Ya no conversamos
Bares, qué lugares tan gratos para conversar. Esta frase contenida en una canción de un grupo musical de los años ochenta llegará a ser lapidaria, sin duda. En los bares ya no se conversa. Se pide un café o un chupito señalando con el dedo índice a la cafetera o a la botella correspondiente. Y dejamos un billete para pagar porque no podemos dejar de mirar el móvil un momento para preguntar cuál es el importe de la cuenta. Trabajo en un café y lo veo cada día. El bar puede estar lleno, pero reina el silencio, cada cual atento a su mundo particular, encerrado en su pequeña pantalla. ¡Adiós, señora, gracias por su visita... y cuidado con el escalón, al salir!
José E. Magdaleno de Frutos. Cuéllar (Segovia)
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