Los Alba, una familia resquebrajada al cumplirse cuatro años sin la duquesa
Este martes se cumple el aniversario de la muerte de la aristócrata. Una misa en Sevilla la recordará, pero solo acudirán dos de sus hijos
Carlos Fitz-James Stuart gestiona con mano dura el ingente patrimonio de la Casa de Alba. El nuevo jefe de la casa más aristocrática de España no ha hecho grandes cambios. Su papel es continuista porque él, de hecho, ya estaba al frente de la familia en vida de su madre con la ayuda de algunos de sus hermanos. Pero cuando este 20 de noviembre se cumplen cuatro años de la muerte de la duquesa, su sucesor ya ha delimitado su territorio dejando claro que él es el depositario del legado y su administrador. Esta definición de funciones ha supuesto en algunos casos una quiebra en las relaciones de los hijos de Cayetana. En público no hablan de desavenencias, pero los hechos confirman que cada uno hace su vida. Este martes en Sevilla se oficiará un funeral en recuerdo de la aristócrata fallecida y, salvo sorpresas de última hora, solo asistirán dos de sus hijos: Cayetano, que ha organizado el oficio religioso, y Fernando, el más conciliador de los seis hermanos.
En una entrevista con este periódico el actual duque de Alba justificaba la ausencia de sus hermanos de las viviendas del palacio de Liria —donde vivían hasta la muerte de su madre— con el argumento de que ese era ahora el lugar de sus hijos, Fernando y Carlos. "Liria es la casa del duque de Alba. Mis hermanos pueden venir".
En estos años de ausencia de la duquesa de Alba son contadas las ocasiones en que los hermanos se han reunido. Que se sepa la última, y quizá la única, fue hace un mes, cuando en el palacio de Liria se casó Fernando, actual duque de Huéscar y por tanto heredero de la Casa, con Sofía Palazuelo. Cuentan los invitados que allí estaban todos, pero no hay ningún testimonio gráfico que lo corrobore.
Eugenia, la menor de todos, el año pasado escogió precisamente las fechas del aniversario de la muerte de su madre para contraer matrimonio con Narcís Rebollo, presidente de la compañía de discos Universal, en Las Vegas. Preguntada por ello, la duquesa de Montoro señaló: "No necesito nada para recordar a mi madre, la llevo todos los días en mi corazón".
Este año tampoco se espera al actual duque de Alba, que asegura tener compromisos profesionales que cumplir. Pero a nadie se le escapa que la muerte de la aristócrata ha dejado al descubierto muchas heridas.
Que la duquesa fue una mujer singular resulta de sobra conocido. Amante del flamenco, de los toros, de los artistas, no fue una aristócrata al uso. Pero lo desconocido para muchos es su faceta de madre y esposa. El actual duque de Alba, sentado en uno de los impresionantes salones del Palacio de Liria rodeado de cuadros de Goya, recordó para el programa de TVE Lazos de sangre una infancia que no fue fácil en lo emocional. “Conmigo era especialmente dura. Con los pequeños más cariñosa”, contó con un punto de emoción. Pese a ello, el aristócrata explicó que sigue sus pasos como actual responsable de la Casa. “Yo sabía lo que le gustaba y eso es lo que yo sigo haciendo. Limpio los cuadros, cuido de que todo esté como ella hubiera querido”, desveló. Y añadió: "Nunca me dijo que me quería, pero yo sabía que me quería".
Catorce veces Grande de España, Cayetana fue la jefa de la Casa de Alba y una destacada figura de la vida social pero, por encima de todo, un personaje irrepetible que no dejaba a nadie indiferente. Para casarse por tercera vez repartió su gran patrimonio y antes de morir pidió a los suyos que permaneciesen unidos. Pero poco se ha cumplido. Los Alba no son una familia unida, el reparto de la herencia abrió heridas que no han cicatrizado.
La llegada de otro hombre, Alfonso Díez, a la vida de su madre, supuso una nueva revolución. El que fuera duque consorte venera su recuerdo en silencio. Resuelta su herencia mantiene una correcta relación con los hijos de quien fuera su esposa. "Ella ha sido lo mejor que me ha pasado", dice cuando se le pregunta por ella.
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