De un campo de refugiados de Tailandia a maquillador preferido de las estrellas
Gisele Bündchen, Sophie Turner, Julianne Moore, Selena Gomez o Bella Hadid confían en el trabajo de Hung Vanngo, autor de los estilismos de más éxito en las alfombras rojas
Hung Vanngo ya es él mismo una estrella aunque su fama no le hace pisar las alfombras rojas sino hacer que actrices, modelos y cantantes brillen sobre ellas. Vanngo es un artista del maquillaje al que acuden famosas de talla internacional como Julianne Moore, Selena Gomez, Gisele Bündchen, Sophie Turner, Emily Ratajkowski, Chrissy Teigen o Bella Hadid, quienes fieles a sus pinceles confían en el maquillador cuando tienen que mostrar su imagen más glamurosa. Su trabajo le ha convertido en uno de los preferidos de las celebridades pero también en un profesional cotizado por las mejores revistas del mundo para figurar en los créditos de maquillaje de sus portadas más cuidadas.
Este martes, en un vídeo publicado por CNN, Vanngo compartía el mensaje que una actriz, de quien no desveló el nombre, le había enviado a su móvil: “Eres un verdadero artista. Me quité el maquillaje y sentí que estaba derritiendo una obra de arte. Es un honor para mí haber sido tu lienzo durante el fin de semana”.
El reconocido maquillador no desvelaba esta felicitación por ego sino para afirmar rotundo: “Ese mensaje fue para mí saber que había escogido la profesión correcta”. No es una declaración menor porque Hung Vanngo, de origen vietnamita, no ha tenido una infancia y juventud fáciles y sus palabras vienen a reafirmar un mensaje que quiere que llegue a otros: “Si trabajas duro, lo lograrás”.
Sabe bien de lo que habla. Vanngo nació en Vietnam en una familia de seis hermanos, cuatro chicas y dos chicos, criados por una madre soltera. “En aquel momento la política de mi país era inestable y mi madre invirtió todos sus ahorros para que los tres más pequeños pudiéramos escapar de Vietnam”, ha explicado el maquillador en una entrevista concedida a CNN.
Él tenía solo seis años cuando se sentó junto a una de sus hermanas y su otro hermano en una pequeña barca que su madre creía era su pasaporte para llegar a Estados Unidos y encontrar una vida mejor. Pero el viaje se paró en Tailandia donde, nada más desembarcar, Vanngo y su hermana pequeña estuvieron a punto de morir ahogados en una especie de arenas movedizas: “Mi hermana pequeña y yo nos fuimos hundiendo en el barro hasta que nos llegó casi al cuello. Por suerte nos rescataron unos tailandeses que estaban por allí tirándonos una gran cuerda”, cuenta el maquillador afincado actualmente en Nueva York. Los tres hermanos salvaron la vida pero todavía les quedaban muchas penurias por vivir y pasaron tres años en un campo de refugiados que Vanngo, que ahora se codea con las más conocidas celebridades, recuerda como un lugar pequeño donde todo el mundo dormía en el suelo. “Allí los días consistían básicamente en seguir esperando”, rememora el maquillador.
Según relata él mismo, el cambio llegó a sus vidas gracias a una camarera de un hotel de Calgary (Canadá), que vio una foto de los tres niños en una oficina de inmigración y decidió ayudarles. Ella consiguió su traslado desde el campo de refugiados hasta la ciudad canadiense y ella les ayudó a encontrar un hogar y se aseguró de su escolarización.
Vanggo comenzó a trabajar en un salón de Calgary y allí utilizó a algunas de sus compañeras para practicar con los pinceles. Sus inicios como peluquero pronto quedaron a un lado. “Cuando era joven siempre me gustaba pintar y dibujar y me enamoré del maquillaje. La gente me conoce sobre todo por mi maquillaje de ojos, es como crear una ventana al alma”, explica este profesional al que se rifan las famosas.
El campo de refugiados sigue presente en su vida. “Mis hermanos y yo cuando se nos presenta un reto siempre recordamos aquel momento en el que estábamos luchando por nuestras vidas”, asegura Vanngo. Pero ahora le reclaman para los Oscar, los Globos de Oro o la gala Met y su palabra es ley para muchas estrellas que siguen fielmente sus consejos y se ponen en sus manos sin condiciones.
“Nunca hubiese pensado en mi vida como es ahora”, dice Vanngo. “Mi objetivo es siempre trabajar duro y asegurarme de que mi madre y mi familia estén orgullosas. Si pudiera darle un consejo a ese niño que estaba en Vietnam sería: ‘Cualquier cosa es posible”.
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