Ni vencedores ni vencidos
Esta espectacularización de la política contemporánea me aterra. Quizá soy demasiado idealista, pero gobernar un país no debería considerarse el premio de un torneo. No debería haber vencedores ni perdedores, ni ser una lucha constante de los egos de los líderes. Formar y dejar formar Gobierno debería ser un acto de responsabilidad, la responsabilidad de escuchar lo que los ciudadanos dijimos al votar, la responsabilidad de atajar problemas. ¿En qué momento la situación política actual española se convirtió en un torneo?
Irene Egea Saiz
Barcelona
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