La manguera de Casado
El líder del PP ha pasado de pedir tregua a Vox y Ciudadanos a necesitarla en su propio partido
Pablo Casado podía haber elegido cualquier refrán o dicho popular en el rico espectro de nuestra lengua y observen cuántos podrían haberle ido al pelo: dime con quién andas y te diré quién eres; del árbol caído, todos hacen leña; cría cuervos y te sacarán los ojos; en el país de los ciegos, el tuerto es el rey; el que a hierro mata, a hierro muere; el movimiento se demuestra andando; el hábito no hace al monje; mismo perro con distinto collar; el que mucho abarca, poco aprieta; el que ríe el último, ríe mejor; el que lo rompe, lo paga; el que siembra vientos, cosecha tempestades; éramos pocos y parió la abuela, o incluso: el casado, casa quiere. Etcétera. De lugares comunes y facilones estamos todos llenos.
Pero como callar es de sabios, y no de políticos, eligió una expresión en el último día de campaña que merecería recordar aquello de que en boca cerrada no entran moscas: “Entre bomberos no nos pisamos la manguera”.
Bomberos: esa profesión tan varonil y estéticamente potente por su sentido mesiánico y su tradición de calendarios para todos los gustos. Manguera: mejor no profundizar.
Así que ahí tenemos a Casado-casa-quiere enarbolando la herramienta de combate para pedir tregua a Vox y Ciudadanos en la carrera conjunta para destronar a Pedro Sánchez. Y qué mal le ha salido. No solo se la pisaron los rivales (Ciudadanos fichó al expresidente madrileño Garrido; Vox le acusó de “derechita cobarde”), sino que ahora asistimos al pisoteo colectivo de mangueras en el seno y desde el seno del propio PP.
Casado y Aguirre se la pisan a Rajoy al atribuirle el fracaso electoral; Casado se la pisa a Aguirre al recordar las “mamandurrias” que recibió Abascal, aunque no las suyas propias; Aguirre se la pisa a Casado al acusarle de pegar una patada a Abascal “en mi trasero”. Vox ha pasado de posible socio de Gobierno (y aliado en Andalucía) a ser de extrema derecha; y líderes como Sémper o Albiol no quieren a Casado en su particular calendario electoral.
Olvidan, por usar otro dicho manido, que los electores, como los clientes, suelen tener razón. Y en ellos suele estar la respuesta.
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