Un año sin la duquesa de Alba
La familia se reúne en un funeral en Sevilla al que solo asisten tres de sus hijos
Alfonso Díez llegó a Sevilla a primera hora de la mañana de este viernes. Lo hizo solo. En el AVE. Allí coincidió con alguno de los nietos de la que fue su mujer. Un par de besos por compromiso y al final del viaje cada uno por su lado. Eso sí, al mediodía la familia apareció reunida para recordar a Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, que tal día como hoy de hace un año murió en el palacio de Dueñas, la residencia en la que vivió sus últimos años y en la que se casó por tercera vez. Tenía 88 años. Catorce veces Grande de España, era la jefa de la Casa de Alba y una destacada figura de la vida social pero, por encima de todo, un personaje único e irrepetible que no dejaba a nadie indiferente. Para casarse por tercera vez repartió su gran patrimonio y antes de morir pidió a los suyos que permaneciesen unidos. Poco se ha cumplido.
Los Alba no son una familia unida, lo intentaron mientras su madre vivió. Cayetano, el menor de los varones, ha reconocido públicamente que la duquesa “no propició” el afecto entre ellos. Este viernes Cayetano ha sido el gran ausente en el homenaje a su madre. Problemas de salud se lo han impedido. Pocos días después de morir Cayetana de Alba, él pasaba por el quirófano y una semana antes del primer aniversario ha entrado por la misma dolencia dos veces más en la sala de operaciones en una semana. Pero para evitar especulaciones ha emitido desde el hospital un comunicado explicando los motivos de su ausencia. Jacobo tampoco acudió por enfermedad y Eugenia por encontrarse de viaje.
El resto se ha acomodado en los primeros bancos de la iglesia del Cristo de los Gitanos, donde están enterradas las cenizas de la aristócrata que prefirió una estancia más acorde con su personalidad que el gran pabellón de los Alba en Loeches (Madrid).
Cayetano ha sido quien en este tiempo de ausencia materna ha hablado y eso que a él no le gustan los medios de comunicación. Por él hemos sabido que mantiene el contacto con Alfonso Díez, con el que almuerza de vez en cuando. Carlos, el nuevo duque de Alba, dice que el viudo es “escurridizo” a la hora de aceptar sus invitaciones. Carlos y Cayetano también se han distanciado. En vida de su madre trabajaron juntos para modernizar la Casa de Alba pero una vez que el primogénito heredó propiedades y honores marcó sus reglas. “La Casa de Alba siempre ha estado regida por el duque de Alba y siempre ha contado en momentos puntuales con la colaboración familiar”, ha dicho. Y el duque es él y sus dos hijos necesitan espacio en el Palacio de Liria. Por eso Cayetano dejó la residencia familiar y su puesto de trabajo para ocuparse de sus asuntos. Solo Eugenia, la hermana menor, sigue bajo la protección de su hermano mayor.
Al margen de diferencias personales, hay discrepancias a la hora de repartir lo que resta de la herencia de la duquesa de Alba. Cuando hay que tasar obras de arte es difícil poner cifras. Hay quien asegura que en juego hay algo más de un millón de euros. De esa cantidad debe salir una partida para Alfonso Díez, a quien el tiempo ha hecho justicia. Su matrimonio con Cayetana no engordó sus arcas como muchos pensaron. Díez ha regresado a su piso de soltero en Madrid, pasa largas temporadas en Palencia con sus hermanos y está a punto de comenzar a cobrar su pensión de jubilación. La duquesa dijo en vida que recibiría otra pensión procedente de la Casa de Alba pero no lo dejó escrito, confió que su deseo se cumpliera. El nuevo duque de lo que sí se ha hecho cargo es del pago de la hipoteca de la casa que su madre regaló a Díez en Sanlúcar de Barrameda.
En su primera entrevista como nuevo duque habló de su proyecto para la Casa de Alba. “En primer lugar, consolidar y racionalizar unos activos muy variados y complejos que tienen su origen hace casi 600 años, estabilizando su gestión, y continuar enriqueciendo su Patrimonio Histórico, por ejemplo completando la digitalización de su archivo”. Pero paralelamente ha intentado en estos meses obtener liquidez, por un lado negociando de momento sin éxito el alquiler de algunas zonas del palacio de Liria y por otro con la apertura del palacio de Dueñas al público -que de momento no ha logrado por falta de permisos-. En marzo el Tribunal Superior de Justicia de Madrid le prohibió vender en Christie’s una carta enviada en 1498 por Cristóbal Colón a su hijo Diego. Pidió 21 millones.
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