Cayetano Martínez de Irujo enciende la mecha en la Casa de Alba
El hijo jinete de la fallecida duquesa arremete contra su hermano Carlos y abre interrogantes sobre la situación financiera de la saga
La Casa de Alba tiene tras de sí toda la historia y el peso del linaje que representa, pero eso no la convierte en inmune a las desavenencias entre sus miembros. La situación no es nueva y cada poco se sabe de antiguas y nuevas tensiones entre los seis hermanos que son sus representantes públicos desde la muerte, el 20 de noviembre de 2014, de la matriarca del clan, Cayetana Fitz-James Stuart, más conocida como Cayetana de Alba.
Un título de raigambre que ha recaído en el primogénito, Carlos Fitz-James Stuart (70 años), pero que ante la opinión pública se tambalea con cualquier declaración del resto de hermanos: Alfonso (68 años), Jacobo (64), Fernando (59), Cayetano (56) y Eugenia (50). Hermanos que por no ponerse no se ponen de acuerdo ni en el apellido que utilizan en primer lugar ya que el actual duque ha elegido Fitz-James Stuart, Jacobo ha preferido Siruela de donde ostenta el título de conde, y el resto Martínez de Irujo. Todos ellos de caracteres muy dispares. Serio y circunspecto Carlos; casi desconocidos Alfonso y Fernando; intelectual y editor de prestigio, Jacobo, y más públicos, mundanos y dicharacheros Cayetano y Eugenia.
Pero el encargado de abrir la última espita en el núcleo familiar ha sido Cayetano Martínez de Irujo, IV duque de Arjona y XIV conde de Salvatierra, Grande de España, jinete especializado en saltos, y el más parlanchín de los hermanos, además del más controvertido y mediático.
Ya se conocía su malestar con el hermano mayor por haberle indicado con cariño fraterno tras la muerte de su madre, que debía abandonar la zona del madrileño Palacio de Liria en la que vivía, y por dar por hecho consumado que se debía ir buscando la vida fuera de la protección de la Casa de Alba. Pero desde hace un par de semanas, Cayetano Martínez de Irujo no se corta a la hora de hablar sin filtros sobre la injusticia que a su juicio ha cometido con él su hermano y, en general, lo que él llama 'La Casa'.
El detonante ha sido el interés propio y ajeno por estar en el candelero tras su regreso a las competiciones hípicas después de pasar por su octava intervención quirúrgica desde 2014 a causa de una obstrucción intestinal con complicaciones. “Te educan sin mentalidad de ganar dinero y al morir mi madre me he quedado en la calle”, afirmó en el programa de televisión Liarla Pardo.
Cualquiera podría pensar que con 51 años que tenía al fallecer su progenitora ya podía haberse dado cuenta de que llegar a fin de mes es un tema harto complicado para muchos españoles, pero a Cayetano Martínez de Irujo le pilló por sorpresa. “Me quedé descolocado”, dijo durante la entrevista. “El 1 de enero de 2015, un mes después de morir mi madre, mi hermano Carlos me quitó de todo: todas las atribuciones que tenía dentro del palacio y dentro de la estructura, me dejó sin sueldo, me dejó en la calle. No tenía ningún ingreso”.
Según su versión, el varapalo le resultó doblemente extraño porque cinco años antes de la muerte de Cayetana de Alba había dejado su carrera deportiva para dedicarse por completo a llevar La Casa por expreso encargo de su madre. A él se debe que el patrimonio y la actividad de los Alba haya entrado en el siglo XXI, bueno eso “con el esfuerzo de todos los hermanos”. Que no se hayan arruinado del todo porque tuvo la genial idea de reunirse con Felipe González para preguntarle qué podían hacer para que los impuestos de una futura herencia no se los llevara por delante. También fue por él que su madre se enteró de una vez por todas que se había acabado la época de dar propinas de 100 euros porque la fortuna que existía al morir su padre hace 45 años, se había dilapidado. Y fue él quien convenció a la señora duquesa para hacer una donación en vida de los bienes y conseguir ahorrar una cantidad millonaria. Exactamente el resultado de la diferencia entre pagar un futuro impuesto de sucesiones o los correspondientes a una donación.
Todo según su idea de cómo sucedieron las cosas claro, porque el actual duque de Alba, Carlos Fitz-James Stuart se ha limitado a contestar: “No hay que hacerle caso. Es todo mentira. Yo no voy a contestar a esas tonterías”. Cayetano ha llegado a mencionar una carta escrita por su madre en la que pedía que sus hijos trabajaran juntos por el futuro de la Casa de Alba. Un extremo que su hermano Carlos también ha desmentido cuando fue interrogado por La Otra Crónica: “Eso es mentira y si fuera verdad no tiene efecto jurídico ninguno”. Más diplomática ha sido su hermana pequeña, Eugenia Martínez de Irujo, a quien Cayetano siempre ha estado muy unido. En la presentación de su última colección de joyas para la firma Tous, la duquesa de Montoro quitó importancia a las quejas: “A veces no tiene buen carácter y va por libre”. A lo que añadió que cada uno vive su vida y todos son muy independientes. El resto de los hermanos, calla.
En cualquier caso las ganas de hablar de Cayetano Martínez de Irujo han descubierto secretos palaciegos difíciles de cotejar. Por ejemplo que, según estaba estructurada la herencia, tendrían que haber pagado al Estado 42 millones de euros y que, gracias a la donación en vida, consiguieron resolverlo por seis o siete, que es lo que quedaba en las arcas. Que su herencia en metálico, siempre ateniéndose a sus palabras, ha sido cero. Y que muchos de los problemas actuales se deben, a su juicio, a años de falta de gestión y cero control, porque cuando él se hizo cargo de las cosas les “estaba robando hasta el apuntador”. También que su sueño habría sido ser ingeniero agrónomo, pero que dejó la carrera porque Jesús Aguirre, el segundo marido de su madre, que ahora se ha sabido era malísimo con ellos, “le dijo que no iba a trabajar para La Casa”. Una advertencia que a lo mejor podría haberle convencido antes para buscar trabajo fuera de ella.
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