Sillas excepcionales para gente que se sienta como David Bowie
Una muestra en Nueva York reúne creaciones de 48 artistas, entre ellos el español Jorge Penadés. Pero no son cualquier silla. Como proclamaba el cantante británico, "dicen algo sobre ti"
"¿Quién habrá inventado la silla? Alguien con amor a sí mismo". La escritora ucraniana-brasileña Clarice Lispector dedicó parte de sus mejores relatos a cuestionar las cosas, lo doméstico y lo que lo rodeaba. En su obra Silencio (1974) hizo famosa esta frase, para añadir después su reflexión sobre la suprema cotidianidad de este objeto en el que pocos reparan: "Después los siglos se sucedieron y nadie más prestó realmente atención a una silla, pues usarla es casi automático".
En contra de esta conclusión doméstica camina la exposición The Chair, de la galería The Future Perfect de Nueva York, en la que 48 artistas presentan diseños únicos, "bajo el reto de reinventarlo", en una reflexión sobre el concepto de asiento. Entre los creadores invitados está el diseñador español Jorge Penadés (Málaga, 1985), con una silla realizada en vidrio templado de 12mm, en la que las piezas no están unidas con ningún tipo de cola o pegamento. "El sistema de unión es simplemente mecánico y se consigue a través de la tracción que genera la carraca y la capacidad de resistencia del cuero a tensión", cuenta.
La silla, bajo el nombre Look Mum no UV!, en alusión al tipo de pegamento con luz ultravioleta habitual utilizado con este tipo de vidrio (aquí inexistente), tiene un peso de 30 kg y, en su diseño, Penadés buscó "dirigir la mirada al sistema de unión de las piezas". Cintas de cuero y carracas metálicas de amarre son las protagonistas: "Al tener un objeto transparente, la atención va directamente a estas zonas de unión y, además, hace comprender cómo funciona este sistema constructivo al poder seguir con la mirada la cinta de cuero". La silla se ha puesto a la venta por un precio de 5.200 dólares (4.700 euros).
Sillas con forma de perro
En The Chair, los artistas y diseñadores participantes han intentado responder a la pregunta de si es o no un mero objeto creado únicamente para sentar a una persona. "La historia de la silla refleja la evolución humana y, a lo largo de los milenios, ha simbolizado todas las facetas de una era, desde los tronos napoleónicos hasta las humildes sillas de plástico para escuelas producidas en los Estados Unidos de mediados del siglo XX", cuentan desde la galería.
La exposición, que ha sido comisariada por David Alhadeff, el propio dueño de la galería, ha rescatado como línea argumental la frase de David Bowie: "¿Por qué molestarse en elegir una silla determinada? Porque esa silla dice algo sobre ti". Y así, en el catálogo aparecen ejemplos como la silla esférica metálica de Ben Barber, la Nalgona Chair de Chris Wolston, realizada en mimbre colombiano del Amazonas, o los asientos de cerámica con forma de perrito de Katie Kimmel. "Le pedimos a cada artista que creara una silla única que personifique quiénes son como artistas. Los resultados son abrumadores y extremadamente personales", cuenta Laura Young, directora de The Future Perfect.
Desde objetos funcionales a los más artísticos, la silla vive un momento de reinvención continua. Penadés, que ya diseñó la Nomadic Chair, un asiento portátil que se podía llevar como una mochila y montar por uno mismo a través de una estructura sin tornillos, clavos o cola, confirma que este tipo de piezas son las más deseadas de crear por un diseñador. "A mí últimamente me interesan más los objetos pequeños, es mucho más difícil hacer algo inteligente en una escala menor que en una mayor", explica. Por ahora, su último asiento de vidrio es resistente: "Me he sentado en ella, es lo primero que hago siempre que produzco algo, lo maltrato, a ver cómo reacciona". Ni rastro de fisuras o escamas de cristal en el suelo.
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