Si Cayetana de Alba levantara la cabeza
Pidió por escrito a su familia que permaneciera unida, pero al cumplirse tres meses de su muerte su viudo hace vida aparte, su hijo Carlos maneja en solitario la Casa y una de sus nueras quiere anular su matrimonio
Cuando se cumplen tres meses de la muerte de Cayetana de Alba, la gran aristócrata española y un referente de la vida social, pese a las recomendaciones que dejó escritas en su testamento para que su familia permaneciera unida han sucedido algunas cosas que no le gustaría ver si levantara la cabeza: cambios en la gestión de su Casa, la situación en la que se halla su viudo, el enfrentamiento de su hijo Cayetano con su exmujer y hasta una investigación de Hacienda. Asuntos que los Alba intentan manejar con discreción. En este tiempo de luto, tanto los seis hijos de la duquesa de Alba —Carlos, Alfonso, Jacobo, Fernando, Cayetano y Eugenia— como su viudo se exponen lo menos posible ante los medios, y, menos aún, hacen declaraciones. Y eso que no faltan ofertas. A Alfonso Díez le han hecho suculentas invitaciones para que hable de los últimos días que vivió junto a la aristócrata y sobre todo para que explique en qué situación económica se ha quedado tras salir de la Casa de Alba. Pero Díez guarda silencio. No ha salido de su boca ni una palabra desde que dio las gracias a todos por el cariño demostrado a su esposa en su funeral. Si fue discreto en vida de Cayetana, más lo está siendo en su ausencia, aunque ello no significa que esté parado en defensa de sus intereses.
Mucho se ha hablado del testamento que dejó la aristócrata pero poco se sabe de la parte que le ha podido corresponder a su viudo. Sus hijos solo han aclarado que casi todo ya se repartió en vida de ella. Ocurrió hace tres años, antes de que Cayetana se convirtiera en señora de Díez. Así que una vez que el legado de la Casa de Alba estuvo blindado solo quedaba por decidir a quien iría el patrimonio más personal de la duquesa. Ahí es donde comienzan las cábalas.
Antes de Navidad, un mes después de la muerte de la aristócrata —ocurrida el pasado 20 de noviembre— se abrieron sus últimas voluntades, en las que hay un apartado para el viudo. Díez, funcionario de profesión, dejó su trabajo para casarse y trasladarse a vivir a Sevilla. Ya entonces se habló de que su esposa dispuso una cantidad para él cuando ella no estuviera —aunque no hay confirmación de la pensión de 3.000 euros de la que se ha hablado— pero, según algunas fuentes consultadas, el testamento no está del todo claro por lo que sus abogados están en plena negociación con los hijos de la que fue su esposa.
El único bien que Díez recibió en vida fue una casa en Sanlúcar de Barrameda que la duquesa le regaló y que lleva muchos meses en obras de rehabilitación. Pero parece que él no tiene la intención de habitarla y la ha puesto en venta. El viudo vive ahora en Madrid, donde mantuvo su piso de soltero, y lo hace arropado por sus hermanos. En diciembre sacó sus cosas del palacio de Las Dueñas, la residencia sevillana que compartió con la duquesa. La casa la ha heredado Fernando, el hijo mayor del ahora duque de Alba, Carlos, y la intención del nuevo jefe de la familia es abrirla al público. Carlos está ya marcando su territorio. Si hasta la muerte de su madre gestionaba la Casa de Alba con la ayuda de su hermano Cayetano, ahora este ha dejado la tarea que le encomendó su madre. “A partir de ahora cada uno de nosotros nos dedicaremos a lo nuestro”, ha dicho el menor de los varones.
Cayetano, además de emprender un nuevo rumbo profesional, se enfrenta a una revisión de los términos de su divorcio. La que fue su esposa, Genoveva Casanova, quiere la nulidad de su matrimonio para poder iniciar una nueva vida con su actual pareja, el exministro José María Michavila, hombre de férreas creencias religiosas. Cayetano quiere aprovechar este momento de cambios y en juego está, entre otras cosas, la vivienda que paga a su exesposa en una de las mejores zonas de Madrid y el internado británico en el que estudian los hijos de la pareja. El convenio que firmaron Cayetano Martínez de Irujo y Genoveva Casanova contó con el respaldo de la duquesa, que siempre mantuvo excelentes relaciones con quienes fueron sus nueras.
Cayetano ha sido uno de los Alba que en términos más elogiosos ha hablado sobre el viudo. “Siempre mantendré una relación de afecto y cercanía”, ha dicho. Ellos, que desconfiaron tanto de Alfonso Díez, se han deshecho en adjetivos por las atenciones que brindó a su madre el tiempo que permaneció junto a ella. Fernando se ha expresado en términos similares. Pero el tiempo pone distancias y Díez está cada vez más alejado de los Alba, no así de los amigos que Cayetana dejó en Sevilla. Curro Romero y Carmen Tello están pendientes de él como le prometieron a la aristócrata.
En estos tres meses sin la duquesa también ha aflorado un asunto con claroscuros. Los inspectores de la policía encontraron el nombre de Cayetana de Alba en un par de documentos de entre los incautados en la Operación Emperador, caso en el que se investiga una trama para blanquear dinero liderada por el empresario chino Gao Ping. No fue una sorpresa que apareciera un nombre conocido: Gao Ping y su organización trabajaban con empresarios y aristócratas españoles. Los papeles estaban fechados el 19 y 20 de abril de 2010, y reflejaban dos transferencias de una cuenta del banco Lombard Odier de Ginebra a un ciudadano chino, que para más señas era el padre de Gao Ping. A cambio del dinero enviado a China, la duquesa recibía una cantidad parecida en España y así evitaba todo movimiento de dinero en bancos nacionales. El hallazgo supuso el conocimiento de que tenía una cuenta en Suiza no declarada. La investigación patrimonial sobre todos los bienes y cuentas de la duquesa que estaba efectuado la Agencia Tributaria sigue activa y aún puede afectar a sus herederos.
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