Turismo insostenible
Lo que está ocurriendo en el Everest es el ejemplo más ilustrativo de la locura en la que se ha convertido el turismo. Campamentos masificados rodeados de vertederos, y una fila interminable de alpinistas y seudoalpinistas que a cambio de una considerable suma de dinero son llevados en volandas hasta la cumbre para hacerse un selfi en la cima del mundo. Los que no quieren ser turistas del montón acaban formando su propio montón. Pronto no quedará en la Tierra un solo lugar natural, un rincón privilegiado o un pueblo bello sin arrasar, sin masificar y ser convertido en un parque de cartón piedra para servir de fondo a la foto de la que presumir, sin pensar en la sostenibilidad ni medir las consecuencias. El negocio es el negocio. Sí, el Everest puede ser un gran negocio; aprovechémoslo. Una idea: ¿qué tal una escalera mecánica para atraer a más gente?
Sebastián Fernández Izquierdo, Alicante.
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