_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Volver al bipartidismo?

Podemos no es de izquierdas, de una izquierda homologable con el PSOE, es decir, con la socialdemocracia

Francesc de Carreras
Pablo Iglesias, durante su intervención en el Congreso.
Pablo Iglesias, durante su intervención en el Congreso. JAIME VILLANUEVA

Nos vamos de vacaciones sin Gobierno. Si bien se piensa, tal como están las cosas, es algo más previsible que inesperado.

Más información
EDITORIAL | Segunda vuelta
La especulación

En estas páginas se publicó ayer un artículo firmado por los miembros del grupo catalán Pròleg, en el que se pedía un renovado esfuerzo para que PSOE y Podemos llegaran a un acuerdo, bien mediante una coalición de gobierno, bien mediante un programa común. “El acuerdo es difícil pero posible”, decían.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

El artículo me pareció voluntarioso pero muy poco inteligente. Hablaban de un Gobierno de izquierdas pero olvidaban un dato clave: Podemos no es de izquierdas, de una izquierda homologable con el PSOE, es decir, con la socialdemocracia. Podemos es un partido populista, algo muy distinto y distante, algo que no se sabe muy bien qué es, ni siquiera ellos mismos lo saben, pero que prometen cambiar el sistema social, económico y constitucional. No creo que esto lo quiera el PSOE.

El mismo Manolo Monereo (no confundir con Juan Carlos Monedero), veterano referente intelectual de estas fuerzas antisistema, diputado de Podemos en la legislatura anterior y al que Pablo Iglesias ha distinguido en ocasiones con el calificativo de maestro, escribió en la revista El Viejo Topo del mes pasado un artículo de lectura obligada: “Para debatir sobre Podemos”, sostiene Monereo, “tenemos una dificultad: es un partido-movimiento ágrafo: no tiene programa, no emite resoluciones políticas y sus órganos de dirección suelen refrendar lo que se discute y se decide en otras partes. Es el secretario general quien define y deslinda las grandes decisiones y lo hace en ruedas de prensa, en libros y, sobre todo, en informes orales de los que no quedan resúmenes escritos ni conclusiones. Saber lo que piensa Podemos no es nada fácil”.

¿Quieren mis amigos de Pròleg que el partido socialista llegue a un acuerdo con un partido de las características que describe Monereo? No lo creo. Quizás idealizan a Podemos por ignorar lo que es, quizás quieren reafirmarse personalmente como parte de la izquierda, sea esto lo que sea, quizás quieren que la hipotética reacción de los independentistas catalanes a la esperada sentencia del Tribunal Supremo obligue a ceder al Estado, al Estado de derecho. Quizás, también, unos quieren una cosa y otros, otra. No lo sé.

Pero me parece que la opción Sánchez, asesorado por Iván Redondo, es otra, tal vez más cínica pero también más inteligente: hundir a Podemos para recuperar votantes que hacia ahí se habían escorado, recibir el trasvase de votos de un Ciudadanos que se alinea con Vox, ocupar de nuevo el centroizquierda cediendo el centroderecha al PP para así volver al bipartidismo. En aquellos viejos tiempos, los del bipartidismo, el PSOE vivía mejor. Y el PP colaborará en la faena.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_