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EL PAÍS que hacemos
Por Equipo de Comunicación

Prescriptores de mejoras

Un grupo de suscriptores de EL PAÍS se reúne con la directora para apuntar aciertos y errores del diario en los últimos meses

Suscriptores de EL PAÍS se reúnen con la directora.
Suscriptores de EL PAÍS se reúnen con la directora. Alex Onciu

La directora de EL PAÍS, Soledad Gallego-Díaz, recibió el pasado jueves a un grupo de suscriptores del diario en la redacción. Algunos era la primera vez que acudían; otros, cumplían con una promesa de hace siete meses de volver a verse con la directora para evaluar los aciertos y errores del diario después de sus recomendaciones. Juntos debatieron puntos flacos y también fuertes del trabajo de EL PAÍS.

Cuando tuvo lugar la primera cita, todos ellos eran lectores que habían cancelado su suscripción. Tras aquel primer encuentro en el que pusieron sobre la mesa lo que les gustaba y no del devenir del diario en los últimos años, renovaron su compromiso con el periódico. Como recordó Gallego-Díaz, entonces se les explicó que la intención del diario era “reafirmar su identidad, que no hubiese dudas de que se estaba leyendo EL PAÍS de toda la vida, pero abriéndolo a las opiniones de diferentes voces”. Esto implica recoger posturas que en ocasiones se alejan del ADN progresista del periódico, pero que son necesarias para configurar la imagen completa del cuadro.

Atraer a nuevos lectores

La preocupación por la captación de nuevos lectores también se puso sobre la mesa. "Atraerlos al papel es muy difícil", reconoció Gallego-Díaz, incidiendo en la digitalización de los jóvenes. Apuntó que las energías se centran en las redes sociales y la página web de EL PAÍS, especialmente con secciones como 'Verne', en las que se adapta la información a un lenguaje más reconocible para ellos. Aunque el futuro está en la web, la directora defendió el papel como "un producto de lujo" que cuando llega a cada casa debe despertar una sensación de satisfacción en los lectores.

Esta idea se trasladó a un debate sobre la Unión Europea, debido a las recientes elecciones, la posición de España respecto a la misma y el papel que desempeña el periódico en todo ello. La declaración de principios fundacionales de EL PAÍS recoge que el diario promoverá y apoyará iniciativas de integración europea, lo que no quiere decir que no critique aquellos aspectos que considere necesarios, como matizó la directora. Esta postura ha quedado reflejada en la última cobertura de las elecciones europeas, con reportajes sobre diferentes ciudades de la Unión y sus problemáticas que, como señaló una de las suscriptoras, no son tan diferentes de las españolas. El grupo convino en la importancia de mantener la atención informativa en estos aspectos porque solo así se consigue crear el sentimiento de comunidad que puede mantener unida a Europa.

En este sentido, se abrió un campo de discusión: ¿qué papel tiene el periódico en terrenos que van más allá de la información y pasan a la divulgación? Mientras algunos lectores apostaron por crear espacios de estilo académico, Gallego-Díaz explicó que el periódico intenta hacerlo a través de historias. “Aunque somos conscientes de que bajamos la atención una vez pasan las elecciones, intentamos mantenerla”, subrayó.

Los suscriptores charlan de la cobertura informativa de las elecciones europeas.
Los suscriptores charlan de la cobertura informativa de las elecciones europeas.alex onciu

Este trabajo divulgativo se exprime en los temas de ciencia, por los que EL PAÍS apuesta cada vez más, especialmente desde su sección Materia. Stefan Walter (35 años) suscriptor y científico lamentó que en ocasiones ese afán vaya en detrimento del rigor, que acaba deturpando el mensaje. La directora invitó al grupo a ponerse en contacto con el diario siempre que eso ocurra para ayudar a mejorarlo y enfatizó la intención del periódico de ser “muy cuidadoso”. Para ello, la redacción cuenta, además de con periodistas, con expertos en otros campos, como la física, la medicina o el derecho. Adriana Sahagún (26 años) pidió que no solo se hiciese un esfuerzo para simplificar mensajes complejos, sino también en el sentido inverso, para atraer a los lectores a conocer más y mejor campos tradicionalmente menos populares, como lo ha sido hasta hace poco la ciencia, restringida a publicaciones especializadas.

En su aspiración de contar el mundo, EL PAÍS presta especial atención a la información sobre los cambios en el clima, el trabajo y la tecnología. Esta ambición se la agradecieron algunos de los suscriptores, que describieron al periódico como un espacio de consulta para entender los rápidos avances de estos y otros campos. De igual manera, destacaron el tono “respetuoso” de las tribunas de Opinión y los editoriales, en los que también encuentran una explicación a la actualidad y se sienten “reivindicados” como agentes críticos.

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