_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La zona secreta

Frente a tanto estruendo en España, la sutileza de Portugal

José Andrés Rojo
Cristina Vidal (al fondo), apuntadora del Teatro Nacional Doña María II de Lisboa, en un momento de 'Sopro', de Tiago Rodrigues.
Cristina Vidal (al fondo), apuntadora del Teatro Nacional Doña María II de Lisboa, en un momento de 'Sopro', de Tiago Rodrigues.FELIPE FERREIRA

El lunes murió la escritora portuguesa Agustina Bessa-Luís. Hace años le pidieron en un periódico que explicara por qué escribía y, entre otras cosas, contó que lo hacía “para incomodar al mayor número de personas con la máxima inteligencia”.

El texto en el que está incluida esa afirmación no debe de tener mucho más de dos folios y abre un libro que reúne algunos artículos suyos, y conferencias, y que publicó una pequeña editorial hace unos años. El título, Contemplación cariñosa de la angustia, que procede de una de las piezas seleccionadas, supone ya una declaración de intenciones y resume su tono y sus maneras, su estilo de mirar las cosas. Te pueden pasar cosas terribles y provocarte hondos temores y pesares e inquietudes, y dolor y desolación, pero más vale tomarse las cosas con calma.

“Nunca es oportuno hablar de nosotros mismos. Muchas veces pienso que retrasamos continuamente nuestras cuentas con la propia vida; retrasamos nuestro retrato y sólo raramente damos una pincelada más, en general, para engatusarnos y mentirnos a nosotros mismos un poco más”, escribe en otra de las piezas, Un cisma del corazón. Conferencia de Granada, de 1987. Y añade: “Pienso que recordar es mentir con sentimiento. Excepto actuar, todo es mentir, más o menos ciegamente. Lo que hacemos es construir un claustro en torno a ese jardín abandonado que es la infancia de cada uno. Un claustro por el que andamos cautelosamente y sin bulla, dando una buena impresión de nosotros mismos y de nuestras intenciones”.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Excepto actuar, todo lo que hacemos es mentir. Agustina Bessa-Luís fue directora del Teatro Nacional Doña María II entre 1990 y 1993. Seguramente coincidió allí con Cristina Silva, que empezó a trabajar en esa venerable institución como apuntadora precisamente en 1990, y ahí sigue. Desde el pasado jueves y hasta el domingo estuvo en los Teatros del Canal de Madrid. No se refugió en las sombras, como le correspondería por su oficio, sino que subió a escena. Decir que Sopro, la obra en la que participa y que ha escrito y dirigido Tiago Rodrigues, es seguro uno de los mejores montajes teatrales que han llegado y llegarán esta temporada no es ninguna temeridad. Lo que cuenta es poca cosa, pero lo hace con una maestría que deslumbra. La apuntadora abandona la zona secreta desde donde les va soplando a los actores las frases que olvidan, y da la cara. Y muestra su trabajo, yendo de uno a otro personaje para murmurarle lo que tiene que decir.

Vivimos una vida que alguien nos va soplando, y el apuntador nos salva en el momento en que olvidamos nuestro papel. Quizá, simplemente, no hacemos otra cosa que repetir algo que ya se escribió previamente. De hecho, los personajes de Sopro vuelven una y otra vez sobre fragmentos de Molière, de Chéjov, de Racine. Son esas palabras, viejas palabras, las que nos dicen, nos revelan, nos desnudan. Y eso lo conoce bien la apuntadora, todo lo ha visto desde su apartado mundo. Y lo supo también Agustina Bessa-Luís: “Con todo, la vida no es un castigo ni una justificación: es un acto fugaz de amor y de desamor”.

Cuando hay tanto estruendo en la política española (y en la vida corriente), y tanto empecinamiento en pertrecharse en las más pétreas convicciones, casi resulta obligado mirar a Portugal y saber de esos murmullos de una apuntadora y de esa infinita sutileza que nos anuncia que jamás somos de una única pieza, y que no hacemos sino repetir lo que viene de lejos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

José Andrés Rojo
Redactor jefe de Opinión. En 1992 empezó en Babelia, estuvo después al frente de Libros, luego pasó a Cultura. Ha publicado ‘Hotel Madrid’ (FCE, 1988), ‘Vicente Rojo. Retrato de un general republicano’ (Tusquets, 2006; Premio Comillas) y la novela ‘Camino a Trinidad’ (Pre-Textos, 2017). Llevó el blog ‘El rincón del distraído’ entre 2007 y 2014.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_