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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Primar el mérito

La cumbre de la UE debe elegir a los mejores candidatos para las instituciones

Un hombre pasea con una bandera de Europa por Londres.
Un hombre pasea con una bandera de Europa por Londres.Neil Hall (REUTERS)

La cumbre europea que se celebra mañana debería servir para sentar el consenso de los participantes sobre la designación de los principales cargos institucionales de la nueva legislatura en la Unión Europea (UE). De este modo, el Parlamento de Estrasburgo podrá iniciar el miércoles sus tareas con un nuevo presidente, sin recurrir a prórrogas artificiales del mandato actual. Y esto es beneficioso porque sería una forma de enviar un mensaje de eficacia y normalidad en el gobierno de la Unión Europea, incluso en una situación inédita como la actual, donde un nuevo esquema cuatripartito de populares, socialdemócratas, liberales y verdes se impone al bipartidismo imperfecto tradicional de los dos primeros, con apoyo ocasional de los terceros, que hasta ahora había caracterizado a la gobernanza comunitaria.

Pero más decisivo que el calendario es el acierto en la elección. Por supuesto que el paquete conjunto debe satisfacer equilibrios: de género, de tamaño de país, de posición geoeconómica (Norte-Sur, Este-Oeste) y de ideologías. Pero esto no debe menoscabar lo esencial: es imperativo primar la meritocracia sobre las conveniencias particulares, y elegir a los mejores candidatos. Si la preponderancia del perfil y la trayectoria y calidad del liderazgo constituyen siempre un requisito de las buenas decisiones, ahora es todavía más importante porque esta legislatura pondrá a prueba como pocas veces la validez del proyecto comunitario y las condiciones de su continuidad. En este escenario, las personalidades pueden favorecer un rumbo adecuado o erróneo, pues algunas instituciones siguen todavía asentándose como es el caso del Eurogrupo y del Parlamento, ahora mucho más fragmentado. La unión económica debe completarse; el pilar social, estrenarse; y la presencia de Europa, en un mundo cercado por populistas y proteccionistas, debe afirmarse.

En este proceso de toma de decisiones España —cuyo presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha jugado un papel fundamental en el esperado acuerdo de la UE con Mercosur, anunciado ayer— tiene, por fin, influencia en la toma de decisiones. La usará bien si aporta soluciones y nombres que encarnen los intereses europeos, y por ende españoles.

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El principio de los Spitzenkandidaten —por el que el Consejo Europeo debe tener en cuenta los resultados parlamentarios para seleccionar al presidente de la Comisión— se ha cumplido en buena parte. Se han examinado los principales perfiles, y en una primera evaluación fueron hallados incapaces de suscitar las mayorías necesarias. En el caso del primer cabeza de lista —el conservador alemán Manfred Weber—, por falta de experiencia en la gestión. Sería deseable que la primacía de la elección popular se ampliase, pero para ello se requiere que las listas sean más transnacionales y menos endogámicas, como ha subrayado Emmanuel Macron. Pero también sería deseable escuchar del mandatario francés propuestas y no meras negativas al candidato alemán. Otro tanto sucede para el caso de la sucesión del italiano Mario Draghi al frente del Banco Central Europeo (BCE).

También resulta necesario dar más dimensión al papel del Alto Representante para la Política Exterior, que podrá estar a la altura de los grandes retos actuales si se le dota de competencias materiales —comercio, ayuda al desarrollo...— que asistan a la diplomacia formal.

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