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La última locura de Kanye West: ‘oficia’ misa los domingos

El artista organiza cada semana conciertos secretos y exclusivos con una escenografía cargada de espiritualidad, como si de un servicio religioso se tratase

Kanye West oficia su Servicio de Domingo en el festival de Coachella 2019, en Los Ángeles.
Kanye West oficia su Servicio de Domingo en el festival de Coachella 2019, en Los Ángeles.gtresonline
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La larga lista de figuras con las que Kanye West se suele comparar a sí mismo está repleta de nombres de peso: Pablo Picasso, Leonardo da Vinci, Steve Jobs… e incluso el apóstol San Pablo. Quizás por eso no es casualidad que la religión se haya convertido en la última obsesión del rapero, productor y marido de Kim Kardashian. Después de enfurecer a sus seguidores (y dar alas a sus críticos) con su apoyo explícito a Donald Trump e incluso de anunciar que se presentará a la presidencia de Estados Unidos, West ha vuelto a hacer gala de su singularidad con su último proyecto: una serie de conciertos semanales secretos y exclusivos que, bajo el nombre de Sunday Service, reinterpretan su música en clave gospel como si de una verdadera misa se tratase.

Cada domingo, West congrega a un selecto grupo de invitados para ofrecerles un recital en el que mezcla música y espiritualidad. No falta detalle. Hay un coro gospel, algún sermón ocasional y decenas de móviles que lo graban todo para después mostrar en las redes sociales retazos de estas reuniones a las que solo se accede con invitación. Ello a pesar de que, para poder asistir, los invitados deben firmar un acuerdo de confidencialidad y prometer que no hablarán con la prensa, según apunta la revista Variety.

La primera en saltarse todo ese secretismo ha sido la propia esposa de West. La familia Kardashian al completo es la audiencia más fiel de los Sunday Service, en los que también se han dado cita Katy Perry, Orlando Bloom y Courtney Love, entre otras caras conocidas. Desde que estos conciertos-misa arrancaran el pasado 6 de enero (día de la Epifanía del Señor, tampoco es casualidad), Kim ha publicado en sus cuentas de Instagram y Twitter multitud de vídeos de los conciertos, en las que también han participado colaboradores habituales del músico como los raperos Kid Cudi y Chance The Rapper. En ellos se ve una escenografía minimalista y a un Kanye West que ejerce más como maestro de ceremonias que como estrella protagonista.

Pero a pesar de la estética religiosa de las reuniones, de momento parece que se trata solo de música. “Es una experiencia curativa para él”, ha explicado Kardashian en una entrevista en la revista Elle. “Es solo música. Es algo en lo que él cree, en Jesús, y hay una atmósfera cristiana. Pero no hay oraciones”. La pareja tiene tres hijos en común —North, Saint y Chicago— y esperan un cuarto para este mes, por gestación subrogada.

Este proyecto llega tras una de las épocas más complicadas del artista. Acostumbrado a la polémica desde el inicio de su carrera, la popularidad de West ha tocado fondo en los últimos meses por su apoyo a Trump. El rapero también ha tenido que lidiar con problemas de salud mental. A finales de 2016 ingresó en una clínica psiquiátrica por un episodio de “psicosis temporal” y en la portada de su último disco, Ye (2018), insinúa que sufre un trastorno bipolar.

La localización de estos singulares conciertos cambia cada semana. Y es de lo más inverosímil. West ha organizado sus particulares misas en bosques a las afueras de Los Ángeles, en su propia casa e incluso en la sede de Adidas, en Portland. Hasta allí se llevó a su séquito al completo en un avión privado, solo para ofrecer el recital.

El despliegue más espectacular tuvo lugar hace dos semanas en el festival de Coachella. El Domingo de Resurrección, para más señas. El rapero ofreció su Sunday Service en público por primera vez, ante 50.000 asistentes en directo y en streaming a través de YouTube. La actuación se confirmó después de que West se cayera del cartel de este año. En un principio, el rapero iba a encabezar el popular festival de música, que se celebra cada mes de abril en California. Pero su exigencia a última hora de construir un enorme escenario circular solo para su actuación obligó a los organizadores a buscar un reemplazo y fichar a Ariana Grande como cabeza de cartel en su lugar.

La alegoría religiosa no es nueva para West, que cuenta con 21 premios Grammy y 21 millones de discos vendidos. El artista irrumpió en 2004 en la escena musical con la canción Jesus Walks, ha aparecido en la portada de la revista Rolling Stone con una corona de espinas en la cabeza y uno de sus álbumes se titula Yeezus (2013), un juego de palabras entre Jesús y Yeezy, uno de sus apodos. Este nuevo experimento ha disparado los rumores sobre cuál será su próximo paso: hay quien piensa que prepara un disco de música cristiana y la revista People cuenta que lo que realmente quiere es fundar su propia iglesia. Mientras se disipan las dudas, el artista ha empezado a vender en su web sudaderas promocionales con las palabras “Espíritu Santo” a 200 euros la pieza.

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