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Frigoríficos o secaderos de alimentos: el sol como solución para la crisis agrícola en India

Innovaciones locales utilizan energías limpias para ayudar a un sector que suma ya 300.000 suicidios y del que depende un país cuya demanda alimentaria aumentará en un 2,5% anual en la próxima década

Un granjero posa delante de Eco-Frost, la cámara solar frigorífica con capacidad de cinco toneladas de alimentos.
Un granjero posa delante de Eco-Frost, la cámara solar frigorífica con capacidad de cinco toneladas de alimentos. Á. M. C.
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A finales del año pasado, la oficina del gobierno regional de Maharashtra, en Bombay, recibió un donativo de un campesino con mensaje de denuncia. Sanjay Sathe, agricultor de Nashik, a pocos kilómetros al noreste de la capital financiera de India, había donado sus pobres beneficios de la temporada, 13 euros, tras meses de cosecha de cebollas. Su casi nulo rendimiento refleja la crisis de un sector que emplea a más de 144 millones de personas (un 32% de la población) y que ha causado unos 300.000 suicidios de granjeros desde 1995.

En Maharashtra, el mayor productor de cebollas de los Estados indios, los precios se desplomaron un 83% por los excedentes de la temporada anterior y la caída en las exportaciones. Sin poder almacenar la cosecha, los agricultores tenían dos opciones: perder su producción o depender de los precios tras la recolección y de los costes de transporte. Así, en Lasalgaon, principal mercado de cebollas del país, entre Nashik y Bombay, estas se vendían por 0,024 euros el kilo, multiplicando por diez su precio en la capital india del entretenimiento.

“Antes guardaba sandías, naranjas y verduras en Aurangabad, que está a 250 kilómetros de aquí. Pero invertía mucho dinero en transporte”, explica Sandeep Alse, granjero de 47 años residente en Parvadi, localidad cercana a Pune, centro de innovación regional en Maharashtra. Fue en esta última ciudad, donde Alse supo de las invenciones en el sector gracias a una feria de agricultura sostenible. “La cámara solar frigorífica es conveniente porque esta energía renovable en India es muy buena. Además Maharashtra tiene un grave problema de electricidad ya que algunos distritos solo pueden conectarse durante ocho horas”, explica el granjero, en referencia al depósito que usa para acumular parte de su cosecha desde hace un año.

Diseñado en 2010, Eco-Frost es un habitáculo portátil con capacidad de cinco toneladas, equipado con tecnología de almacenamiento térmico solar y con autonomía de 30 horas, además de recarga eléctrica. El invento, comercializado por EcoZen Solutions, está conectado a una aplicación móvil para regular la temperatura interior a distancia y que alerta de cualquier problema, además de informar al servicio de mantenimiento. “La uso yo mismo [la app]. El 30 de marzo, la puerta se rompió. Envié una foto y la arreglaron en menos de 24 horas”, explica Sandeep, que solo pone una pega: “Funciona por encima de dos grados [centígrados] pero la leche, el pescado o el pollo necesitan temperaturas bajo cero. Eso se podría mejorar”.

La pérdida media del 18% de la producción hortícola en India, mucha por falta de almacenamiento, no solo supone un desembolso millonario para una nación en desarrollo sino que afecta a la seguridad alimentaria de sus 1.250 millones de habitantes

Apoyado por un subsidio del 50%, Sandeep comparte con un par de granjeros más la cámara solar frigorífica en la que invirtió unos 8.000 euros, nada despreciables en el contexto de la india rural. “Trabajamos para mejorar la oferta y esperamos que la amortización pase de tres a dos años en el futuro más cercano”, explica Devendra Gupta, cofundador de EcoZen, que también cuenta con modelos de financiación por alquiler y quieren sacar al mercado una versión más fácil de transportar. “Casi todos los almacenes solo son accesibles para granjeros e intermediarios con capital acumulado. El modelo de alquiler de EcoZen permite que varios granjeros de renta baja lo usen en diferentes estaciones en función de su cosecha”, resume Devendra.

Una solución al dilema

La pérdida media del 18% de la producción hortícola en India, mucha por falta de almacenamiento, no solo supone un desembolso millonario para una nación en desarrollo sino que afecta a la seguridad alimentaria de sus 1.250 millones de habitantes, cuya demanda se estima que aumentará en un 2,5% anual en la próxima década. Las renovables ofrecen una solución sostenible al dilema al que se enfrenta el subcontinente indio, donde el peso del sector agrícola se ha reducido hasta solo el 17% del PIB nacional y en el que buena parte del futuro pasa por el uso de energías limpias en un país que disfruta de 300 días de sol al año.

“Nuestra propuesta es usar la energía solar para deshidratar los alimentos y eliminar su humedad, que crea la actividad bacteriana y los echa a perder”, explica Ashwin Pawade, jefe de suministro en Science4Society, la empresa que hace una década diseñó un panel solar para amortizar la producción. Ideado por el hijo de un granjero de Maharashtra que creció viendo cómo se perdían las cosechas, el secador solar por conducción usa esta forma de transmisión de energía en vez de la convección, a diferencia de los paneles ya existentes, lo que reduce el tiempo de exposición necesario para calentar. Los alimentos también retienen más del 80% de sus nutrientes gracias al policarbonato producido por la empresa Covestro, con fábricas en Tarragona y cuyos compuestos se usan en varias de las invenciones agrícolas sostenibles como la cámara solar frigorífica.

Plegable y sin necesidad de manutención ni electricidad, el panel básico de cuatro metros cuadrados cuesta 450 euros, asequible para cooperativas o una decena de granjeros. Para grupo de beneficiarios de menos miembros, hay un modelo de alquiler por el que los agricultores invierten no más de 25 euros, mientras que Science4Society les compra sus especias y otros alimentos a menor precio para su posterior venta minorista. “Trabajamos con diseñadores para reducir costes de producción en un 50% y que sea más barato para los granjeros”, cuenta Pawade, que ha distribuido unas 2.500 unidades de secador solar por conducción, premiado por el Programa de la ONU para el Desarrollo, en India y otros 12 países del sur de Asia y de África.

Como el anterior, la empresa Vivunes comercializa un invernadero secador solar para almacenar vegetales y frutas a mayor escala en un espacio y condiciones ambientales parecidas a las de un invernáculo tradicional. “Los alimentos secos siempre han tenido buen valor de mercado”, cuenta el director de Vivunes, A. P. Prabhakar, cuyo modelo ha tenido éxito en comunidades del sur del país; región productora de plátanos secos y otros alimentos típicos del subcontinente. En Tamil Nadu, varias cooperativas de con el terreno suficiente para su instalación —hasta 40 metros cuadrados— ya le sacan rendimiento al almacenamiento de mangos, fruta tropical estacional muy demandada. “Esta tecnología reduce el consumo de combustibles fósiles, una prioridad en la actualidad, además de ayudar a la agricultura, sector tradicional en India”, resume Prabhakar.

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