10 razones para viajar en junio
A caballo entre la primavera y el verano, es el mes perfecto para visitar estos 10 lugares
1 San Petersburgo (Rusia)
El mes de junio se vive de forma muy especial en San Petersburgo: las béliye nóchi, las noches blancas, cuando el sol nunca se pone, animan a salir a la calle y aportan ganas de fiesta a la ciudad rusa junto al Báltico. Una manera peculiar (que ya es rito) de cerrar la noche es asistir al cierre de los puentes levadizos sobre el río Neva; pero ojo: hay que apostarse en el lado correcto, so pena de quedar aislados y pasar la noche en blanco... hasta que vuelvan a poner literalmente las aceras. El teatro Mariinsky celebra hasta el 21 de julio el festival de ópera y danza Estrellas de las Noches Blancas, y decenas de veleros rojos remontarán el río Neva la noche del 21 al 22 de junio durante el Festival de las Velas Escarlata.
2 Ródope y Plovdiv (Bulgaria)
Los montes Ródope, un macizo de bosques y praderas en la antigua Tracia, a dos horas al sur de Plovdiv (Bulgaria), casi en la frontera con Grecia, son uno de los espacios naturales menos conocidos de Europa. La mitología sitúa en estas montañas la cuna del músico Orfeo, y allí se celebra del 6 al 9 de junio el festival Meadows in the Mountains, con conciertos y jornadas de convivencia en la naturaleza. Bulgaria también invita a seguir el rastro de los antiguos tracios por lugares como Sveshtari y Kazanlak, con tumbas profusamente decoradas que fueron declaradas patrimonio mundial, y ciudades históricas como Plovdiv, una de las más viejas de Europa, que este año celebra su capitalidad cultural.
3 Midsommar (Suecia)
Hay pocas fiestas tan suecas como el Midsommar, el solsticio de verano, que, aprovechando los días más largos del año, suele marcar el inicio de las vacaciones en Suecia y se celebra entre guirnaldas de flores, canciones populares y bailes infantiles como el små grodorna (el baile de las ranitas) alrededor de los mayos (midsommarstång), cruces adornadas con hojas y flores que se plantan en los prados (en la foto). Este año cae el sábado 22 de junio, aunque la fiesta comienza la víspera (Midsommarafton), una noche mágica en la que, según la tradición, las muchachas han de recoger siete tipos de flores diferentes de camino a su casa y después colocarlas bajo la almohada para conocer en sueños a su futuro amor. El Midsommar también incluye largos almuerzos en la hierba en los que nunca faltan las färskpotatis (patatas nuevas hervidas) ni los arenques con nata agria acompañados de snaps (chupitos de aguardiente) y cerveza.
4 Salamanca
Salamanca celebrará del 13 al 16 de junio su cuarto Festival de la Luz y las Vanguardias, en el que se proyectan creaciones visuales sobre monumentos históricos como la Plaza Mayor, el Puente Nuevo, o la Universidad. Fuera de la ciudad, las sierras salmantinas invitan a pasear por lugares como el Bosque de los Espejos, una caminata circular por San Martín del Castañar, Sequeros y Las Casas del Conde, o el Camino de las Raíces, ocho kilómetros por el parque natural de Las Batuecas-Sierra de Francia.
5 Lençois Maranhenses (Brasil)
A medio camino entre São Luís y la frontera de Piauí se extiende el parque nacional de Lençois Maranhenses, un asombroso escenario de lagos y dunas al noreste de Brasil. La mejor época para visitarlo es en junio, una vez terminada la estación de lluvias. Es cuando las piscinas naturales están más llenas y el paisaje es más espectacular.
6 Berlín (Alemania)
En junio las temperaturas en Berlín suelen ser suaves, las praderas de la isla de los museos se llenan de tumbonas, las noches de terrazas y pasear por los patios interiores (Höfe) de Spandauer Vorstadt, en Mitte, es una delicia. Los espectáculos al aire libre también son la tónica, con propuestas como el festival de la Bergmannstrassen, en el barrio de Kreuzberg (del 28 al 30 de junio).
7 Pirineos
En los altos Pirineos la primavera es tardía. El calendario floral de las montañas depende de la intensidad de las nevadas, aunque suele ser en la primera quincena de junio cuando los prados y collados pirenaicos muestran su esplendor de narcisos, rododendros, hepáticas, erizones, violetas, ranúnculos, prímulas y lirios. Los parques nacionales de Ordesa y Monte Perdido (Huesca) y el de Aigüestortes i Estany de SantMaurici (Lleida) disponen de numerosos senderos que facilitan la observación de la flora local.
8 Toulouse (Francia)
Entre la plaza de Saint-Pierre y el Pont Neuf discurre uno de los paseos más bonitos de Toulouse, bajo los árboles del Quai Lucien Lombard o en la plaza de la Daurade, de donde zarpan los Bateaux Toulousains, los barcos turísticos que recorren el río Garona y el canal de Brienne. Los días claros invitan a contemplar la puesta de sol desde la terraza del Café des Artistes o la escalinata de Saint-Pierre. No está de más cruzar el Pont Neuf y conocer el popular barrio de Saint Cyprien, con el Châteaud’Eau, antiguo depósito de agua convertido en galería fotográfica; el Hôtel Dieu Saint-Jacques, sede del Museo de la Medicina; la cúpula del hospital de La Grave, y el museo de arte contemporáneo Les abattoirs, en los antiguos mataderos, donde se puede ver estos días la exposición Picasso y el exilio. Una historia del arte español en la resistencia.
9 Columbia Británica (Canadá)
A finales de primavera comienza el deshielo en los lagos glaciares de la cordillera de las Cascadas, en la Columbia Británica (Canadá). Al principio es solo un hilo de agua de color turquesa que sigue el contorno del lago creando la ilusión de un río azul y claro, un fenómeno que solo ocurre en el mes de junio. Recorrer en kayak este gélido arroyo es una experiencia única que ofrece la empresa Compass Heli Tours. La excursión, con salidas desde Abbotsford o Vancouver, dura cuatro horas e incluye una hora de vuelo en helicóptero y un pícnic a orillas del lago, con vistas a los glaciares.
10 Mallorca
En junio todavía no hay muchos turistas en Mallorca, lo que permite explorar la isla y sus playas sin multitudes y a precios más asequibles. Rincones mágicos como Cala Figuera, en Pollença, o los jardines de Alfabia, junto al Coll de Sóller, cerca de Buñola, una antigua mansión de impronta barroca rodeada de jardines con palmeras, naranjos, pérgolas, estanques, patios empedrados y fuentes susurrantes de aire oriental.
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