con ciertas influencias del trap. “He ido un poco a trompicones, he dado algunos bandazos”, confiesa. “He escuchado demasiado lo que creía que molaba, y cuando lo he hecho natural es cuando me he sentido más cómoda”. Hace poco dejó su Santander natal para establecerse en Madrid, donde sigue compaginando sus estudios —“hago segundo de bachillerato, estoy aprobando, pero mi trabajo es de 24 horas. Estoy todo el día en el estudio”, explica— con una trayectoria que la ha llevado a publicar sus nuevas canciones en una multinacional. “Esta industria está cambiando, se está poniendo pasta, se está invirtiendo”, apunta. “La música aquí estaba subdesarrollada. Hay tanta gente intentando reventar el muro y llevarlo todo a otro nivel que ahora está yendo todo muy rápido. Si eres una persona constante y creativa, igual avanzas en una semana lo que antes se tardaba en avanzar un año”. Deva lleva vestido de cuero entallado de Ermanno Scervino.-
Deva lleva vestido de cuero entallado de Ermanno Scervino.Fotografía Nico Bustos / Estilismo Florie Vitse

Ms. Nina: “No me veo con 50 años cantando reguetón en el escenario”
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Jorgelina Andrea del Valle (Córdoba, Argentina, 1990) nunca pensó que iba a dedicarse a la música. “Me acuerdo de mi primer concierto, estaba supernerviosa. Pensaba: ‘¿Cómo voy a cantar yo, si canto horrible?’. Luego te das cuenta de que es todo paranoia tuya”, rememora. Antes había comenzado a grabar con amigos, de manera casual. “Tengo canciones en Spotify en las que canto con el micrófono del teléfono”, apunta. Por entonces, hace cuatro años, trabajaba en una cocina. “Un día me dije: ‘Estoy hasta la polla de esto’. Si no intentaba hacer lo que quería como Ms. Nina, me iba a arrepentir siempre”. “Yo escucho de todo, pero me metí por el reguetón”, cuenta sobre su elección musical. “Empecé a hacer letras sexis, estupideces… Digo un montón de cosas que no tienen ninguna pretensión, como ‘chupa, chupa”, dice refiriéndose a una de sus canciones más conocidas. Su evolución ha ido de la espontaneidad a la profesionalización. “Yo no creía en mí, no pensaba que iba a hacer todas estas cosas. La primera vez que di un concierto fuera de España me dije: ‘Joder, parece que vales, que no eres una mierda’. Así fue como evolucioné”. Aun así, duda sobre la longevidad de su carrera musical. “Me planteo que esto puede no durar, y no me veo con 50 años cantando reguetón en el escenario. A lo mejor escribiendo letras, haciendo otro estilo de música o pintando. No sé cuánto durará esto, pero nunca volvería a tener jefes. No volvería a aguantar a ningún gilipollas”.-
Ms. Nina lleva camisa de vinilo de Irié
Fotografía Nico Bustos / Estilismo Florie Vitse

Albany:
“No quiero ser una celebrity, pero tampoco ser pobre porque ya lo he sido”
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Pese a que comparte muchas referencias con sus compañeros de generación, Alba Casas (Barcelona, 1997) se siente un caso aparte. “No sé definir el género musical que canto, tengo mezcla de todo. Siempre he ido a mi bola, por eso quizás me siento un poco fuera”, explica. Sus inicios en la música fueron igualmente difusos. “Cuando empecé a cantar fue como abrirme un camino, en esa época estaba pasando por una depresión. Lo pasé muy mal, estaba encerrada en mi casa, no hablaba con nadie y no veía la vía de escape. Por diversión, y sin expectativas de nada, empecé a grabar canciones con mi hermano”. Hace unos meses dejó sus estudios de maquillaje para dedicarse por completo a la música. “La escena urbana española está en crecimiento todo el rato. Cada vez más gente hace música, pero no está bien explotada, triunfan los de siempre”, lamenta. Ella apunta a otros motivos para prosperar o no en este negocio. “No depende tanto del artista, aunque tengas talento y actitud, sino de la persona que te lleve. Hay mucha gente que da conciertos fuera de España, pero van y no te conocen, o van porque es gratis. Es un poco la mentira ante el público, no se ve lo que hay detrás”. Quizás por eso, sus metas son otras: “Yo no quiero llegar a la cima, ser una celebrity y tener a todo el mundo siguiéndome. No podría vivir así, pero tampoco quiero ser pobre porque ya lo he sido y sé lo que es”.
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Peluquería: Gloria (Kasteel). Peluquera de Bad Gyal: Fer Martínez. Maquillaje: Manuela Pane. Diseño del set: Cobalto Studio. Asistentes de foto: Alex Orjecovschi y Federica Falcone. Asistentes de estilismo: Naomi Ollivier y Pauline Robin.
Fotografía Nico Bustos / Estilismo Florie Vitse